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    ANEP y Ceibal avanzan hacia “universalizar” el Pensamiento Computacional en Primaria

    Experta argentina que liderará una investigación en Uruguay dice que el aprendizaje debe comenzar en la infancia más temprana; hacerlo en la adolescencia es “muy tarde”

    La primera infancia es un tiempo de oportunidades para despertar la curiosidad natural infantil, dice Marina Umaschi Bers, reconocida experta en educación y nuevas tecnologías para la enseñanza. Es también, agrega, el período más crítico para el aprendizaje y el desarrollo y, por ese motivo, se deben seleccionar “cuidadosamente” las herramientas y tecnologías en este período crítico, tomando en cuenta que los niños y niñas aún no leen ni escriben, y carecen de importantes funciones ejecutivas como la atención, la memoria de trabajo y la regulación emocional. Están recién aprendiendo a trabajar con otros compañeros, ansiosos por explorar el mundo, experimentando: tocando, haciendo y rompiendo.

    Así como los celulares y las pantallas en general se están apropiando del paisaje social del mundo adulto, estas adquieren un rol prominente en la vida infantil. “Por supuesto, hay muchas maneras de usar las pantallas. Sin embargo, la pregunta no es si los niños y niñas deberían estar frente a ellas o no. La pregunta es ¿qué están haciendo con esas pantallas?”, plantea Umaschi Bers en diálogo con Búsqueda, y pasa a explicar la importancia de fomentar el pensamiento computacional desde edades tempranas.

    El pensamiento computacional es la capacidad de resolver problemas de manera lógica, secuencial, “así como lo harían las computadoras para resolver problemas complejos”, define y mueve la discusión más allá de la visión tradicional de la programación como una habilidad técnica. “Pensar computacionalmente no es lo mismo que programar. Cuando uno aprende a programar asimila un lenguaje y después puede usarlo para resolver un problema o para crear algo. Programar es una forma de alfabetización, como la escritura”, dice.

    Esta especialista ha impulsado investigaciones en Estados Unidos, Singapur y Argentina —en las provincias de Corrientes y Mendoza— sobre la implementación del pensamiento computacional, y ahora coordinará una junto a Ceibal en Uruguay aplicada a escolares de segundo año y a los maestros.

    Codificar con otro lenguaje

    En Uruguay el pensamiento computacional empieza a hacerse lugar en la agenda educativa. Una resolución de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de diciembre de 2023 recomienda integrar el programa Pensamiento Computacional e Inteligencia Artificial (IA) de Ceibal. “Es histórico que ANEP realice una recomendación de este tipo porque de alguna manera contribuye a lograr el objetivo de universalizar el programa de Pensamiento Computacional que nos hemos propuesto en 2024”, dice a Búsqueda Emiliano Pereiro, jefe de Pensamiento Computacional e Inteligencia Artificial (IA) en Ceibal.

    Actualmente, 80% de las escuelas públicas urbanas del país forman parte del programa de Pensamiento Computacional de Ceibal, un “récord” de 3.700 grupos y más de 72.000 alumnos.

    Para la ANEP y Ceibal el objetivo de 2024 es “incrementar la cantidad de grupos” que se integren al programa “con miras a universalizar” el proyecto oficial, aseguró Pereiro. Se trata de aumentar la cantidad de estudiantes —tanto de centros urbanos como rurales— que participan de esta propuesta educativa. Un total de 3.636 docentes se formaron en actividades de Ceibal, en 16 capacitaciones y 10 actividades de divulgación (charlas y talleres) sobre la temática en 2023. También se desarrolló por primera vez una propuesta para Inicial (nivel 5), 1° y 2° grado, con un curso de 120 horas de formación docente que contó con 926 participantes.

    El cambio normativo, enmarcado en la transformación curricular de ANEP, introduce la disciplina Pensamiento Computacional como una de las 10 nuevas competencias. Esto permitirá alcanzar a un mayor número de docentes y estudiantes dentro del marco curricular, afirmó Pereiro.

    Así, Ceibal trabaja en conjunto con ANEP para “profundizar en la enseñanza de Pensamiento Computacional e Inteligencia Artificial” y fomentar el aprendizaje en estas áreas. “El objetivo es universalizar este año el programa en 4° año escolar, en 2025 hacerlo en 5° y en 2026 en 6°, para lograr una cohorte entera con tres niveles de Pensamiento Computacional e IA”.

    Umaschi Bers dirige un programa llamado Codificar con otro lenguaje, que propone una enseñanza de la programación a través del juego. La investigación a desarrollar en Uruguay explorará su aplicación en las aulas locales. “Queremos ver si los docentes uruguayos se sienten más cómodos aprendiendo y enseñando a pensar con esta pedagogía y evaluar qué resultados da, no solo en el área de programación sino en alfabetización y matemática”, explica.

    Umaschi Bers es miembro de la Academia Nacional de Educación de Estados Unidos, doctora en nuevas tecnologías para el aprendizaje por el Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y profesora e investigadora en la Escuela Lynch de Educación y Desarrollo Humano del Boston College. Desde 2001, dirige el grupo de investigación DevTech, dedicado a indagar el rol de la programación y la robótica en el aprendizaje y desarrollo infantil. También es cocreadora del programa Scratch Juniors que hoy usan 45 millones de niños en todo el mundo y del kit robótico Kibo para que los niños programen con bloques, sin necesidad de usar computadoras ni teclados.

    Sobre El pensamiento computacional como otra lengua la experta disertará el jueves 8 en Montevideo invitada por Ceibal, en el marco de conferencias de Escuela de Verano 2024.

    Plazas vs corralitos

    En el mundo infantil, hay juegos de computadora que se comercializan como educativos y desarrollan habilidades pre-académicas —enseñan formas, letras, sonidos, números— pero “estas tecnologías no apuntan necesariamente a la participación del niño” en la propia creación del juego. “En pensamiento computacional se busca que los chicos sean actores, productores y protagonistas, y no solo consumidores de tecnología”, afirma Umaschi Bers.

    Enseguida emplea una metáfora: “Hay herramientas tecnológicas que son como plazas o parques de juego y otras que son como corralitos. En el parque de juegos los chicos pueden inventar, crear, imaginar, jugar con otros y desarrollar habilidades socioemocionales; tomar riesgos, corregir y aprender a resolver conflictos. En cambio en un corralito están oprimidos, no tienen libertad de acción y pasan siendo controlados por otro”.

    Esta experta está convencida de que “esperar a la primera adolescencia para enseñar programación ya es muy tarde para empezar” porque si no se está “acostumbrado a pensar de manera lógica desde chiquito, con problemas chiquitos” hacerlo “a los 13 o 14” con problemas grandes de computación se vuelve “más difícil”. La edad óptima para comenzar a programar es a los cuatro o cinco años, siempre a través del juego, dice.

    Aunque dice coincidir con médicos, docentes y especialistas infantiles que insisten en que los dispositivos electrónicos no son tan recomendables en las edades escolares, propone un matiz: “¿Para qué se utilizan los dispositivos electrónicos? Si se usan para jugar sin más, no vale la pena para la educación. Pero si entendemos la tecnología como un lugar donde los chicos pueden crear, imaginar y producir algo que los estimule, entonces ya es otra cosa”.

    De acuerdo con su visión, la clave está en qué hacen las infancias con la tecnología. “¿Serán consumidores de contenidos creados por otros o crearán su propio contenido? ¿Llevarán a cabo una exploración lúdica o tareas repetitivas? ¿Usarán una plaza o un corralito? No es tanto la tecnología en sí, sino qué me permite hacer, en qué contexto usarla y por cuánto tiempo”, afirma.

    Consultada sobre el sentido que tiene impulsar la agenda del pensamiento computacional y aprender a programar en un sistema educativo como el uruguayo, con problemas de inequidad y desigualdad de origen socioeconómico y educativo, la experta respondió que esto es complementario a la alfabetización. “Para evitar la brecha los países necesitan gente que esté técnicamente sofisticada para los trabajos del futuro: no solo gente que sepa pensar, sino que sepa pensar y hacer. Por eso es muy importante formarse en pensamiento computacional jugando desde la infancia”, sostiene.

    Mujeres y minorías

    La experta argentina contó además que en Estados Unidos hay “muchos estudios contundentes” que muestran que “los estereotipos sobre quiénes van a seguir carreras técnico matemáticas ya están formados a los ocho años de edad”. En general, comentó, “las mujeres rehúyen a esas carreras y la gente que no es de tez blanca tampoco sigue esas orientaciones”, vinculadas al mundo STEM (del inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

    “Porque las mujeres y las minorías creen que esto es muy difícil y dicen ‘no es para mí’; entonces se alejan de las disciplinas técnicas, por la sencilla razón de que es gente que no estuvo expuesta a esto desde chiquita. Por eso es importante abrir las puertas a todos desde edades tempranas”, enfatiza Umaschi Bers, en línea con lo que opina Fiorella Heim, gerenta general de Ceibal, según su experiencia.

    En Uruguay, una tercera parte de los docentes de un programa de Ceibal ve más hábiles a los varones que a las niñas en pensamiento computacional. Sin embargo, los autores del estudio que refleja esa situación, detectaron que este sesgo es “inconsciente” y contrasta con las “evidencias empíricas”.

    Según Umaschi Bers, “el objetivo no es generar que todos sean programadores o ingenieros, pero sí que todos aprendan a pensar de manera computacional para resolver problemas”, porque hoy esta manera de pensar se aplica a todas las disciplinas. “Con la programación, las niñas y niños pequeños crean sus propios proyectos para comunicar ideas y expresar quiénes son. Se vuelven productores, y no meros consumidores de productos tecnológicos”, destaca la experta.

    Finalmente, deja planteada una pregunta: “Las personas que saben leer y escribir pueden hacer escuchar sus voces, mientras las que no saben, se quedan sin participar. ¿Se aplicará también a las que no puedan programar, a aquellas que no puedan pensar computacionalmente?”.

    Información Nacional
    2024-02-07T18:44:00