La prestigiosa revista inglesa “The Economist” advirtió que la difusión de los “Panama Papers” en todo el mundo es una “lección” para que los gobiernos “hagan más” para que los “paraísos fiscales” offshore sean “menos turbios”.
La prestigiosa revista inglesa “The Economist” advirtió que la difusión de los “Panama Papers” en todo el mundo es una “lección” para que los gobiernos “hagan más” para que los “paraísos fiscales” offshore sean “menos turbios”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn un editorial titulado “La lección de los ‘Panama Papers’”, la publicación recordó que hace tres años el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés) había difundido una serie de informes sobre paraísos fiscales en base a documentos confidenciales filtrados.
“Algunos clientes nerviosos de Mossack Fonseca (…) preguntaron si sus secretos estaban seguros. El bufete les dijo que no se inquietaran: su centro de datos era ‘de última generación’ y sus algoritmos de encriptación eran ‘de clase mundial’”, evocó la revista.
“The Economist” repasó los principales descubrimientos que, a nivel mundial, permitió la difusión de los “Panama Papers”: las actividades encubiertas de los presidentes Vladimir Putin (Rusia), Xi Jinping (China), Bashar al-Assad (Siria), Jacob Zuma (Sudáfrica) y de los primeros ministros David Cameron (Gran Bretaña) y Sigmundur David Gunnlaugsson (Islandia), entre muchos otros.
La revista, de orientación liberal, advirtió que “hay un montón de razones legítimas para usar compañías o cuentas bancarias offshore”.
“Cuando dos empresas llegan a un acuerdo para llevar adelante una ‘joint venture’ que cruza las fronteras nacionales, por ejemplo, pueden decidir situarla en un territorio neutral”, precisó.
Además, “los ciudadanos de países inestables frecuentemente buscan lugares seguros para dejar allí sus ahorros”.
Pero, indicó, “las compañías offshore también son empleadas para evadir impuestos y para esconder riquezas ilícitas”.
Según “The Economist”, “la corrupción hace que el mundo sea más pobre y menos igualitario. Cuando los políticos roban, reducen la cantidad de dinero público que pudiera destinarse a carreteras o escuelas. Cuando asignan dulces contratos a sus amigos, defraudan a los contribuyentes y frenan a empresas honestas que pudieran invertir en sus países. Y esto traba el crecimiento”.
“Limpiar los paraísos fiscales no terminará con los chanchullos”, admitió la revista. “La primera responsabilidad para esto recae en los gobiernos nacionales, muchos de los cuales deberían hacer más para que sus finanzas sean transparentes y para que las salvaguardias contra el amiguismo sean rigurosas”.
Sin embargo, añadió, esa limpieza “ayudaría si los cleptócratas tuvieran menos chances de ocultar sus escondites. Por lo tanto, se requieren esfuerzos globales coordinados para terminar con el anonimato corporativo y parar a los intermediarios que les hacen las cosas tan fáciles a los ladrones para lavar sus botines”.
“The Economist” opinó que “muchos esquemas descritos en los ‘Panama Papers’ involucran a compañías fantasmas anónimas, cuyos reales propietarios se esconden detrás de testaferros contratados”.
“Ese tipo de vehículos” son aprovechados por “evasores de impuestos, lavadores de dinero y funcionarios corruptos. Es tiempo de despejar sus ventanas creando registros centrales de propiedad abiertos a los recaudadores de impuestos, policía y el público”, propuso.
También planteó regular a los estudios de abogados y otros intermediarios que crean compañías offshore. “Se supone que ellos conocen a sus clientes y rechazan a los que no se ajustan a la ley. Pero demasiados (intermediarios) son contratados para actuar como parachoques y ofrecer una capa extra de protección contra aquellos que fisgonean”.
La revista recordó que los gobiernos “hacen grandes esfuerzos para asegurarse de que la banca global cumpla con las reglas anti lavado de dinero” pero, mientras tanto, “este sistema financiero en las sombras es apenas vigilado”.
“Eso debe cambiar”, dijo “The Economist”. “Los gobiernos podrían comenzar transformando en un delito penal el hecho de que alguien permita a otros evadir impuestos”.
Y, refiriéndose al primer ministro Cameron, la revista dijo que los “Panama Papers” le dan “la plataforma justa que necesita para persuadir a otros gobiernos, y al suyo propio, de transformar sus fuertes discursos de años recientes en acciones”.