¡Viva Wilson!

Pero a partir del golpe de Estado del 27 de junio de 1973 surgió otro Wilson, más grande y admirable aún: el que se fue al doloroso exilio a encabezar una lucha sin cuartel contra la dictadura militar, en la cual al fin de su estadía en la Argentina, estuvo a punto de perder la vida. Luego, vinieron el formidable No del plebiscito del 80, las internas del 82 con el resonante triunfo de ACF (Adelante con Ferreira) y el Río de Libertad del Obelisco con la histórica proclama que resonó vibrante en la voz extraordinaria de Alberto Candeau.

Y posteriormente, el 16 de junio de 1984 volvió al país por vía fluvial rodeado de sus entusiastas partidarios, entre los que tuve el privilegio de contarme. Al descender del barco en el Puerto de Montevideo, un fotógrafo inmortalizó su imagen sonriente y haciendo la V de la victoria con su mano. Porque, a pesar de que sabía que iba a ir preso, había triunfado ante la dictadura agonizante que terminó de colapsar en los comicios del último domingo de noviembre de 1984. Y, tras salir del cuartel de Trinidad, en su memorable discurso de la explanada municipal, su célebre “nosotros vamos a garantizar la gobernabilidad del país” lo mostró en toda su grandeza. ¡Viva Wilson!