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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAlguien dijo alguna vez —no quiero ni puedo citar al autor— que una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. He aquí la primer reflexión que en nosotros despierta la lectura de la carta del Dr. José Olivera J. que Búsqueda recoge en su última entrega.
No es posible abordar la ocupación israelí en Cisjordania sin su ineludible antesala, a saber: a) fueron los árabes quienes rechazaron el plan de partición del ‘47; b) fueron los ejércitos de cinco Estados árabes (Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Siria) los que invadieron el territorio de Israel al día siguiente de declarada su independencia; c) desde mucho antes de su existencia, Israel vive en estado de guerra permanente y debe justificar, día tras día, su propia razón de ser. Sin uno cualquiera de estos tres ingredientes, la ocupación israelí a que se alude en la nota del Dr. Olivera resulta a nuestro juicio lisa y llanamente incomprensible.
La columna vertebral de la carta del Dr. Olivera —la invocación de una resolución de la ONU y la presunta autoridad de ésta última— no es menos deliberada. Porque desde hace ya tiempo la ONU se ha convertido en unos de los foros predilectos para la máquina de la propaganda anti-israelí (léase: anti-judía). A mayor abundamiento nos remitimos a la resolución de la ONU del año ‘75 que equiparó el sionismo al racismo.
Y, por fin, “la historieta del Mufti de Jerusalén” merece un renglón aparte. Me remito a las palabras de Paul Johnson a la hora de comentar las consecuencias de la designación de Haji Amin al Husaini como gran Mufti de Jerusalén en abril de 1921: “Uno de los errores más trágicos y decisivos del siglo (…). Era un asesino de palabras suaves y un organizador de asesinos. La gran mayoría de sus víctimas fueron árabes y su principal meta era silenciar la moderación en la Palestina árabe y lo consiguió por completo” (Historia de los Judíos, 1ª edición, 1991. Javier Vergara Editor, Madrid, ps. 442 y 443).
En suma: sin ir más lejos, un par de semanas atrás la asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud de la ONU adoptó una resolución sin precedentes por la cual un Estado es señalado como violador de los derechos a la salud de los sirios: no hace falta ni decir el nombre del país que recibiera tal oprobiosa como injusta condena. Es en Israel donde los sirios, palestinos y árabes en general de la región reciben la mejor atención médica.
La dialéctica del lector José Olivera J. está fuera de toda discusión. Pero infelizmente, con eso solo no alcanza: hay que tener razón.
Jonás Bergstein
CI 1.316.079-4