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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEs muy difícil como blanco y saravista escribir ideas y pensamientos que refieren a un Partido Nacional que hoy está liderado por compañeros que no tienen ni el conocimiento ni la impronta ni valores y principios propios de un partido centenario y lleno de pureza y tradiciones…
Obviamente no generalizo, pero hoy la coalición de gobierno tiene a Luis Lacalle Pou como presidente del Poder Ejecutivo, teniendo como su “lugarteniente” en la Secretaría de la Presidencia al veterinario y excolono Álvaro Delgado, a quien se le ha dado un “poder” desmedido. De igual modo al frente del Poder Legislativo está la escribana Beatriz Argimón y su sucesora inmediata, la excomunista y frenteamplista senadora Graciela Bianchi, sin más comentarios.
En el Senado y en la Cámara de Representantes, salvo honrosas excepciones como los senadores Gustavo Penadés y Jorge Gandini, diputado Juan Martín Rodríguez y algún otro, el partido mayoritaritario de la Coalición Multicolor carece de fuerza y presencia en el ámbito de debate y defensa del gobierno en sus proyectos legislativos.
La LUC, la ley vetada sobre las limitaciones de expansión forestal y desarrollo de la producción ganadera de nuestra patria propuesta por Cabildo Abierto, la brusca, inesperada y aun con enormes dudas salida de la Cancillería de Ernesto Talvi, la salida de un plumazo de Pablo Barthol (uno de los tres ministros que el entonces candidato Luis Lacalle Pou había designado en campaña ya junto con Da Silveira y Arbeleche), el cambio de Carlos María Uriarte al frente del Ministerio de Ganadería porque “defendía la agropecuaria” y el verdadero proyecto productivo, cambiándolo por Fernando Mattos, que tiene vínculos con fundaciones de la forestal UPM, el papelonesco episodio del exministro de Turismo Germán Cardoso y su desempeño en menos de un año acompañado de sus conductas con policías de Maldonado y las denuncias al respecto que contaron en su momento con el respaldo de Lacalle Pou y su “satisfacción” con las explicaciones del entonces ministro, hasta que gracias a la prensa tuvo que presentar renuncia, demuestran debilidad, tibieza, conservadurismo y excusarse en la pandemia para no haber encarado los problemas de la mayoría de los uruguayos.
Un presidente que se reúne con “exitosos empresarios”, les dice lo que quieren oír, acompaña emprendimientos y los adula y elogia, sumado a una brutal campaña de marketing (sin antecedentes en nuestro país), llevándolo incluso a pasar Navidad con nuestros efectivos de Naciones Unidas en República del Congo pero yendo en el avión privado del empresario argentino-colombiano Francisco de Narváez (con fuertes inversiones en nuestro país), no se ajusta a la conducta de un blanco, sino de un gobernante que, como en Argentina con Mauricio Macri, quien creyó que el “pragmatismo” y rodearse de CEO y empresarios para cargos públicos, olvidándose de la dirigencia que conoce al país real y de la gente popular y que tiene barro en los zapatos no representa al grueso de nuestra sociedad y terminar su carrera política con la carga de que el pueblo prefiera que vuelva el kirchnerismo a darle un nuevo mandato.
Manuel Oribe envió la siguiente carta a su amigo Larravide:
“Querido amigo, recibí su carta y su magnífico obsequio, le devuelvo ambas cosas. Lo uno, porque no merezco los conceptos con que me favorece, y porque como su amigo leal, creo que no conviene a Ud., para el porvenir dejar con su firma esa carta cortesana de los tiempos de Luis XIV, mal dirigida a un republicano.
El regalo porque es demasiado valioso y no conviene a mi decoro aceptarlo, ni a Ud. el hacerlo dado nuestras posiciones respectivas.
No debo ni quiero quedar obligado a persona alguna del modo que me obligaría la admisión del importante presente que Ud. tiene la amabilidad de hacerme en este día de mi cumpleaños”.
La dignidad, el orgullo de un legajo honrado y decente, no son patrimonio de Partido Político alguno sino de cada ser humano. Cierto es que los círculos virtuosos, hacen que gente con principios y valores similares se junten y se conformen grupos positivos y los círculos nocivos hacen que quienes comparten intereses espurios, ambiciones inescrupulosas se junten y conformen grupos negativos.
Como docente de Derecho Internacional Público de la Universidad Católica del Uruguay y haciéndome exclusivo responsable de mis opiniones, auguré desde el inicio de esta “diplomacia presidencialista” que con soberbia y marketing Luis Lacalalle Pou pretendió instalar con la idea de que iba a “cambiar el statu quo” sería una frustración para los uruguayos. Nuevamente utilizando la idea de “nacionalismo incondicional” alegraba a empresarios de que el Mercosur no sería obstáculo para un TLC con China y que además de contar con el respaldo del gigante norteño de Brasil, desafiaba al vapuleado presidente argentino Alberto Fernández. Interpelar en foros internacionales a Cuba y Venezuela fueron parte de la estrategia marketinera que nada modificó nuestras relaciones exteriores.
Recientemente el semanario Búsqueda informó que el presidente Jair Bolsonaro de acuerdo a una tradición histórica de la República Federativa del Brasil y a una “diplomacia profesional” que proviene de “Itamarati” y que no admite izquierdas ni derechas sino “intereses de la nación” ha dicho que la actitud de Uruguay de jugar por fuera del Mercosur que ha venido llevando adelante el gobierno de Uruguay debilita al bloque regional.
Deseándole lo mejor a nuestra querida patria, espero que el augurio (que comparto) de la brillante escritora y valiente intelectual Mercedes Vigil no se cumpla: “Lacalle Pou, con la tibieza que está teniendo, está alimentando la futura victoria del FA”.
Siempre con más mañana que ayer, seguiremos siendo sembradores de esperanza y semilla buena…
Dr. Marcelo Maute Saravia