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Hace poco tiempo comenzó a emitirse por TV un programa en vivo donde cinco humoristas hombres intercambian diálogos y chistes que en un principio eran algo divertidos, pero en la medida que se fue agotando el ingenio echaron mano a los chistes gruesos, ya no moderan el lenguaje ni los ademanes, se toman la libertad de decir cualquier barbaridad, hasta llegaron a jugar con una muñeca inflable (sex doll). Ahora también han incursionado en temas religiosos, burlándose groseramente de la Biblia y de sus personajes, sagrados para muchas religiones y sus fieles. Es lamentable, pero no miden el medio en el cual están desarrollando su tarea y ya desbordan mal gusto y procacidad. Como parece que tienen audiencia que justifica probar un cambio, no cualitativo sino cuantitativo, doblaron la apuesta y crearon otro programa similar con cinco mujeres humoristas, se dice que todas segundas partes no son buenas y esta ratifica el dicho, pues el resultado es peor. Las mujeres trataron de opacar lo chabacán de la primera experiencia redoblando las groserías, demostrando que podían ser más vulgares que los hombres, empleando un léxico de barra brava con expresiones lamentables, no comprendo cómo personas que se dicen actrices pueden descender tanto. Ambos programas dan lástima.
Con la edad que tengo no hay muchas cosas que me sorprendan ni me ruboricen, pero creo que para cada momento existe un nivel, sobre todo cuando se transmite por TV abierta en horario familiar. Yo no me quiero erigir en defensor de las Iglesias y de sus fieles, pero respeto todas las casas de culto, no quiero incursionar en sus religiones, pero esas antiguas instituciones poseen fundamentos morales que contribuyeron a formar la sociedad de la que todos somos parte; tampoco quiero operar como Catón, pero como ciudadano siento que tengo derecho a denunciar algo que daña a la cultura general. Los uruguayos en programas de humor por TV fuimos maestros y ejemplo para la región, ¿cómo caímos tanto?
Lamentablemente desde hace largo tiempo nuestra TV ha dejado de emitir programas de valía, la mayoría de los programas nacionales están siendo dirigidos por conductores mediocres, “expertos” en fútbol, murgas, tablados, espectáculos de carnaval y música “tropical uruguaya” (que alguien les avise que estamos a miles de km del Trópico y del Caribe con el que sueñan estos malos imitadores). Estos expertos exaltan las personalidades de directores de conjuntos carnavaleros, cantantes, bailarines, tamborileros y letristas. Fuera de estas características, para ellos no existe otro tipo de música.
Se extrañan los programas del saber que entretenían y educaban, los programas de preguntas y respuestas tenían un jurado compuesto por señores profesores que ampliaban la respuesta con una pequeña disertación que era una clase excelente. Los conductores eran profesionales de radio y TV, cultos y moderados que sabían de los temas que trataban y comunicaban no solo con palabras sino también con sus presencias, el léxico, los modales empleados y también sus formas de vestir. Hoy se presentan en público con un buzo de algodón por fuera del pantalón y los espectadores no sabemos si vienen de hacer un asado, o si están vestidos de forma que cuando termine el programa van a cocinar para un grupo de amigos, y hablan como si estuvieran en la tribuna. Hace algunas décadas los programas de humor estaban libretados para la familia, adultos y niños disfrutábamos con mucha alegría y al día siguiente en la escuela imitábamos a los personajes.
Para combatir una epidemia con una vacuna alcanza para estar inmunizado, pero para combatir la ignorancia se necesitan años de educación y cultura, y el tiempo perdido se recupera muy lentamente, desde hace algunas décadas la cultura en nuestro país se ha deteriorado en todos sus estratos en forma acelerada, ¿hasta cuándo vamos a retroceder?, no podemos aceptar pasivamente ver cómo rueda por la pendiente la educación de nuestro país. Por lo tanto entiendo que debemos empezar cuanto antes, cada uno con sus herramientas debe exigir ser mejores, y nosotros los simples espectadores debemos tener discernimiento para desechar lo que no es bueno, es imperioso hacerlo. Espero que los participantes de estos programas y los directores de los medios rectifiquen el camino, para nada aspiro que los trabajos de los actores se vean afectados, pero son profesionales y tienen capacidad para mejorar el producto que los espectadores merecemos.
