• Cotizaciones
    lunes 13 de enero de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Simplemente un juego

    Berlín. (Alemania). Los hinchas de Juventus saltan, cantan y golpean el techo del tren de la línea S75 que los lleva al Olympiastadion de Berlín. Viven con pasión y nerviosismo la antesala de la final de la Champions League, como cualquier hinchada latinoamericana de esas que se jactan de sus huevos y su aguante.

    El tren se detiene en una estación y un grupo de hinchas de Barcelona que también canta en el andén se acerca a la puerta para subir. La cosa se puede complicar... Nada sucede. Los catalanes suben cantando y a medida que entran saludan estrechando las manos de los italianos. Todos entreverados (niños incluidos) siguen entonando cada uno sus canciones, sonriendo, sin mirarse feo, sin empujarse, sin insultarse. Enseguida pasan a los abrazos y las selfies con los celulares, que luego serán compartidas a miles de personas en Facebook o Twitter.

    Finalmente las dos hinchadas coinciden en un canto. El más agresivo del día. “Puta Real Madrid, puta Real Madrid”.

    Para el periodista argentino Martín Caparrós esa debería ser la forma natural de vivirlo. “Hay pocos motivos para matar a otro hombre y el fútbol no debería ser uno de ellos”, reflexiona en una breve charla que compartimos en la tribuna junto con el periodista del portal 180 Emiliano Zeca.

    El partido comienza. La presión de Juventus provoca varios errores en la salida de Barcelona, dos de ellos del argentino Javier Mascherano. Lejos de amilanarse, se cambia los zapatos y vuelve a pedirle la pelota a su golero, Ter Stegen, en cada salida. Ninguna de las hinchadas le grita burro o cagón.

    Apenas unos minutos después Neymar recibe la pelota por la izquierda, saliendo del área grande de Juventus. Un defensor lo marca de frente a pocos centímetros, otro lo espera a un metro a su izquierda y un tercero lo sigue a dos metros a su derecha. El brasileño la pisa con su pie derecho mientras busca una salida. A continuación, una demostración sencilla, rápida y delicada de cómo jugar en espacios reducidos: pase corto a Iniesta que entra al área, control en velocidad con el pie derecho y, cuando el zaguero Bonucci y el golero Buffon se aprontan para bloquear el tiro al arco, suelta de nuevo la pelota al medio. Libre de marca, es el croata Rakitic el que termina definiendo de zurda a la entrada del área chica.

    Los jugadores de Juventus se miran entre ellos buscando una explicación. ¿Cómo pasó? Ninguno parece saberlo.

    El grito de gol de los hinchas de Barcelona en seguida es absorbido por la música electrónica que sale de los parlantes y entonces se transforma en canto y baile. En la cancha, el entrenador Luis Enrique le da algunas indicaciones a Mascherano.

    En el resto del primer tiempo, la presión de Juventus se desvanece y Barcelona parece más cerca del segundo gol. “Uy”, “Ahí está”, “Gol”, alterna Caparrós que vive con excitación cada jugada.

    Para la segunda mitad, el equipo italiano vuelve a pararse más adelante en la cancha. Pero los contragolpes de Barcelona son los que dan más sensación de peligro. Cada corrida hacia el arco italiano se vive como una carrera de caballos. Gradualmente la gente se comienza a parar de sus asientos y a lanzar gritos.

    El gol finalmente es de Juventus. Desborde por la derecha de Lichtsteiner, pase al medio y tiro de zurda de Tévez. Ter Stegen ataja pero da rebote y Morata no lo perdona.

    El Barcelona vuelve a su trabajo. Busca, busca hasta que después de varios intentos lo consigue. Apilada de Messi y tiro cruzado desde afuera del área. Buffon ataja pero también da rebote y Suárez define.

    Juventus no se rinde y fuerza algunas atajadas de Ter Stegen, pero todo termina en otra carrera de caballos. Neymar corre desde la mitad de la cancha, y la gente comienza a pararse. Pasa la pelota a Pedro que controla y, una vez que las marcas fueron hacia él, le devuleve la pelota al brasileño. Tiro cruzado de zurda y Barcelona campeón.

    En medio del festejo, los hinchas de Barcelona se detienen para aplaudir a los jugadores de Juventus que suben a un escenario para recibir sus medallas de segundo puesto. Incluso corean el nombre de uno de ellos que nunca jugó ni jugará en su equipo: “Pirlo, Pirlo”, cantan.

    Nada de “cómo me voy a olvidar, cuando matamos una gallina, cómo me voy a olvidar, fue lo mejor que me pasó en la vida”; o “el Rodrigo, el Rodrigo, el Rodrigo se murió, los vamo a matar a todos, la puta que los parió”.

    Nadie se acuerda de las elecciones de la FIFA ni de Joseph Blatter. Mucho menos de la Conmebol, de Eugenio Figueredo o de Nicolás Leoz. Yo también me olvido y encandilado me sumo a la multitud que festeja que, más allá de todo, lo que hay a la vista es simplemente un juego.