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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMe permito molestarlo a fin de solicitarle la publicación de esta carta, que tiene por finalidad considerar el tema del denominado “Diálogo Social” al que ha convocado el actual gobierno.
Durante la campaña electoral, el entonces candidato a la Presidencia de la República, el Dr. Tabaré Vázquez, hizo saber que si triunfaba, tenía la intención de realizar una amplia convocatoria para llevar a cabo un “Diálogo Social”, en el que se le daría participación a vastos sectores de la sociedad.
Hace pocos días, en la conferencia de prensa celebrada luego de finalizado el Consejo de Ministros, se anunció el inicio de ese diálogo, que en una primera instancia contaría con la participación de organizaciones sociales, sindicatos, cámaras empresariales, intendencias, empresas públicas y universidades, siendo su finalidad elaborar documentos sobre educación, competitividad, salarios, seguridad y medio ambiente, entre otros.
Esta etapa, que comenzará en el mes de setiembre del corriente año, se denominará “Uruguay hacia el futuro” y será encabezada por el presidente Vázquez.
Según lo anunciado, inicialmente comenzarán a funcionar diferentes “mesas de trabajo” que se conformarán en base a nueve ejes temáticos: “inserción internacional, competitividad y cadenas de valor”; “inversión, créditos y financiamiento”; “comunicaciones, energía, infraestructura y logística”; “educación, investigación y cultura del trabajo”; “precios, ingresos, salarios”; “protección social, vivienda y sistema de cuidados”; “convivencia ciudadana, salud y políticas culturales”; “integración, descentralización, medio ambiente y género”; y “tecnologías de la información”. Las mesas de trabajo tendrán plazo hasta el 28 de febrero de 2016 para presentar documentos que luego serán enviados a todos los partidos políticos, para darles participación, en una segunda instancia, en el “Diálogo Social”.
Esa iniciativa del presidente Vázquez parece muy oportuna, ya que con ese diálogo social se pretende encarar un análisis de la actual y futura situación del país, aparentemente con la intención de fijar metas a largo plazo, que pasen a formar parte de las llamadas “políticas de Estado”, es decir, planes y proyectos que por su magnitud y complejidad necesariamente exceden los límites temporales de un período de gobierno de cinco años y prever que la eventualidad de la alternancia de los partidos en la conducción del gobierno puedan hacer variar el rumbo de los emprendimientos en marcha.
Da la sensación de que las autoridades del gobierno se han dado cuenta de que la actual situación económica regional y nacional no es la misma que la que reinó en el Uruguay en los últimos diez años y especialmente que el presidente Vázquez se ha percatado de que si el Frente Amplio pretende seguir solo, marcándole los rumbos políticos al Uruguay en todos los temas comprendidos en los nueve ejes temáticos que mencioné anteriormente, muy probablemente fracasará.
Todos sabemos que, antes de las elecciones, tanto la oposición como los economistas, cuando analizaban la situación del país, hacían referencia a la invalorable ayuda que la economía, a nivel mundial, le estaba dando a las iniciativas políticas del gobierno, que se embarcó en el llamado “pago de la deuda social” y se gastó todo el dinero que percibía en demasía, que obtenía como consecuencia del incremento de los precios de las materias primas y servicios que exportaba el Uruguay, a causa de que la economía mundial sufría una importante crisis, que hizo que los inversores extranjeros prefirieran colocar su dinero en los países en desarrollo porque ofrecían intereses o rentas más tentadoras que las grandes potencias económicas que se hallaban en crisis.
Desde filas del gobierno y principalmente de parte del equipo económico, que durante todos los gobiernos del Frente Amplio ha sido liderado por el Cr. Danilo Astori, como ministro de Economía y Finanzas en el primer Gobierno del Dr. Vázquez y en el actual, y anteriormente en calidad de vicepresidente de la República, se afirmaba que eso no era cierto, que la buena situación económica uruguaya se debía a la gestión del gobierno progresista que sabía aprovechar los nuevos “espacios fiscales” generados por los ajustes de la recaudación, tanto de la Dirección General Impositiva como del Banco de Previsión Social, así como por la aplicación de la reforma tributaria que con la aplicación del IRPF para los activos y el IASS para los pasivos, dotaba al gobierno de una masa de dinero que le permitía cumplir con los objetivos programáticos del Frente Amplio y distribuir mejor los ingresos en tiempos de crecimiento del país.
Esa contradicción de opiniones ha quedado dilucidada en los últimos tiempos en favor de los opositores.
Sr. Director: con un dólar que ha subido más de un doce por ciento en lo que va del año; empresas extranjeras que cierran sus plantas y se van del país dejando una importante cantidad de obreros sin trabajo; la llamada “deficiencia hídrica” que padece el agro, que en una semana se transformó en “emergencia” y que está asolando a los campos y poniendo en peligro la producción agrícola, ganadera y lechera para ahora y los años venideros; y las dificultades comerciales que nos han creado los vecinos y demás miembros del Mercosur, como ser Venezuela, a la que se le han vendido innumerables bienes por los cuales no ha pagado, no creo que se pueda seguir diciendo, por parte del gobierno que “vamos bien”.
El Dr. Vázquez, que estoy seguro que fue sincero cuando les dijo a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia que había encontrado, en el gobierno y en el país, una situación peor que la que pensaba (aunque yo creo que se la hicieron ver mejor de lo que era para que aceptara ser candidato a la Presidencia por el Frente Amplio), se ha dado cuenta de que para tratar de superar las actuales dificultades y las futuras, le es más conveniente involucrar a todos los sectores sociales y a los partidos políticos minoritarios, para que aporten ideas, que intentar hacerlo solo con su partido.
Pero de lo que no pueden caber dudas es que para encarar esa tarea, se necesita un sinceramiento de todos los participantes y especialmente, de parte del gobierno, que es quien tiene todos los medios de información para conocer la realidad.
Como ejemplo de lo que digo, Sr. Director, voy a hacer referencia a lo irreales que son los índices de pobreza e indigencia que maneja el gobierno, valiéndose de las estadísticas oficiales, que ahora se ven desmentidas por la aparición de focos de hambre en vastos sectores de la población.
Esto que ahora es tema de consideración diaria por jerarcas del gobierno, que los califican de “insuficiencia alimentaria” o con otros eufemismos similares, hace unos meses se negaba rotundamente. Esto nos está dando la pauta de que sin sinceridad no se puede llegar a realizar diagnósticos precisos sobre la real situación del país y si no se cambia el enfoque de parte del gobierno para encarar las conversaciones, se va directamente al fracaso.
Para llegar a un diagnóstico preciso de la situación del país y planificar para los próximos años, ya sean diez o cincuenta, se requiere dejar de lado las posturas idealistas, como las de un puerto de aguas profundas financiados por uno de nuestros vecinos (Brasil) al que le íbamos a hacer competencia o creer que porque parte de los gobiernos de América son ideológicamente afines, vamos a contar con privilegiados socios comerciales, cuando la realidad nos demuestra que nos ahogan con trabas arancelarias o aduaneras o no nos pagan lo que nos compran.
Si se sigue consultando al PIT-CNT para tomar cualquier medida por parte del gobierno, si se continúa tolerando que los sindicatos paren parte del país para hacer una asamblea o para que los docentes formulen una protesta, que se debería hacer si están desconformes cuando se conozcan los lineamientos del Presupuesto Nacional, no creo que sea necesario hacer funcionar un “Diálogo Social”.
El país se está encaminando a una situación económica y social muy difícil y si no se actúa rápidamente, con sinceridad y sin prejuicios ideológicos, por todas las partes, de nada servirán las conversaciones para lograr los mejores acuerdos, si no están basados en realidades y cifras exactas y no en datos estadísticos con los cuales se pretende ocultar la real situación del Uruguay.
Dr. Jorge Trigo Martínez
CI 947.079-1