Tras su primer año en el Mides, Bartol va a la “primera línea de batalla” para marcar el “rumbo” y conocer problemas en el terreno

escribe Daniel Lema 
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Una camioneta estaciona en la puerta de su casa y un grupo de personas baja con cajas de plástico de color azul. “¿Y ustedes de dónde son?”, pregunta el hombre. La respueta se la da el logo del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) al costado de las cajas. Ese distintivo, que en su barrio es conocido, le saca parte de la duda, pero no toda. Aún no sabe que uno de los visitantes es el ministro Pablo Bartol. Es martes 5 y un equipo del Mides está repartiendo productos de limpiea y alimentos perecederos en hogares de Casavalle, Las Acacias y el Marconi, donde hay personas con Covid-19.

“Al fin puede empezar a salir”, comentó Bartol a Búsqueda, una semana más tarde, en su despacho del séptimo piso del edificio ubicado en el centro de Montevideo.

Desde antes de asumir el ministro tiene en su cabeza realizar ese tipo de acciones, pero la realidad lo consumió. El 13 de marzo Uruguay declaró la emergencia sanitaria porque se detectaron los primeros casos de coronavirus y sus prioridades cambiaron. A esto Bartol sumó otras tareas intrínsecas al cargo, como la elaboración del proyecto de presupuesto del organismo y firmar innumerables decisiones que mantienen la estructura del Mides funcionando. El jerarca está sorprendido por toda esa burocracia que a veces se vuelve una traba. Es a esa estructura estatal a la que responsabilizó, por ejemplo, de provocar que un grupo de funcionarios estuviera cuatro meses sin cobrar su sueldo.

Bartol espera que en algún momento de este año su escritorio no esté más en 18 de Julio, sino en Casavalle, al norte de la ciudad. La idea de trabajar en una de las zonas más pobres del país la manejó durante la campaña electoral de Luis Lacalle Pou, pero hasta ahora no se concretó. “Tenemos tres proyectos y estamos viendo cuál es el mejor”, comentó. Explicó que uno es un local grande que necesita unas “cuantas reformas” y otros son terrenos donde se deben armar oficinas. Bartol dijo que tiene claro que mudará su oficina y el equipo más cercano hasta Casavalle, así como algunos servicios del ministerio. Y también analiza trasladar gran parte de las oficinas del Mides a Casavalle, pero para eso se requiere una inversión mayor.

“Todo esto tiene un costo”, dijo. Al ser consultado sobre cómo va a responder cuando se critique que gastó dinero en nuevas oficinas, respondió: “Es el costo por estar en cercanía con la gente”. “Que el ministro tenga su oficina en Casavalle marca un rumbo”, dijo, e informó que el año pasado 57 funcionarios dejaron los escritorios para trabajar en el territorio. “Si me hubiera instalado antes en Casavalle, eran 100 los que hacían el cambio. Poder estar en el territorio da ánimo y dan ganas a los demás de estar ahí”, sostuvo.

El ministro explicó que las recorridas que está haciendo por estos días (el miércoles 13 estuvo en Bella Unión llevando alimentos) es algo que hizo toda su vida. “Aprendí que, cuando estás en la primera línea de batalla, te enterás de cosas que es imposible que te enteres. Ves cosas que, aunque te las cuenten, no acabás de darte cuenta de qué va la mano”, añadió.

Bartol puso como ejemplo algo que le sucedió el 4 de enero, cuando asistió a la inauguración de un comedor del Instituto Nacional de Alimentación (Inda). Allí se sentó en una mesa y conversó con tres hombres mientras comían. “Me acuerdo que estaba uno que venía en una bicicleta, bien vestido, y se llevó una canasta”. Bartol dijo que salió a buscarlo cuando se iba y le preguntó por qué no usaba la aplicación que tenía en el Ministerio para canjear la canasta de alimentos en el barrio en el que vivía, en el Cerro, donde hay tres locales. “No sé leer ni escribir, no entiendo, no entiendo”, le respondió.

“Ahí empezás a entender que hay gente que tiene condicionantes en la vida que realmente afectan en todo su desempeño, hasta en la capacidad de aprovechar cosas que el Estado tiene para ellos”, dijo el ministro.

En las recorridas también surgen a la luz los problemas de soledad de algunas personas, comentó el ministro. “Si quedan solos tienen enormes dificultades para todo”.

En los encuentros recibió quejas y críticas de la gente. “Quería ver cómo funcionan las cosas, cuál es la impresión de ellos y qué los llevó a necesitar una mano del Estado”, explicó.

Medidas para este año

Ver la situación en los refugios para personas que viven en la calle llevó a que el ministerio prepare para este año algunos cambios. Por ejemplo, se busca que haya más centros de atención de 24 horas. Hay varios lugares que solo reciben gente por la noche, y hay personas con dificultades —por enfermedad o edad— que no pueden quedar en la calle desde la mañana hasta el final de la tarde cada día. También crearán más refugios para poder disminuir la cantidad en cada lugar. Se pasará de 30 personas por refugio a 20. De esta manera se puede producir un sentido “de comunidad”, dijo Bartol.

Las autoridades seguirán impulsando los modelos de casas para dos personas para gente que vive en la calle. Esta es una de las formas de generar “autonomía” en las personas, afirmó. Este concepto es uno de los principales ejes de trabajo de este año, agregó el jerarca. Y comentó que estuvieron reunidos con el área del Mides que impulsa emprendimientos locales. “Esto tiene que tiene que tener autonomía y no seguir dependiendo de que otra vez le den un préstamo”, sostuvo.

Bartol dijo que una de sus obsesiones es que el ministerio encuentre su “eslabón en la cadena de valor social”. “Políticas sociales son la vivienda, la educación, la seguridad social, el trabajo protegido. ¿Y el objetivo del Mides cuál es? Nosotros decimos que es acompañar personas que tienen alguna dificultad e insertarlas en los planes del Estado que ya están previstos”.

El ministro dijo que el Mides tiene sus “propios programas” cuando en algunos casos ya hay otra dependencia del Estado para esa tarea. Las autoridades se enteraron de que el Mides hacía ecografías a mujeres embarazas, ejemplificó. “Tenemos un móvil propio que, en vez de que lo tenga ASSE, porque es una tarea de ASSE, lo tenemos nosotros porque como la persona no llegaba hasta el Pereira Rossell había que ir al barrio y atenderla ahí. Bueno, esa es una cosa en la que tenemos que ayudar a ASSE para que atienda a esas personas”. Por eso, Bartol repite una y otra vez: “Si les apuntamos a todos, no le vamos a pegar a nada”.

Otra idea fuerza de su gestión será “generar comunidad”, dijo, y señaló que algunos programas del Mides están pensados para la persona individual.

Al respecto, confirmó que sigue en pie la idea de tener, en los barrios, “mentores” que ayuden a la gente. También apuesta a la descentralización y por eso quieren incrementar el trabajo con las intendencias. Resaltó que ya estuvo reunido con los tres intendentes del Frente Amplio. “Se tendieron puentes y hay que aprovechar la capacidad de los dos para complementarnos no para solapar programas”, sostuvo.

  • Recuadro de la nota

A la propuesta del Frente Amplio sobre una renta básica le falta “mucha definición” para ser “seria”

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2021-01-13T20:38:00