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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl 8 de mayo pasado falleció el Dr. Germán Goyeneche.
Pese a sus jóvenes 60 años, su vida como urólogo trascendió enormemente por transitar su vida con suma honestidad, ética y sobre todo en servicio a sus iguales: los seres humanos, sin distinción de clase alguna.
Recibió la confianza de numerosas entidades médicas colectivas, en Montevideo y en el interior, sus colegas gozaron de su generosidad y con él aprendieron exquisitas técnicas quirúrgicas que compartió, siempre, por el mero gusto de irradiar a sus semejantes lo mejor de sí.
Especial dedicación tuvo con todos sus pacientes, los privados y sobre todo aquellos afiliados a mutualistas, a los cuales, sacrificando su merecido descanso, atendía aun cuando excedían el cupo asignado por la mutual, a sabiendas de que por ello no tendría remuneración.
Procedente de una familia salteña, puso en práctica desde su época de estudiante los dos principales ejemplos recibidos por sus progenitores: el trabajo y la fe cristiana.
Así, alcanzó sus mayores éxitos que jamás nublaron sus principios y también con aquella fe supo enfrentar, con destacable valentía, los peores diagnósticos que, ¡oh desdicha!, justamente atacaron a un ser generoso, bueno, que tantas y tantas vidas salvó.
Construyó una familia ejemplar, con su esposa y colega Adriana y una hija Jimena, que decidió seguir el ejemplo de sus padres y de la que pudo gozar de su graduación como médica.
Nos deja a todos su legado de alegría, de probidad, de solidaridad.
Pero también deja un vacío que no podrá ser llenado por nadie, nunca.
Su risa contagiosa y su mirada cómplice forman parte de nuestras mejores vivencias.
Por ello, aun en su ausencia, para familiares y muchos otros (pacientes, médicos, amigos) el gran Germán continuará enviándonos su potente rayo de esperanza, de humildad y de respeto al prójimo.
Pero, aun así, ¡cómo lo estamos extrañando!
Jorge M. Pereyra
CI 1.018.269-8