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    Ancap advierte sobre “riesgos elevados” de “accidentes graves” por el mal manejo de combustibles de las Fuerzas Armadas

    En un informe la empresa afirma que buena parte de las instalaciones y los procedimientos militares en ese rubro están fuera de la normativa, desactualizados o lejos de las “mejores prácticas”, lo que también permite “conductas oportunistas”

    El combustible es un largo dolor de cabeza para el Ministerio de Defensa Nacional, con vicios de oficiales y conductas irregulares por parte de militares que en algunos casos terminaron en la Justicia y han salpicado a todas las administraciones. Para intentar ponerle freno al problema, el ministerio pidió la colaboración de Ancap en una estrategia que pretende controlar de cerca toda la cadena de combustible dentro del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. La decisión se tomó tras un diagnóstico técnico elaborado por el ente que advierte de varias debilidades en las tres fuerzas y en la propia secretaría de Estado.

    El informe fue solicitado a fines del año pasado por el ministro Javier García al presidente de Ancap, Alejandro Stipanic. Un equipo de la empresa estatal relevó entonces determinados puntos de almacenamiento y suministro de combustible para analizar cinco niveles: ambiente, seguridad, calidad de los productos, políticas de almacenamiento y registro y control de inventarios. El reporte concluye que en las Fuerzas Armadas existe un “notorio alejamiento” de las mejores prácticas de la industria, “riesgos elevados” de clausura de instalaciones, accidentes graves y conmoción pública y que la mayoría de las instalaciones militares se encuentran en “condiciones fuera de normativas nacionales e internacionales” para el almacenamiento y expendio de combustible.

    En una carta enviada a García, a la que accedió Búsqueda, Stipanic advierte al ministro que en el estudio realizado por Ancap se observaron “usos y costumbres que vienen de mucho tiempo, reflejo de otras circunstancias tecnológicas y presupuestales, que apartan la operación de los niveles mínimos recomendables”. El presidente del ente añade que el manejo de combustible por parte de los militares “se realiza en formas muy variadas, muchas de las cuales no cumplen con las normativas vigentes”, y que se detectó “una falsa sensación de control y de cumplimiento de normas internas” que en realidad “carecen de actualizaciones tecnológicas y falta de adecuación a las mejores prácticas”.

    En el texto también alerta sobre una “atomización” de los puntos de almacenamiento, lo que a su juicio va en contra de la optimización del sistema y produce menor seguridad en la manipulación y control de pérdidas. Finalmente, explica que estas conductas pueden entenderse por la falta de recursos en distintos rubros como mantenimiento o seguridad, que “lleva a la búsqueda de alternativas” para el cumplimiento de los objetivos.

    “Se entiende necesario definir procedimientos adecuados y actualizados en registro y control de despachos para evitar conductas oportunistas”, concluye el jerarca, en referencia indirecta a casos ocurridos recientemente, en donde militares de distintas fuerzas utilizaron el combustible oficial con fines económicos personales. El más conocido estuvo a cargo de tres integrantes de la Armada imputados en enero de 2020 por la Fiscalía por asociación para delinquir y delito continuado de peculado tras comprobarse que robaban nafta destinada a la aviación naval para venderla a narcotraficantes.

    La carta de Stipanic a García cierra con el ofrecimiento de acordar intercambios de servicios entre Ancap y el ministerio, como cursos de capacitación, apoyo en la gestión y activos disponibles en desuso. El ente también sugirió a Defensa una batería de medidas a tomar: crear una unidad para cada fuerza con el fin de gestionar centralizadamente la administración de combustible; dirigir el abastecimiento de todos los vehículos livianos a estaciones de servicio Ancap por medio de tags o la autorización de entrega de nafta; implementar procedimientos rigurosos de mantenimiento y gestión del inventario; y tercerizar con apoyo de Ducsa las operaciones de inspección y mantenimiento de instalaciones.

    El combustible es un largo dolor de cabeza para el Ministerio de Defensa Nacional, con vicios de oficiales y conductas irregulares por parte de militares que en algunos casos terminaron en la Justicia y han salpicado a todas las administraciones

    Ducsa es la sociedad anónima responsable de una red de más de 300 puntos de venta que gestiona las estaciones de servicio Ancap, sus lubricantes y sus tiendas, entre otros productos y servicios.

    En una respuesta enviada en marzo, García aseguró a Stipanic que el diagnóstico técnico sobre la logística de abastecimiento elaborado por Ancap constituyó “un hito fundamental” para diseñar en el ministerio un plan de gestión eficiente de combustibles. La estrategia considera temas de gestión ambiental, capacitación de recursos humanos y rediseño de procesos en las áreas de seguridad, medio ambiente, almacenamiento y registro y control de inventarios. Para llevarla adelante García pidió que Ancap designe un referente que trabaje directamente junto con el Estado Mayor de la Defensa (Esmade).

    El gobierno pretende que el Esmade no quede siempre sujeto a las decisiones del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea y se transforme en el verdadero coordinador de las actividades de las tres fuerzas. Con ese objetivo se le ordenó llevar adelante el nuevo plan de combustible, coincidente además con la asunción en abril de un nuevo jefe del Esmade, el general del aire Rodolfo Pereyra, tras la salida del general del Ejército Gustavo Fajardo por usar un camión militar para una mudanza personal.

    “Muchas veces lo que pasa es que cada fuerza actúa como un ente separado, y son las Fuerzas Armadas del Estado uruguayo. Por lo tanto, hay parte de su logística, parte de su equipamiento, que por un tema de buena gestión debe comprarse y gestionarse unidamente”, argumentó García en rueda de prensa durante el nombramiento de Pereyra. Respecto al combustible, dijo que es uno de los insumos militares más importantes y está gestionado históricamente con independencia por parte de cada una de las fuerzas, lo que causó “sus bemoles y sus problemas” en diferentes períodos de gobierno. “Es muy costoso y es parte de los insumos donde está destinada la plata de los uruguayos”, afirmó García.