La idea de abrir un banco, impulsada por un joven inquieto, empieza a recorrer oficinas entre la incredulidad de varios

escribe Ismael Grau 

Su cabeza parece funcionar a mil por hora y habla con la misma velocidad. El relato sobre su plan para abrir un nuevo banco —algo que no ocurre desde hace años, más allá de fusiones o compras con los que desembarcaron en el país grupos financieros extranjeros— incluye referencias a corporaciones regionales y globales, a jerarcas del gobierno con los que asegura haber conversado o pretende hacerlo, a potenciales inversores que aportarían capital inicial, y a gente que sabe del negocio y les pidió consejo.

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