El gobierno está evaluando volver a mezclar biodiesel en el gasoil y aumentar la proporción de etanol en las naftas que produce Ancap, con el fin de avanzar en la descarbonización del transporte y mejorar el cumplimiento de los compromisos ambientales de reducción de los gases de efecto invernadero hacia el 2025. Pero, el costo de aumentar la proporción de agrocombustibles genera controversia a la interna del gobierno, dijeron a Búsqueda fuentes de Ancap.
El Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) había solicitado en el último trimestre del año pasado a la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) que analizara la mezcla de un mínimo de 12% de etanol en las naftas y un porcentaje mayor a futuro. Actualmente el mínimo legal de mezcla es de 8,5%, pero Ancap incorpora 9,8% a las naftas por razones técnicas (ayuda a lograr el octanaje necesario y la especificación del combustible que comercializa).
En el caso del gasoil, el ente dejó de mezclar biodiesel a fines de 2021, luego de que una ley de Rendición de Cuentas eliminó la obligación de incluir el 5% como mínimo. Entonces, la medida sirvió para trasladar al público la reducción de ese costo, incluido en el cálculo de PPI (precio paridad de importación), un valor teórico que todos los meses el Poder Ejecutivo considera para fijar el precio mensual de los combustibles.
Aquel cambio legal fue impulsado por el MIEM porque incidía en $ 1,5 por litro de gasoil en el surtidor.
La Ley de Agrocombustibles (18.195) estableció en el artículo décimo que el Poder Ejecutivo “podrá modificar” los mínimos de mezcla “por razones fundadas (...) o bien en las limitaciones cuantitativas y cualitativas de la producción nacional de alcohol y biodiesel, así como en las magnitudes de sus costos”.
Hace pocos días Ancap informó a la Ursea —después de varias semanas de evaluación técnica— que el parque automotor de Uruguay puede utilizar naftas con 12% de etanol sin ningún tipo de problema técnico, dijo a Búsqueda el gerente general de Alcoholes del Uruguay (Alur), Álvaro Lorenzo. Comentó que Alur ha contribuido con técnicos en reuniones donde analizan este asunto junto con el MIEM, la Ursea y Ancap.
Apuntó que además de la “evidencia científica internacional” de un instituto estadounidense, es claro que el parque automotor uruguayo puede funcionar sin problema con naftas que tienen 12% de etanol. Los vehículos que cargan combustible en Brasil consumen naftas con 27,5% de etanol, y los que lo hacen en Argentina tienen el 12%, comentó.
“Ancap tiene en Alur un brazo verde. Somos la empresa que aporta a la descarbonización de los combustibles en el país”, señaló.
Lorenzo dijo que tanto en la planta de Bella Unión como en la de Paysandú se están realizando los estudios de ingeniería para aumentar la capacidad de producción entre 20% y 25%, por si se incrementa la demanda de Ancap de biodiesel y/o etanol. En el caso del biodiesel, Alur estuvo reorientando en los últimos años sus negocios hacia el mercado externo, principalmente, produciendo aceite vegetal porque logra mejores márgenes.
“Estamos en transición, mientras tanto, producimos etanol para abastecer el porcentaje de mezcla que hoy realiza Ancap o si se resuelve aumentarla mañana”, comentó. Sobre el biodiesel, que se produce en la planta de Capurro, dijo que Alur está manteniendo todas las capacidades para estar pronto en el caso de que se vuelva a mezclar en el gasoil, además de atender proyectos futuros en los que la empresa subsidiaria está trabajando junto al ente madre.
Nueva “ruta tecnológica”
Uno de los proyectos en curso es el estudio de factibilidad para producir diesel renovable y combustible de aviación en base a una tecnología nueva —el hidrotratamiento de aceites vegetales.
Lorenzo explicó que esa es una “ruta tecnológica” —que se denomina HEFA o HVO (aceite vegetal hidrogenado, por sus siglas en inglés)— de los combustibles líquidos de nueva generación. Explicó que el proyecto tendría dos patas en Alur (la originación y tratamiento de las materias primas en el principio de la cadena y la comercialización del combustible en el final) y la etapa de la producción del combustible sería en la refinería de Ancap.
Agregó que el proyecto es tres veces más grande de lo que Alur producía de biodiesel para Ancap y que se procesarían 150.000 toneladas de materia prima, para generar unos 130.000 metros cúbicos de HVO o combustible de aviación.
Para llevarlo adelante, Ancap ya presupuestó para este año la inversión en los estudios de ingeniería y equipamiento necesarios para realizar el proceso en la refinería, por unos US$ 130 millones, informó Lorenzo.
Señaló que la materia prima que se usaría para este proyecto serían canola, aceite usado de cocina, un destilado que sale como subproducto del etanol de maíz y sebo animal.
Además, Alur empezará a hacer ensayos de nuevos cultivos de los cuales extraer aceites vegetales. “Hay experiencia en ese sentido. Tenemos el campo experimental de caña de azúcar, donde traemos variedades y se valida su viabilidad. Y ha sido una de las explicaciones de la mejora de la productividad de la caña en Bella Unión”, comentó.
Indicó que este año Alur comenzará el piloto para estudiar la viabilidad de la pongamia (un arbusto perenne que crece en clima subtropical, cuyo fruto es una chaucha que tiene 30% de aceite), en distintas localizaciones, preferentemente al norte del Río Negro. También plantarán camelina y carinata, parientes de la canola y cuyo cultivo es anual.
En 2023 las ganancias de Alur fueron por unos US$ 8,5 millones, mayores a las registradas en 2022 (US$ 1,6 millones).
La facturación fue muy similar a la del año anterior (unos US$ 257,3 millones), aunque la producción de biodiesel estuvo por debajo de la capacidad instalada, explicó Lorenzo. En todo el 2023, US$ 35 millones fueron exportaciones de aceite vegetal.
En general, el 60% de las ventas de Alur fueron a Ancap (que se abastece de etanol para mezclar en las naftas). El resto correspondió a azúcar (5%) y a alimento animal que vende a productores agrícolas.
Desglosado por planta, en Capurro se produjeron 8.000 toneladas de biodiesel, contra las 13.000 del 2022. En esa planta también disminuyó la producción de alimento animal: pasó de 52.000 a 31.000 toneladas.
Ello se compensó, en parte, con el mayor nivel de actividad de las otras plantas de Alur. En Paysandú, la producción de etanol fue de 63.000 metros cúbicos (3% más que en 2022). A su vez, aumentó 5% la elaboración de alimento animal, que es un subproducto de la molienda de la materia prima para fabricar etanol.
En Bella Unión elaboró 34.000 metros cúbicos de etanol, 15.000 toneladas de azúcar y generó 16.000 megawatts hora de energía, que vendió a UTE.