Lacalle Pou, la reelección y su deseo de traspasar la banda a otro blanco

Luego de traspasar la banda presidencial, Lacalle Pou se imagina alejado por un tiempo de la política activa. Descartó ocupar una banca en el Parlamento o presidir el Directorio del Partido Nacional. “Tengo como tres baldes llenos de cosas pendientes”, avisó. “Me gustaría surfear. Me gustaría bajar a caballo de Artigas a Florida, solo, tranquilo, con dos caballos”.

“Va a ser la primera vez en mi vida que me voy a levantar de la cama para irme a dormir. Está duro... después de 25 años, sacar el pie del acelerador, que se terminó la vuelta”, reflexionó.

De todas formas, no esquivó la posibilidad de una militancia “anónima” en política en esos primeros meses posmandato. “Estos años me sacaron de mi partido político y lo extraño: yo soy blanco y estuve lejos de mi partido. A veces estoy solo y me martirizo escuchando las canciones de la gesta de Aparicio Saravia. Y quiero militar porque en este proceso tuvimos que tener una superación afectiva porque este no fue un gobierno blanco, fue un gobierno de coalición”.

A propósito, el presidente se refirió a la salud que tiene hoy la unión de partidos políticos del gobierno. “Hay que hacerle un cambio de aceite, revisar el motor y va a seguir andando”, graficó. “Todos saben que ese vehículo es necesario”. Y “a diferencia de la elección pasada, ya todos saben que hay coalición. Hasta en los programas de gobierno sabés que va a haber coalición y se pueden encolumnar todos con sus perfiles y sus matices”.

La seguridad

Lacalle Pou habló sobre seguridad pública, acaso una piedra en el zapato de su gobierno. El presidente valoró la disminución en el índice de delitos en comparación a 2019. Y destacó que también bajó el nivel de inquietud de la población sobre el tema. “Es cierto que las encuestas muestran que la seguridad pública genera preocupación, pero es sensiblemente menor que en el gobierno pasado. Y yo creo que se explica porque es la primera vez en muchos años que hay una tendencia a la baja de los delitos”, señaló.

En la misma línea que el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, afirmó que la violencia debe abordarse desde un enfoque dual que ataque sus razones y no únicamente la que prevenga y reprima a través de la Policía Nacional. “La inseguridad es una consecuencia de situaciones particulares, que conllevan a que alguien se dedique al delito. Hay causas de la delincuencia que naturalmente hay que abordar y no empiezan por el Ministerio del Interior. Porque ves que el homicidio por ajuste de cuentas no es muy elevado y ves que el homicidio también es por cuestiones barriales, porque un vecino puso la música alta y el otro lo mató”, dijo.

La sangre en el río

Durante su última rendición de cuentas en el Parlamento, el presidente destacó el republicanismo del sistema político y que pese a las chicanas y enfrentamientos entre dirigentes del gobierno y la oposición “la sangre nunca llega al río”. En plena campaña electoral, Lacalle Pou pidió no “perder el nivel”. Y se refirió al episodio de diciembre pasado con el precandidato presidencial del Frente Amplio, Yamandú Orsi, a quien le pidió públicamente “mantener los modales” durante una actividad en Canelones. Y al encontronazo con el también precandidato frentista Andrés Lima durante un acto en Salto.

“A veces uno junta un poquito más de coraje en Twitter porque no tenés a nadie enfrente, o en un acto, y te pasás un poco de vueltas. Y hay cosas que sobrepasan la crítica política, o la acción, e ingresan en lo personal. Y como acá somos poquitos y nos conocemos todos, nos vamos a cruzar. Entonces yo lo que hice fue en buenos términos, porque yo no levanto la voz, no insulto, no me gusta la violencia. Pero por supuesto que recrimino, y sobre todo cuando se es injusto y sobre todo cuando se tiene dos tonos. El tono, si lo tenés, mantenelo y sabé que tiene consecuencias personales, no que nos vamos a pelear”.

También habló sobre las actividades públicas en las que, a lo largo de esta gestión, fue increpado por militantes del Frente Amplio o activistas como el grupo antivacunas durante la pandemia de Covid-19. “A mí las que no me gustan son las que insultan. Pero este es un gobierno que anda por todos lados y si a mí me quieren hacer una manifestación, me encuentran en el supermercado. O cuando salgo en moto, me pueden hacer un piquete en Avenida de las Instrucciones, desde donde salgo para la Ruta Perimetral. Ahí me tiran tres, cuatro huevos y ya está. No les quiero dar ideas pero es mucho más efectivo: una foto, un huevo, la moto... cierra por todos lados”, ironizó.

El altísimo riesgo del plebiscito

Sobre la ley de seguridad social que impulsa el PIT-CNT y sectores del Frente Amplio, dijo que “es una jugada de altísimo riesgo político” para la oposición.

“Yo lo discutí con los legisladores de la coalición el tema del costo político. Y les dije que el costo político lo iba a pagar quien no prestara su voluntad para una reforma de la seguridad social, sobre todo cuando todos en el sistema político dijimos que esa reforma era urgente. No tengo la bola de cristal, pero si tuviera que hacer un pronóstico, el costo político lo paga el que genera incertidumbre y no el que genera certezas. ¿Vamos a derogar la ley y qué vamos a hacer? Desde mi punto de vista, es una jugada que no creo que tenga un efecto electoral positivo para los impulsores del referéndum y sí tiene un efecto negativo para la certidumbre nacional”, señaló.

La reforma de la seguridad social aprobada durante su gobierno “se discutió abundantemente” con muchas delegaciones que visitaron el Parlamento para dar sus posiciones al proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo. “Es la reforma posible, porque la política es el arte de lo posible. Se le hizo recorte, saca, ponga… No le encontrábamos la vuelta, estuvimos zurciendo hasta último momento, pero salió una buena reforma, nos quedamos con un poquito de ganas pero salió una buena reforma. Si yo fuera analista político, diría que es una jugada de altísimo riesgo político la de convocar un referéndum”, indicó.

Educación moderna, uruguaya y discutida

Sobre la reforma en la educación, otro de los buques insignia que llevó adelante su administración, la describió como “moderna, a la uruguaya e hiperdiscutida”, cuyos resultados inmediatos ya se pueden observar en el aumento del porcentaje de egresos en educación media superior, pero “en cuanto al conocimiento” se verán a largo plazo. Además, valoró que el oficialismo “no miró para el costado” pese a la fuerte resistencia de los sindicatos. “No creo que haya mala intención”, dijo sobre los reclamos de los docentes. “Yo los entiendo, porque les decís que ahora hay que enseñar distinto y el statu quo tiene una práctica durante muchos años. Ahora tiene que cambiar el statu quo y es difícil. Pero hasta los más conservadores saben que si no cambiamos, estamos fritos; entonces, antes de que se vaya el bondi el último se va a subir”.

Los escorpiones y la confianza traicionada

El presidente Luis Lacalle Pou suele usar entre los suyos la fábula de la rana y el escorpión para graficar las “traiciones” que recibió durante su gobierno por parte de personas de su confianza. El escorpión le pide a la rana que la ayude a cruzar un río, pero a mitad de camino, la pica y mueren los dos. El escorpión lastima a la rana y atenta contra su propia vida porque está en su naturaleza. No puede evitarlo.

Para Lacalle Pou hubo “escorpiones” en su administración y dijo, sin nombrar a nadie, que se arrepiente de sus designaciones. “No supieron utilizar la confianza. Todo lo que yo tengo es construido bajo la confianza porque en cualquier proyecto de vida de más de una persona, la confianza es vital y sí, te pueden engañar. Lo que no podés hacer es mirar para el costado. Y el gobierno no lo ha hecho, ha dicho en reiteradas oportunidades ‘no va más’. No llamé a nadie para decir que se vaya”, dijo. Y luego admitió que la exministra de Vivienda Irene Moreira fue la “excepción que confirma la regla” en ese sentido.