En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Cuando a alguien le secuestran a un familiar está dispuesto a hacer lo que le digan, sea lo que sea, con tal de evitar que lo lastimen o le pase algo peor. Es una situación límite. En ese lugar incómodo se encontraba Wilmar Valdez cuando renunció a la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), según declaró ante la Fiscalía de Flagrancia el jueves 11.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Los “secuestradores”, según su versión, fueron el periodista Julio Ríos y uno de sus rivales en las elecciones de la AUF, Arturo Del Campo. Y en lugar de ser un familiar el “secuestrado”, era él mismo quien estaba atrapado como consecuencia de los audios que grabó el empresario Walter Alcántara en los que hablaba de hechos de corrupción que vinculaban al gobierno. Y Valdez hizo lo que consideró necesario para evitar que se divulgara su contenido.
Del Campo y Ríos tienen una relación de amistad desde hace años. Cuando el expresidente de Danubio decidió competir por la presidencia de la AUF, a uno de los primeros que se lo comunicó fue al periodista. Intercambiaban mensajes a diario y poco a poco el rol de Ríos mutó de reportero a “jefe de campaña”.
El 4 de julio, Del Campo le contó a su amigo que sospechaba que Valdez había contratado a una empresa para crear usuarios falsos de Twitter, llamados bots, para atacar y difamar a sus rivales en la carrera por la AUF. Del Campo quería que el tema se hiciera público a través de Eduardo Abulafia, otro de los candidatos a la presidencia de la AUF, y le pidió a Ríos que se lo planteara. Así lo hizo. Pero la denuncia quedó por el camino cuando Alcántara le hizo llegar 21 audios con extractos de conversaciones que tuvo con Valdez y en las que el titular de la asociación quedaba muy mal parado.
Para idear el discurso que llevaría a los clubes en busca de sus votos, Del Campo consultó a Ríos. El miércoles 18 de julio, el periodista le envió un mensaje de voz de unos seis minutos con un listado de preguntas que seguramente le harían en las reuniones con la dirigencia de los clubes y que debía responder. El relacionamiento con la empresa Tenfield, los gastos del fútbol local, cómo se llevaría con el Ministerio del Interior, el apoyo a los árbitros, entre otros temas. Hasta le recomendó que no hablara de “proceso” en la selección uruguaya de fútbol, porque era “un término emparentado con la dictadura” y que les dijera que prefería llamarlo “un proyecto”. “No podés titubear en estos temas”, enfatizó.
Días después, el viernes 20 de julio, Del Campo le mandó los audios de Alcántara a Ríos, y a partir de allí ambos idearon los pasos a seguir. El periodista le recomendó hablar con el abogado penal y presidente de Peñarol, Jorge Barrera. Por recomendación del penalista, quien los escuchó todos, se los mostraron a Valdez.
En la mañana del jueves 26 de julio, Valdez fue al apartamento de Ríos en Pocitos. Valdez esperaba que en el encuentro Del Campo le ofreciera un acuerdo político para cocinar las elecciones de la AUF. Sin embargo, el escenario era otro.
“¿Qué hacemos con esto?”, le preguntó el periodista y puso en altavoz uno de los audios. “Pah, está todo podrido esto”, le respondió Valdez. Apenas llegó a escuchar un segundo audio donde mencionaba “la cometa” para el Ministerio del Interior cuando dijo basta. Allí, de acuerdo al relato del expresidente de la AUF al que accedió Búsqueda, Ríos le dijo que “si esto sale a la luz, es una bomba mundial” y Valdez entendió que le estaban pidiendo que retirara su candidatura. Del Campo, según Valdez, le dijo: “Esto es un escándalo. Fíjate cuál va a ser la justificación para bajarte”.
“¿Qué hacemos con esto?”, le preguntó el periodista y puso en altavoz uno de los audios. “Pah, está todo podrido esto”, le respondió Valdez. Apenas llegó a escuchar un segundo audio donde mencionaba “la cometa” para el Ministerio del Interior cuando dijo basta.
Valdez entró en “estado de shock” y lo único que le importaba era que los audios no se divulgaran. Según su versión, producto de la sorpresa del momento no logró ver claramente las dimensiones de la supuesta extorsión y confió en que Ríos y Del Campo actuaban de buena fe. Incluso, días después intermedió entre Del Campo e Ignacio Alonso, un hombre de su confianza en la AUF y a quien apuntaban como su sucesor, para que llegaran a un acuerdo político. Y una vez más el interlocutor entre Alonso y Del Campo fue Ríos, que se encargó de transmitir los mensajes.
Por eso, la primera denuncia de Valdez apuntó solo a Alcántara. Con el paso de los días y tras analizar las declaraciones de los implicados, entendió que lejos de querer ayudarlo lo que buscaban era “quitarlo del camino”.
“Desde el momento que me muestran los audios y la forma en que lo hacen buscando la sorpresa, es claro que querían que yo me bajara”, declaró ante la Justicia. Y eso quedó establecido no de forma explícita, añadió, pero sí por el tenor de la conversación y la actitud de los tres involucrados.
El sábado 28 de julio Valdez visitó a Ríos una vez más para transmitirle que no pensaba ir a la entrevista que tenía pactada en Punto Penal. Ríos le insistió en que fuera y, según relató el extitular de la AUF, se pactó cómo sería la charla. No se tocaría el tema de los audios, la duración de la entrevista y que allí renunciaría a su candidatura.
“Desde el momento que me muestran los audios y la forma en que lo hacen buscando la sorpresa, es claro que querían que yo me bajara”, declaró Valdez ante la Justicia.
“En ese estado de shock yo hacía lo que fuera para que esos audios no se filtraran. A mí me decían: ‘Andá el lunes al programa de Ríos’, y yo iba. Yo solo quería cumplir un compromiso de que ellos no divulgaran los audios. Y eso se cumplió”, dijo.
Y agregó: “Fui porque Ríos me pidió que fuera. Si no, yo no hubiera ido. Yo entendí claramente que si no iba, él divulgaba los audios. Hay cosas que no precisan hablarse, sino que se desprenden de las actitudes”.
Cuando estalló el escándalo, la Justicia tomó cartas en el asunto y el problema pasó a los juzgados. Con las primeras citaciones, la relación entre Del Campo y Ríos se dañó.
Al domingo siguiente a la renuncia, el periodista Mauro Mas, en el programa Punto Penal y en el mismo panel junto a Ríos, criticó con dureza la conducta de Del Campo. El dirigente le reprochó a Ríos que no lo hubiera defendido y el periodista le envió un mensaje de voz en el que le decía que hizo la defensa que pudo. “He ido adelante en todo lo que he podido. He arriesgado y arriesgo mi profesionalismo por defender a un amigo”, le dijo. Y le recordó que su programa de entrevistas La Palabra en canal 10 “se paró por esto”.