En el nombre del padre

escribe Pablo Staricco 

Tony Soprano se fundió a negro, Walter White tuvo su último aliento mirando el techo y Don Draper encontró la felicidad en la forma de un jingle para una bebida gaseosa. Con el adiós a cada uno de esos protagonistas complejos, odiosos, queridos, idolatrados —y masculinos— de la televisión estadounidense, también se despidió su última era dorada. En su lugar llegó Netflix y la guerra del streaming. Varios bandos y una misma necesidad: más ficciones. Bienvenida el hambre. Bienvenida Succession.

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