Sobre las 10 de la noche ya respiraban más tranquilos, parecía seguro que el piso era el 3% y que el sillón del Senado no se les escapaba esta vez. No obstante, esa noche los líderes del partido no quisieron festejar, abandonaron la sede cautos, con una alegría contenida. Algún que otro abrazo, felicitaciones y sonrisas daban cuenta de que los resultados eran, por el momento, auspiciosos, pero faltaba la certeza.
Los diputados por Montevideo, Iván Posada, y por Canelones, Daniel Radío, mantienen su bancas. El tercer diputado será Juan Carlos Rodríguez, por Montevideo, o Eriberto Sosa, por Maldonado, según determine el resultado final del escrutinio.
En el bolsillo.
Sobre el mediodía del domingo 26, el líder del PI llegó junto a su esposa al Colegio Adoratrices, en el centro de Montevideo. “Vamos a esperar tranquilos, confiados y entusiasmados”, dijo a los periodistas. “Estamos mejor desde todo punto de vista”, aseguró, en relación a las pasadas elecciones.
En el bolsillo llevaba, “por las dudas”, su lista. Si bien asegura que el partido tiene una red de distribución suficiente para garantizar que las listas estén en todos los circuitos, él lleva la suya casi a modo de cábala.
¿Hoy va a haber festejo en el PI?, le preguntaron. Mieres sonrió y respondió: “Yo creo que sí”.
Los independientes lograron crecer medio punto respecto a la elección pasada, cuando obtuvieron 2,6% de los votos. Es un crecimiento “modesto”, dijo Mieres al ser consultado por Búsqueda ayer miércoles. Pero implica un salto “cualitativo muy importante”, porque se duplica la presencia parlamentaria del partido.
Tenían expectativa de crecer más. En los actos los dirigentes planteaban llegar al 4% o 5%. Esas aspiraciones estaban “influidas” por las encuestas, explicó Mieres, que pronosticaban cambios en las preferencias electorales.
Pero frente a los resultados de la elección del domingo, que terminó con un mapa electoral mucho más estable de lo pronosticado y un fuerte apoyo al gobernante Frente Amplio, los independientes consideran que salieron bien parados.
“Si no estuviéramos contentos seríamos unos inconformes crónicos”, opinó Radío.
Los principales dirigentes destacaron que el PI creció en los 19 departamentos del país, lo que demuestra que la militancia “se está consolidando”. Además resaltaron que son el único partido que creció en forma sostenida en las dos elecciones pasadas.
Final incierto.
El domingo, Mieres llegó a la sede del partido sobre las siete de la tarde. “No es bueno que haya mayorías y lo hemos dicho cuanto pudimos”, comentó a los periodistas, y pasó al fondo de la sede, donde en torno a un televisor se empezaban a reunir dirigentes, militantes y familiares, alejados de la prensa.
Pasadas las siete y media, se escucharon los primeros gritos y aplausos. Había comenzado la apertura de los sobres, y apareció la primera lista del PI. Minutos después, otro aplauso y al rato otro más. La cosa venía bien.
En la transmisión del Canal 12, el periodista Aldo Silva y Luis Eduardo Gonzáles, director de Cifra, hablaban de un posible rol del PI como “bisagra”, como “la llave” para lograr una mayoría parlamentaria en un escenario en el cual el FA aún no dominaba esta cámara. Por momentos los independientes se sintieron protagonistas. Aflojaron las tensiones y festejaron jubilosos la victoria del “no” a la baja de la edad de imputabilidad.
Pero las primeras proyecciones de los resultados finales empezaron a preocuparlos. A las 20:30 Equipos Consultores los ubicó en el 2,8%. Se les escapaba el Senado. Con el paso de los minutos los números fueron mejorando, aunque oscilaban en el entorno de los tres puntos.
“¡Silencio! ¡Escuchen!” se exasperaban los militantes ante cada nuevo vaticinio de los encuestadores.
Con cautela, los integrantes del PI decían una y otra vez que había que “esperar un poco” porque las cifras eran demasiado “dispares”. El encargado de prensa insistía a los periodistas, que ya empezaban a impacientarse, que Mieres no hablaría hasta no estar seguro de cuál era la situación.
Finalmente, sobre las 21:30 y con un panorama bastante alentador, el líder del PI dio una rueda de prensa. Ratificó “la independencia político-electoral” del partido, y dijo que no se les escapaba “la responsabilidad” que el partido tendría en el próximo gobierno. Todavía confiaban en un Parlamento sin mayorías.
Pasadas las 22:30 horas el ambiente era alegre, pero no se atrevían a festejar. “Hay que esperar a mañana”, “rezaremos un poco más”, “va a ser una noche larga”, comentaban los militantes, que de a poco abandonaban el lugar.
“Yo sigo asustado”, dijo Radío antes de retirarse.
Mientras, la avenida 18 de Julio empezaba a llenarse de militantes del Frente Amplio que, entre cánticos de triunfo, caminaban con banderas hacia la Plaza Cagancha. Para el Partido Independiente, el final de la jornada era incierto.
Fiesta incompleta.
Los independientes obtuvieron dos conquistas: la primera, crecieron en votos. La segunda, clave para sus aspiraciones, la banca en el Senado. También celebraron el triunfo del “no” en el plebiscito para bajar la edad de imputabilidad.
Fracasaron, sin embargo, en uno de los objetivos que se fijaron desde el comienzo de la campaña: terminar con las mayorías parlamentarias. Por un lado, esperaban que en el próximo gobierno el Parlamento recuperara su poder de “control”, socavado —sostienen— por el autoritarismo del Frente Amplio.
Por otro lado, en un Parlamento sin mayorías, los votos del PI podían ser decisivos y eso les proporcionaba un poder de negociación alto. Ahora, con un partido que consiguió otra vez mayoría en ambas cámaras, su margen de maniobra queda más acotado.
“La fiesta no fue completa”, resumió el diputado Posada. “Aumentamos nuestra bancada, pero el Frente Amplio retuvo la mayoría absoluta”.
“Teníamos una apuesta grande a un escenario sin mayorías. Es un resultado poco favorable que le hace mal al país”, afirmó Radío.
Sin embargo, “el pueblo habló, y dijo otra cosa”, reconoció Mieres.
El Partido Independiente ya no será “el fiel de la balanza” que anhelaba ser. Pero estará presente en el Senado, y ya no tendrá que “mirar de afuera” la mitad de la discusión parlamentaria. Mieres aseguró que, en este escenario, el partido apostará a mantener “la coherencia”.