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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAl leer la columna del día 28 de mayo del presente año escrita por el Sr. Tomás Linn y titulada “Con prescindencia y desprecio por el resto” (Búsqueda Nº 1.817) sentí una profunda tristeza y rebeldía. Lo consideraba un periodista claro, criterioso e imparcial.
Lo recuerdo hace muchos años cuando brindó una charla en el Club Naval manifestando que era la primera vez que lo hacía ante un público mayormente militar. Su opinión muy profesional fue discordante y favorable sobre el proceso cívico-militar.
Al terminar la misma fue ovacionado por el público presente.
En su columna, leo varios conceptos que me indujeron a comentarlos en esta carta.
Las Fuerzas Armadas no son del pasado ni del presente. Sus integrantes son todos ciudadanos de nuestro país que ingresan a las mismas por distintos motivos, pero una vez en ellas se nutren de sus valores y actúan en consecuencia. Prueba de ello son la infinidad de acciones desarrolladas por las mismas cada vez que fueron requeridas en toda su existencia.
El columnista se refiere a las “violaciones de los derechos humanos”. Sobre este tema, el Sr. Tte. Gral. Hugo Medina se refirió en forma extensa en el reportaje realizado por César Di Candia en este semanario.
También expresa que “una y otra vez la búsqueda de entendimientos, las salidas conjuntas se reducen a quienes estuvieron directamente enfrentados entre sí, con prescindencia del resto de la sociedad”.
Da por hecho que “la lógica de combatientes” y “el conflicto que libraron y culminaron ellos con prescindencia del resto, terminó por involucrar al país entero”.
¿Qué dijo el “país entero” cuando fue consultado en 1989 sobre estos hechos?
¿Qué dijo el “país entero” cuando fue consultado nuevamente por la misma razón en 2009?
Las Fuerzas Armadas de ayer, de hoy y de mañana se han integrado, se integran y se integrarán por ciudadanos que sienten y vibran por las mismas dificultades y alegrías de todos los orientales.
Le digo al Sr. Tomás Linn: no “desconfíe de estos procedimientos”.
Desconfíe cuando en un régimen democrático los poderes del Estado no actúan con independencia.
Desconfíe cuando una ley ratificada en dos oportunidades por el voto popular no es respetada.
Desconfíe cuando una minoría se apodera del derecho a imponer su forma de pensar prescindiendo de normas establecidas.
Desconfíe cuando un senador de la República dice que quiere que el 50% de los militares sean de su sector político.
¿O usted no confía en unas Fuerzas Armadas en las que un Sr. General en actividad, al mando de una División de Ejército, concurre a la justicia como cualquier ciudadano?
Le digo al Sr. Tomás Linn que como ciudadano e integrante de las Fuerzas Armadas en situación de retiro, también quiero justicia.
Cnel. Walter H. Balbi
CI 1.313.371-9