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Una de las primeras cosas que hizo Bill Clinton cuando entró en la Casa Blanca tras jurar el cargo fue pedir todos los archivos secretos sobre objetos voladores no identificados (ovnis) que tuvieran. Lo mismo hizo Barack Obama durante su presidencia. Pero el que llegó más lejos fue Donald Trump, que antes de dejar Washington promulgó un proyecto de ley de financiación gubernamental con una cláusula que autorizaba a los servicios de inteligencia a contar al Congreso todo lo que supiesen sobre ovnis. Además, se les requería que identificaran posibles “amenazas aeroespaciales” o afines, determinando si esa actividad podría estar relacionada con “uno o más adversarios extranjeros”.
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La respuesta llegó en junio de 2021, cuando el director de Inteligencia Nacional publicó un informe que decía que no tenía explicación para decenas de ovnis relacionados con 144 incidentes que databan de 2004. Las repercusiones de las revelaciones hizo que el tema “aterrizara” por primera vez en 50 años en el Capitolio, cuando a mediados de mayo altos mandos del Pentágono revelaron durante varias horas a los legisladores los hallazgos que poseían sobre las investigaciones. Incluso mostraron videos de avistamientos tomados por oficiales de la Armada y concluyeron no tener explicación científica para lo que sucede en el cielo. Dijeron que estos fenómenos son una amenaza para la seguridad aérea de Estados Unidos y debían ser tratados de esa manera. Los funcionarios del gobierno no encontraron evidencia de que en esos objetos voladores hubiera vida extraterrestre, tampoco la descartaron. Tampoco pudieron reconocer si se trataba de un gran avance tecnológico de un adversario, como podría ser Rusia o China, pero es una posibilidad que manejan.
El Pentágono reveló videos desclasificados en la audiencia pública de ovnis que hizo el Congreso de EE.UU. Foto: AFP
¿Extraterrestres o avance tecnológico desconocido? La fascinación por este tipo de fenómenos se ha mantenido durante generaciones en todo el mundo. Incluso en Uruguay. Y a nivel oficial. La Fuerza Aérea (FAU) tiene la comisión de investigación de ovnis más antigua del mundo. Se llama Comisión Receptora e Investigadora de Denuncias de Objetos Voladores no Identificados (Cridovni) y trabaja de forma ininterrumpida desde agosto de 1979.
Hasta hoy “no hemos podido comprobar el fenómeno en forma directa, no lo hemos podido verificar, estamos intentando hacerlo. En definitiva, hemos llegado a las mismas conclusiones que los norteamericanos en cuanto a velocidades, giros en el aire, interacciones con humanos y vegetales en la tierra o en el agua”, comenta a Búsqueda el coronel Ariel Sánchez, presidente de la Cridovni. “Tenemos las mismas conclusiones, lo único es que las dijimos hace 20 años atrás y con cero presupuesto”. A pesar de pertenecer a la FAU, esta comisión trabaja de forma honoraria.
Nunca, en sus más de 40 años, han sido presupuestados para realizar sus investigaciones. Los trabajos comenzaron a pedido de Estados Unidos (EE.UU.) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debido a la cantidad de denuncias sobre ovnis que se registraban en la década de 1970. “En 1978 en Granada (país del Caribe) se reunió la ONU a través de la Comisión de Espacio Ultraterrestre. Ahí trataron el tema de la probabilidad de vida extraterrestre y de los ovnis. En esta reunión se pidió a los países signatarios que crearan comisiones de investigación sobre estos dos temas. Uruguay tomó esa referencia y un año después nació la Cridovni”, explica Sánchez.
Para él, la opción de que el responsable de estos fenómenos sea una potencia enemiga de EE.UU. tiene poca validez. “Si fueran países con supernaves volando en los espacios aéreos es raro que se manifiesten con luces. Es algo que nos preguntamos muchas veces. Si se ve un objeto que no se puede identificar, lo capta un radar o un piloto, ¿por qué el otro aparato viene con las luces prendidas? Si vos vas a violar el espacio aéreo de un país, por las razones que sean, no vas a venir con las luces prendidas de la aeronave. Eso ya te da la pauta de que no pueden ser los chinos o rusos, como dice Estados Unidos, porque no se van a mostrar para que los vean”, dice.
Imagen de Cridovni
Interés oficial
La palabra ovni se ha vinculado durante años a la noción de nave espacial extraterrestre. Se trata de un término popular que significa “objeto volante no identificado”. “Esto no es un tema de creer o no creer en ovnis. No es un tema religioso, es un tema científico. La gente asocia la palabra ovni a extraterrestre, pero lo que tendría que preguntarse es: “¿Usted cree que hay vida inteligente extraterrestre viniendo a la Tierra?”. Creo que debe haber. Es tan vasto el universo que no podemos ser los únicos. ¿Pero esa vida inteligente extraterrestre puede estar llegando a la Tierra? Podría. Así como nosotros mandamos sondas a otros sistemas solares, como fue la Voyager, también desde otro lado de repente están enviando sondas de exploración”, afirma Sánchez. Desde 1979 a 2021, la Cridovni investigó 1.570 denuncias. De ellas, hay 47 casos (3% del total) que son consideradas “no convencionales”. Casos que están abiertos porque tienen un nivel de extrañeza muy alto y no permiten concluir “en nada por ahora conocido” (ver recuadro).
Dependiendo de la situación del caso, o si toma estado público, Sánchez debe reportarlo al comandante en jefe de la FAU y este informa al ministro de Defensa. A diferencia de lo que pasa en EE.UU., en más de 40 años de existencia ningún presidente, senador, diputado o miembro del gobierno uruguayo ha llamado o consultado nada a Cridovni. “No sé si es que el poder político en general no le ha visto importancia al tema. La cuestión pasa por la seguridad aeronáutica. En la Fuerza Aérea siempre se ha tomado en serio el asunto por parte de todos los comandantes en jefe que hemos tenido y de toda la comunidad militar. A la prueba están los resultados que tenemos. Ahora, del lado del poder político nunca hemos sido llamados por ninguna comisión, por ejemplo, de Ciencia y Tecnología, para saber de qué se trata lo que hacemos. Nunca tampoco nos citó ningún ministro de Defensa para estar informado de las tareas que hace la Cridovni”, dice Sánchez. Tampoco nadie ha decidido invertir dinero público en las investigaciones. “Uruguay nunca ha demostrado interés en lo aeroespacial ni en la investigación de la Cridovni, que hoy por hoy se ve coronada a nivel internacional por los hechos que suceden en Estados Unidos, que demuestran que no estábamos tan equivocados en las apreciaciones que veníamos haciendo sobre las características del tema ovni”.
Foto: AFP
El método científico
En lo que va de 2022, la Cridovni lleva investigados 13 casos, de los cuales no ha tenido mayores problemas. La mayoría son casos de “confusión” con algunas estrellas, alineación de planetas o cámaras de seguridad que han grabado imágenes que resultan ser problemas de confusión de la humedad ambiental con la óptica infrarroja.
La mayoría de las denuncias que recibe la comisión son de un solo testigo. La edad promedio de los observadores se ubica en los 40 años. Los picos de avistamientos se dan durante el verano porque es cuando la gente está más tiempo al aire libre. Hoy la zona de Uruguay en donde se registra la mayor cantidad de denuncias es en la zona costera. De Montevideo hacia el este. Los departamentos de Canelones, Maldonado y Lavalleja son los principales. Sánchez lo atribuye a la densidad demográfica. La observación detallada de formas lumínicas es lo más denunciado (49%). Después, las formas opacas, con el 45%. Lo que menos se ve son los objetos detallados y constatación de seres (2%). Entre las ocho y nueve de la noche es el pico de mayor cantidad de denuncias de avistamientos.
Cuando la Cridovni comienza una investigación establece varias categorías para estudiar los fenómenos denunciados. Comienza con lo que es tránsito aéreo, meteorología, hechos astronómicos, pasajes de satélites, chatarra espacial, y así una infinidad de detalles determinados para buscar una explicación. La comisión cuenta con equipos multidisciplinarios con ingenieros, sicólogos, meteorólogos, astrónomos, geólogos y arqueólogos que ayudan a descifrar esos enigmas.
Al igual que el Pentágono, Cridovni cuenta con sus propias conclusiones con base en las denuncias e investigaciones recogidas durante años. Se han observado en radar algunas velocidades superiores a 10 match (10 veces la velocidad del sonido) y virajes cercanos a los 90 grados sin disminuir su velocidad. “Un piloto no podría soportar esto. No hay cuerpo humano que pueda resistir esa carga”, explica Sánchez. Durante la aceleración, los ovnis han cambiado su color pasando de blanco amarillento al naranja rojizo. En encuentros con humanos se han producido quemaduras de primer grado. “Tenemos denuncias de esferas que se han aparecido delante de testigos. Incluso, tenemos fotos de personas quemadas como si hubieran estado abajo de una cama solar durante mucho tiempo”, añadió.
Interactuando sobre viviendas se han producido cortes de luz, alteraciones electromagnéticas, mal funcionamiento de televisores, radios, celulares y vibraciones en estructuras. En vuelos cercanos a aeronaves se han producido sobrecalentamientos de sistemas de luces y alteraciones en instrumentos de navegación. La mayoría de las denuncias obedecen a esferas luminosas nocturnas de pequeño tamaño. Para el presidente de la Cridovni, “estas conclusiones realizadas en Uruguay al final coinciden con las de los estadounidenses, lo único que nosotros las decimos desde hace tiempo sin presupuesto y ellos la dicen ahora después de haber gastado millones de dólares en investigación. La riqueza que tenemos es nuestra gente que ha trabajado en estos más de 40 años. El capital nuestro no es dinero, sino conocimiento, experiencia y trabajar con lógica científica”.