Sanguinetti y Mujica: una “extraña pareja” en “jubilación activa” con un mensaje antigrieta para el sistema político

Ambos expresidentes coincidieron en que Uruguay vive hoy una nueva modalidad de bipartidismo, de grandes espacios que se reúnen por afinidades o familias ideológicas necesarias para evitar la dispersión y la opinión sin articulación

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Hay momentos en que estos dos hombres octogenarios, ambos expresidentes de la República surgidos desde trincheras bien opuestas, funcionan como la aceitada dupla de un show de stand up. Uno da el pie y el otro remata. Uno levanta el centro y el otro cabecea. Y ahí es que ocurre la magia de la aprobación con carcajadas o aplausos del auditorio. Hacen las pausas justas, se esperan, no se pisan, se complementan como si jugaran de memoria arriba del escenario. A veces para subrayar un comentario mordaz. Y otras para enfatizar una reflexión con visos filosóficos. El colorado Julio María Sanguinetti y el frenteamplista José Mújica renunciaron al Senado a la misma vez, el mismo día. Fue en octubre de 2020 en una sesión parlamentaria especial organizada por la vicepresidenta Beatriz Argimón. Y desde entonces han capitalizado esa coincidencia como una señal necesaria, como un mensaje de unidad al sistema político y a la sociedad en general.

Lo hacen siempre que tienen la oportunidad: en este tipo de conversatorios organizados por Búsqueda, en la presentación del libro de los periodistas Alejandro Ferreiro y Gabriel Pereyra en Buenos Aires, que los tiene como protagonistas, o en un viaje a Brasilia, junto con el presidente Luis Lacalle Pou, para estar presentes en la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva y jactarse ante la mirada internacional de la convivencia democrática uruguaya.

Ahí van los dos con su discurso antigrieta.

“Una extraña pareja en jubilación activa”—como definió ayer miércoles Sanguinetti— que ahora transita el mismo camino para “tratar que los jóvenes entiendan que los que tienen recorridos distintos tienen, sin embargo, concordancias básicas”. Mujica acotó que hay una “ilusión de que las sociedades modernas puedan ser unánimes”, con pensamiento único. “Eso ya no es utopía, es ucronismo. Las sociedades modernas cada vez van a ser más conflictivas”, advirtió. Y abogó por una “actitud abierta y de respeto”. “Nada vale más que aprender a convivir”, reflexionó en el ciclo Desayunos Búsqueda.

La izquierda y la derecha

El expresidente frenteamplista dijo que la izquierda o la derecha son “palabras que inventó la Revolución francesa por el lugar en que se sentaban”, pero concedió que siempre ha habido una cara de cambio y una cara conservadora. “Son parte de nuestra humanidad. Las dos tienen peligros y deformaciones. La izquierda: caer en infantilismos y confundir sentimientos con realidades. La derecha: dejar de ser conservadores y caer en lo reaccionario. Ese es el vaivén de la historia humana. No empezó con nosotros. Ni termina con nosotros”, apuntó, separando en sílabas lentas para enfatizar.

El dos veces mandatario colorado habló también de la Revolución francesa como paradigma ideológico con aspiraciones y compromisos conservadores de libertad e izquierdistas de igualdad. “Pero en definitiva es la fraternidad la que tiene que equilibrar las cosas”, señaló. Y luego de hacer un recorrido histórico sobre los grandes bloques enfrentados, dijo que actualmente se vive “una política de síntesis”. “En todo nuestro occidente predomina como concepto una república de centro, maleable, en permanente cambio”.

Ambos coincidieron en que Uruguay vive hoy una nueva modalidad de bipartidismo, de grandes espacios que se reúnen por afinidades o familias ideológicas. “Por suerte existen”, dijo Sanguinetti, que señaló la dispersión, la fragmentación progresiva de opinión sin articulación, “como un gran problema que lleva a la ingobernabilidad”. Mujica advirtió sobre una “crisis de representación” política, imaginó un futuro con “pequeños gobiernos” divididos por áreas y regidos por un gobierno central que pautará “lo que no se debe hacer más que lo que se debe hacer”. Dijo que a la humanidad “le queda mucho conflicto” por resolver. Y si bien subrayó que no cree en los gobiernos unánimes, destacó que la “poca experiencia de acuerdo” en el Uruguay “siempre dio frutos”. Luego lamentó que no haya “ni un lugar” para pensar en lo que viene “sin prensa, sin micrófonos, sin pamento mediático; conversar para alumbrar ideas nuevas porque la circunstancia también es nueva”.

“O nos subimos de alguna manera al desarrollo o vamos a quedar en el pelotón de los irrelevantes”, lanzó. “Esto es un desafío”, agregó, y remarcó que lo decía con “intención”. Ante la consulta de los periodistas de Búsqueda, Mujica precisó que le “duele” que haya “necesidad” de avanzar en algunas cuestiones que hoy son urgentes y que se podían haber previsto. La crisis del agua sobrevoló su discurso. Recordó un viaje a Finlandia cuando era ministro de Ganadería y observó un “gigantesco laboratorio” en un sótano en el que se había “invertido un platal”. “Estaban probando especies, árboles, la conducta de los pastos. Calculaban el clima dentro de 30 años. Y nosotros estamos frente al cambio climático, hemos soportado una seca fenomenal y no estamos haciendo nada”, lamentó. Y aclaró que no quería atar esto a la coyuntura actual del agua salada saliendo en las canillas de Montevideo y la zona metropolitana.

Para el expresidente frenteamplista, se necesitan “políticas de largo plazo” que vayan “mucho más allá de la vida de un gobierno”. “Esto no es de izquierda, o de derecha o de centro. ¡Esto es de ser idiota!”, tiró, y volvió a lamentar que no existan espacios para discutir discretamente de estos asuntos.

El uruguayo, una “raza superior”

Sanguinetti, optimista, le puso un matiz al encendido discurso de Mujica sobre la falta de acuerdos para proyectos de largo aliento. Y resaltó algunas políticas en conjunto a lo largo de los años. “Desde Conaprole hasta la política forestal que cambió la matriz productiva del país”, ejemplificó. “No hay una mala experiencia para encontrar estos caminos. Por algo de algún modo los de afuera nos ven tanto mejor que lo que nos vemos nosotros”, dijo. “Pero también…”, interrumpió Mujica, irónico. Y Sanguinetti recogió el guante. “Uno va a Buenos Aires y vuelve hinchado. Parece que somos una raza superior, algo extraño”, comentó jocosamente el expresidente colorado. Y continuó con otra anotación al lamento de Mujica sobre la falta de espacios sin aspavientos mediáticos para debatir ciertos temas. “Además de hablar mano a mano tenemos que hablar en público porque la conciencia pública es fundamental”, le subrayó. “Desde luego”, coincidió Mujica.

Entre el público asistente a la charla estaban potenciales candidatos a ocupar el sillón presidencial. La primera fila de la Sala Magnolio la ocuparon el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, y la vicepresidenta Argimón por el Partido Nacional. Y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, por el Frente Amplio. Los periodistas de Búsqueda les pidieron a los disertantes alguna recomendación para ellos si son candidatos presidenciales, pensando en cuidar esa supuesta buena imagen internacional que tiene el Uruguay.

“Que no se ofendan en su intimidad humana, que discrepen todo lo que tengan que discrepar. Se puede discrepar y pelear por cosas muy serias y mantener un hilo abierto para el nosotros”, empezó Mujica. “Somos tres millones y poco y cada vez más viejos. Y hay lujos que no podemos darnos. Podemos criticar mucho a la Argentina, pero tiene otras posibilidades que nosotros no tenemos”. Agregó que Uruguay ha tenido que aprender a vivir entre “dos colosos” y “no le ha ido tan mal”.

“¡Pero puede y debe mejorar!”, instó el frenteamplista. Reflexionó que en los últimos tiempos “falta relación humana” y “sobra crítica y declaraciones de prensa”. “Sobra ruido y pamento y falta boliche, falta hablar, que eso ha sido una tradición en este país”. Recordó que durante la crisis de 2002 hablaba día por medio con el exministro de Economía colorado, Alejandro Atchugarry. “Son cosas que tenemos que tener en cuenta, que cuando las papas queman estamos entre nosotros y nada más”.

“Por eso es que yo hablo del optimismo”, acotó Sanguinetti. “En los momentos difíciles el país siempre ha sabido acordar, encontrar el camino”, agregó. Y tiró un consejo a los posibles presidentes en la primera fila: “En la política nunca la línea recta es la más corta entre dos puntos. Ese es el desafío del político. Siempre va a haber necesarios zigzagueos que va imponiendo la realidad. El tema es no perder el objetivo final. No perder la mirada en el largo plazo”. Y llamó a no tener “esas pasiones refundacionales”, uno de los “mayores pecados” de América Latina. “Nadie se siente continuidad, todos se sienten el inicio de algo nuevo. Y todos somos continuidad”, enfatizó.

Sanguinetti, de 87 años, pidió “entender el mundo en el que estamos”. “No tener resistencias”, dijo, y mencionó a la inteligencia artificial expresada como una amenaza global en el Chat GPT. “Ya ocurrió, ya está ahí. Y no va a desaparecer. Pongamos la cabeza para administrar eso que ya es inevitable y que genera nuevos poderes que desafían a los Estados”. Reclamó “no caer en ese quietismo anacrónico que sigue discutiendo como si estuviéramos en el siglo XX. No estamos más en ese mundo, estamos en este. O lo entendemos o comenzamos a caminar para atrás”.

El futuro y la historieta

“El tiempo que viene es altamente científico y tecnológico”, coincidió Mujica. Y advirtió que el “gran peligro” que encierra esto es que una sociedad hondamente técnica y científica no sea lo suficientemente culta. “No es lo mismo estar adiestrado para trabajar que tener cultura. Se puede ser una bestia nazi muy eficiente pero ser un desastre en materia de valores”, señaló el exmandatario frenteamplista. “Es un problema de la sociedad contemporánea. Esta humanidad corre este peligro: ser un gorila con una metralleta en la mano”, enfatizó.

Sanguinetti estuvo de acuerdo en la amenaza que supone una crisis de valores con el aumento del poder tecnológico. “La ciencia por sí misma es amoral” y “genera instrumentos poderosos”, recordó. “Los humanos le tenemos que dar contenido ético a ese poder. Ese debate ha estado siempre con todas las nuevas herramientas que han surgido”, cerró el expresidente colorado.

Mujica, tras una charla larga de una hora, pareció resumir sin peso dramático ni solemnidad el legado que pueden dejar estos dos políticos que se acercan a las nueve décadas de vida. “Lo que estamos haciendo es historieta, qué historia. En la inmensidad del universo no existimos. Un poquito de historieta”.

Desayunos Búsqueda
2023-05-18T01:16:00