Cristo, carpintería y “olor a preso”: así trabaja la ONG que el gobierno eligió para bajar homicidios

escribe Macarena Saavedra y Juan Francisco Pittaluga 

Tres hombres cargan bidones de suavizante, jabón líquido, hipoclorito y perfumol en la caja de una camioneta utilitaria. Son casi las 10 de la mañana del lunes 8 de abril y están por partir hacia el barrio Los Bulevares, en el oeste de Montevideo, una zona con un alto índice de homicidios. El punto de partida es la chacra principal de la ONG Vida Nueva, ubicada sobre la Ruta 67, en las afueras de Las Piedras, que es mucho más que el espacio de producción de estos productos de limpieza y otros de carpintería y agricultura: es el hogar y el trabajo de 35 hombres que aún transitan por el sistema penitenciario o que hace poco obtuvieron la libertad. Todos, además, son adictos. Buscan rehabilitarse, reinsertarse en la sociedad, recuperar a sus familias y “dejar el mal camino de las drogas”.

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