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Las decisiones de la reforma de 1995, que incorporó a las administradoras de fondos (AFAP) al sistema previsional, provocaron una serie de manifestaciones de grupos de “cincuentones”, 20 años después de que la ley entrara en vigor. Reclamaban que la transición para incorporarse al nuevo sistema había sido brusca porque a partir de un determinado momento las reglas cambiaban.
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Como aprendizaje de la experiencia anterior, la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) —creada para una nueva reforma amplia del sistema previsional— evalúa “hacer algo mejor” a lo de 1995 y se encamina a establecer que los cambios se hagan de forma “gradual”, dijo a Búsqueda el integrante del grupo asesor por el Partido Independiente, Álvaro Forteza. La idea es “evitar” problemas como el de los “cincuentones”.
El economista aseguró que hay una “posición mayoritaria” para que la transición se haga de forma “gradual” y que se reconozcan “los derechos adquiridos”. El cálculo final de la prestación se haría en función del tiempo en el que el cotizante aportó en cada sistema (el actual y el que se apruebe en la reforma prevista).
La estimación implica un “prorrateo” entre los derechos del régimen previo y los que se generen en el futuro, y se ponderará aquel en el que el cotizante haya aportado más tiempo.
Si bien Forteza señaló que esta propuesta tiene una posición mayoritaria y que podría ser “hasta consensual”, el integrante de la CESS por el Frente Amplio Ernesto Murro dijo que la transición “no se puede analizar” separada del resto de las ideas. “Si me ponen esta transición, pero después el salto es muy grande, puede ser lo mismo o peor que en el 96”, aseguró a Búsqueda.
El exministro de Trabajo dijo que la coalición de gobierno apuesta por una “transición proporcional corta” y que la clave es definir el “tiempo”. “Va a ser una reforma regresiva, pero van a plantearla tratando de que la ciudadanía reaccione lo más lento que pueda”, comentó Murro.
La propuesta “fallida”
En 1992 hubo un intento de reforma jubilatoria, bajo la modalidad de ley de urgente consideración, en la que se propuso incorporar un sistema de cuentas nocionales. Fue una “primera versión muy tosca”, cuando el modelo todavía no se había aplicado en ningún lugar del mundo, recordó el presidente de la CES, Rodolfo Saldain, en una entrevista con el Centro de Estudios para el Desarrollo.
Las cuentas nocionales son un sistema en el que cada trabajador tiene una cuenta ficticia, en la que se registran los aportes a la seguridad social que va realizando. A diferencia del régimen de las AFAP, cada peso no tiene respaldo en un activo y el dinero se utiliza para pagar las jubilaciones “en curso”.
Después de la oportunidad “fallida” de 1992, el modelo se incorporó en otros países, como Italia y Polonia. “Pero el paradigma de cuentas nocionales es el sistema sueco”, sostuvo Saldain.
La CESS ha estudiado en profundidad el sistema de pensiones de Suecia, que se basa en cuatro pilares: las cuentas nocionales, la capitalización individual obligatoria, un “pilar cero” y un régimen de pensiones ocupacionales, que son producto de la negociación colectiva.
Saldain reconoció que en la CESS están “evaluando” establecer un sistema así para el Banco de Previsión Social (BPS), pero la idea todavía está “en etapa embrionaria”.
Forteza es impulsor de establecer este sistema de aportes en el BPS, que implicaría utilizar “la historia laboral” para estimar derechos jubilatorios. Esto se “articularía” con los aportes de las AFAP y con el “pilar cero”.
Nocionales y “pilar cero”
La idea de Forteza de las cuentas nocionales se relaciona con otra de las propuestas que presentó el experto en la CESS, que trata sobre el diseño de un “pilar cero” que implica un “ingreso mínimo garantizado” para “todos los individuos” a partir de los 65 años (Búsqueda N° 2.123).
Esta idea garantiza el acceso a la jubilación sin importar los aportes realizados a la seguridad social y “reconoce” aquellos que los trabajadores hayan realizado durante la etapa laboral, aunque no alcancen los 30 años exigidos para jubilarse por el régimen general.
El cálculo de los beneficios jubilatorios del BPS se estimaría en función de lo que el cotizante pueda financiar por sus aportes realizados y, en caso de que la jubilación esté por debajo de cierto monto máximo, se otorga un “complemento” a través del “pilar cero”. “Si la persona logra superar esos umbrales, deja de recibir el complemento y se autofinancia”, comentó Forteza.
Además, el plan incluye un modelo que deje “más clara la cuenta” del BPS, que implica que las transferencias de Rentas Generales hacia el instituto de seguridad social se destinen solo al “pilar cero”.
Esta idea es “controvertida” y hay “opiniones diversas” en la CESS, aunque aún no hubo una instancia de votación.
Murro es uno de los que tiene una opinión discordante en este tema. “Cuando decís ‘jubilación autofinanciada’, inicialmente suena bien. Pero es imposible”, comentó. Y agregó: “Suena simpático, pero no es posible. Un trabajador que gana $ 60.000 —un buen sueldo— aporta $ 9.000 para su jubilación, y no alcanza”.
El representante del Frente Amplio indicó que los integrantes de la coalición de gobierno usan “la expresión de justicia intergeneracional”, pero dejan de lado la “justicia intrageneracional”, la que considera los aportes de los que “tienen más a los que tienen menos”.
“Hay que buscar nuevas formas de financiamiento”, sugirió.
