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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMuchos artículos e inquietudes se han publicado sobre el patrimonio y su conservación. Respeto todas las opiniones, sin embargo, creo que no hay que vivir apegado al pasado. Tampoco generalizar que todo lo que apreciamos o le tenemos afecto deben ser considerados de valor patrimonial. Se pueden apreciar las “joyas de la abuela” y estas no tener ningún valor artístico aunque sean de oro veinticuatro. Claro, distinto sería si nuestra abuela tuvo una vida destacada; también pueden carecer de valor artístico pero sí representar una época. Tampoco vamos a eliminar los enanos de jardín de lo que fue la vivienda de un prócer. Además, como ejemplo de la relatividad de las opiniones, no me cansaré de repetir que la torre Eiffel o el Palacio Salvo fueron considerados adefesios.
En el último número la Prof. Silvana Tanzi escribe un artículo sobre el artista José Gallino y sus intervenciones en las paredes de distintos edificios, una de ellas en el IPA, por la calle Venezuela. Coincido con las declaraciones del artista Alfredo Ghierra en cuanto al respeto que se merece la arquitectura frente a cualquier intervención que se realice, tanto una reforma, reciclaje o intervención artística. El artista Gallino ¿no consideró el valor de las líneas puras del edificio del IPA antes de pintar su mural? ¿Fueron consultados los profesores de Historia del Arte?; si fueron consultados, ¿qué opinaron? Discrepo con la opinión del consejero del Codicen Juan Gabito Zóboli, de que se trata de la recuperación de una fachada en mal estado, grafiteada, etc. O sea, por no cuidarla hacemos una intervención que no condice con el estilo del edificio. También expresa la impunidad con que actúan los grafiteros, para quienes “la calle es de todos” (ellos, obvio). ¿Les preguntaron a los propietarios o a los vecinos de la ochava de Guayabos y Frugoni si querían que se la intervinieran? Espero que no le hagan un grafiti al rostro del Dr. Antonio Miguel Grompone.
Por otra parte, tampoco los particulares se preocupan por su patrimonio. No hay más que mirar los edificios de la rambla para ver intervenciones que no respetan su arquitectura. Fachadas descuidadas, cerramientos caprichosos, equipos de aire acondicionado, hasta parrilleros en penthouses y una columna revestida de piedra en el viejo hotel Rambla, ni hablar del resto del edificio.
MSE