Lacalle Pou aceptó la renuncia del ministro y subsecretario del Interior y de su principal asesor en comunicación
Los jerarcas debieron abandonar el cargo después de las denuncias realizadas por la ex vicecanciller Carolina Ache
El presidente Luis Lacalle Pou resolvió este sábado aceptar las renuncias del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, y su número dos, Guillermo Maciel, y de su principal asesor en comunicación, Roberto Lafluf. Estas salidas del gobierno se suman a la del excanciller Francisco Bustillo y responden a la crisis desatada por las denuncias de la exviceministra de Relaciones Exteriores Carolina Ache.
Recién llegado de Estados Unidos y tras una sucesión de reuniones con integrantes del gobierno, de la coalición oficialista y de la oposición, Lacalle Pou anunció los cambios en su gabinete en una conferencia de prensa en Torre Ejecutiva. Omar Paganini dejará su cargo en el Ministerio de Industria y asumirá al frente de Relaciones Exteriores; Nicolás Martinelli será el próximo titular de Interior y Pablo Abdala, su subsecretario. Elisa Facio será la nueva ministra de Industria.
Lacalle Pou subrayó que considera que no hubo ilegalidades en la entrega del pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset, quien estaba preso en Dubai.
La decisión del presidente fue tomada después de que Búsqueda informara el miércoles que varios integrantes del gobierno habían intentado ocultar a la Justicia los mensajes que intercambiaron Ache y Maciel sobre el narcotraficante Marset. La exvicecanciller, cuando declaró como indagada en Fiscalía, dio detalles sobre reuniones y comunicaciones que mantuvo con jerarcas del Poder Ejecutivo y con la Lafluf. También presentó grabaciones y otros documentos para apoyar su relato.
La existencia de comunicaciones entre los entonces subsecretarios sobre Marset, mientras el narco estaba preso en Dubai, había quedado expuesta en la interpelación que llevó adelante el Frente Amplio en agosto del 2022. Legisladores de la oposición presentaron un pedido de acceso a la información pública para conseguir el expediente sobre la tramitación del pasaporte y también los intercambios de WhatsApp entre los viceministros.
En paralelo, la Cancillería tramitaba una investigación administrativa para determinar si el procedimiento de entrega del pasaporte había sido la correcta. En esa instancia, la instructora intentó que Ache le diera los mensajes con Maciel. La entonces viceministra se negó en dos ocasiones y a la tercera vez estuvo acompañada de su abogado, Jorge Díaz.
En esos días, de acuerdo con Ache, comenzó a recibir presiones de Bustillo para que eliminara los chats. El 14 de noviembre grabó una conversación con el entonces ministro. En uno de los fragmentos de esa charla, el canciller dijo: “Que se mande al frente Maciel, vos perdé el celular. Estoy imaginando, viste, escenarios que no conozco, honestamente no conozco. Pero en diciembre o enero se te perdió el celular… Pero ahora vamos sorteando, hay que ir sorteando,¿viste? Esto es paso a paso, ¿viste?”.
En otra parte de la conversación, también divulgada por Búsqueda, el ministro le dijo que Maciel era “un tarado”, pero no tanto como para entregar los whatsapps, un material que lo incriminaba.
Dos días más Ache presentó un escrito a la instructora de la investigación en el que se negaba a dar los mensajes porque consideraba que eran comunicación política y no guardaban relación con el objetivo del procedimiento administrativo.
La exviceministra decidió también recurrir a una escribana para que labrara un acta sobre el contenido de su celular y quedara protocolizada la existencia de los mensajes intercambiados con Maciel. Pero el tema de los whatsapps no estaba cerrado. La Justicia había determinado el 9 de noviembre que Cancillería debía entregarlos para satisfacer la solicitud de acceso a la información promovida por el Frente Amplio. El juez había otorgado un plazo de 15 días para que el Poder Ejecutivo cumpliera.
El 22 de noviembre, dos días antes del vencimiento del plazo, una abogada del ministerio le pidió los chats. Ache respondió por escrito que los entregaría si el ministro, su superior, le decía que lo hiciera. Bustillo respondió con una nota diciendo que no tenía que instruirle nada.
Ache actuó. El 24 de noviembre entregó en el despacho del ministro “un sobre cerrado de carácter reservado, conteniendo testimonio de las comunicaciones informales” que mantuvo por WhatsApp con Maciel, “protocolizadas por un escribano público”, según la nota que incluyó en el expediente electrónico.
Poco antes de las 18 horas de ese 24 de noviembre, la Cancillería entregó al juzgado“documentación proporcionada por la Dirección General para Asuntos Consulares y Vinculación” y “diligenciamiento probatorio vinculado al objeto de la condena”surgido de la investigación administrativa. El acta notarial con el intercambio entre Maciel y Ache, que la subsecretaria había entregado en un sobre cerrado en el despacho del ministro, no estaba entre la documentación.
Al día siguiente, la entonces viceministra recibió un mensaje de WhatsApp de Lafluf, convocándola, a pedido del presidente, a una reunión en el piso 11 de la Torre Ejecutiva. En ese encuentro, Maciel y Ache borraron los mensajes de sus celulares a pedido del asesor presidencial. Lafluf le pidió además, según el relato de la exsubsecretaria en Fiscalía, que consiguiera una escribana que certificara que no tenía los whatsapps.
En algún punto de ese encuentro, entró a la reunión Lacalle Pou, según publicaron varios medios en los últimos días.
Ache se fue sin aceptar el pedido de ir a un escribano. Cuando partió, recibió una llamada de Maciel, quien le dijo que le había mandado un mensaje desde otro teléfono. “En términos oficiales, WhatsApp no permite la recuperación de mensajes borrados ya que, una vez el usuario los elimina, estos desaparecen del móvil que los recibió y del que los envió sin dejar rastro en los servidores de la empresa (WhatsApp no guarda los mensajes)”, decía el mensaje que el subsecretario envió desde el celular de su hija.
La viceministra llamó a Lafluf para confirmarle que no iba a recurrir a un escribano y el asesor le respondió que hablaría al presidente para comentarle su decisión. Le dijo que sería cometer “un delito”, según declaró en Fiscalía.
Lafluf la llamó poco después y le dijo que procediera como quería, pero que para eso debía entregar el acta con los chats en Cancillería. Ache preguntó por qué si ya lo había hecho el 24. Y el asesor del presidente le respondió:“Porque no está más, porque lo destruí”.
“¿Cómo llegó el protocolo desde el despacho del ministro a las manos de él (Lafluf)?”, se preguntó la exjerarca en Fiscalía. El 28 de noviembre volvió a entregar los whatsapps en el ministerio, que finalmente llegarían a la Justicia y luego a la oposición.
Lacalle Pou aseguró en la conferencia de prensa que el documento que Lafluf había destruido, según Ache, no era parte del expediente que tramitaba en Cancillería.
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