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Este martes fui invitado a una muy interesante discusión en la web en la ciudad de Antofagasta, cómo transformarla hacia el futuro tomando en cuenta las malas experiencias pasadas, y tomando en cuenta los desarrollos de punta de Carlo Ratti del Senseable City Lab, Laboratorio de Ciudades Smart del MIT de Massachusetts, ha ido elaborando para las ciudades del futuro.
Apuntando sobre todo a lo importante: el mejoramiento de la calidad de vida.
Es fundamental la cooperación del sector público, con los privados y los ciudadanos.
Y meditaba sobre los errores colosales del pasado, que por no tomar en cuenta la planificación hacia el futuro, por los negocios y las ventajitas inmediatas de políticos de corta visión han fracasado en Montevideo.
Así se hundió el tránsito ferroviario, el transporte masivo mayoritario del área metropolitana del que yo disfruté durante 20 años. Luego con el cierre de la Estación Central quedó un inmenso hueco pegado al centro de Montevideo. Un área que debe reciclarse y, como recomienda la sociedad de ciudades puertos, que se convierta en un área verde y un pulmón que la ciudad no tiene en la zona céntrica. Debe quedar una experiencia sobre lo que no hay que hacer.
No se impulsó el transporte subterráneo, para el que vinieron en su momento ingenieros de París, por el peso de los conocidos masones sobre algunos políticos. Y se hizo un gigantesco derroche que no funciona en el corredor Garzón o en el túnel de avenida Italia, sin la altura mínima legal.
También en el tratamiento del saneamiento de la ciudad; nos asustamos de los vertidos de Buenos Aires, pero en todo el plan de saneamiento no se ha pensado en el tratamiento de los vertidos en Punta Carretas, en el contaminadísimo arroyo Miguelete y en todos los vertederos del colector costero en las playas Ramírez, Pocitos, Malvín y Carrasco, que en cada lluvia contaminan todas las arenas donde después los ciudadanos nos bañamos. Con proliferación de enfermedades de la piel, de las que nadie habla para no espantar a los turistas.
Una ciudad para el futuro no será solamente con conexiones inteligentes que respondan a las órdenes de voz, para barrer las calles o recoger la basura. Ni un Antel Arena que no fue ni sombra de la Feria de Montevideo que propuso la Feria de Valencia y nos hubiera transformado en una ciudad del futuro que desde el mundo vendrían a conocer.
Manteniendo la identidad que la historia nos da, con rincones y barrios con escala humana y muy disfrutables, debemos buscar nosotros mismos las soluciones para desarrollar las viviendas, los barrios, los espacios urbanos del futuro que mejoren la calidad de vida de todos, empezando por los más humildes y necesitados.
