La niña se sentía mal y tenía mucho dolor de panza, por lo que sus padres acudieron a una consulta para saber qué le pasaba. Pero luego de varios estudios el diagnóstico médico fue contundente: la pequeña tenía hambre.
La comuna lanzó un programa para hacer obligatorio el registro de pacientes con déficits alimenticios; los municipios A, D y F concentran la mayor cantidad de personas con este problema
La niña se sentía mal y tenía mucho dolor de panza, por lo que sus padres acudieron a una consulta para saber qué le pasaba. Pero luego de varios estudios el diagnóstico médico fue contundente: la pequeña tenía hambre.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEsta situación se dio en la policlínica de la Intendencia de Montevideo (IM) que funciona en el barrio Casabó y es solo uno de los más de 200 casos de desnutrición que la comuna detectó en los últimos cuatro meses, luego de poner en marcha un programa para atacar la malnutrición por déficit infantil y en embarazadas.
La iniciativa se enmarca en el Plan ABC que el gobierno departamental ha impulsado desde el inicio de la actual gestión y permite medir por primera vez estos datos en la capital del país. Según explicó la intendenta Carolina Cosse durante una charla organizada por la Universidad Católica el viernes 15, hasta ahora no se conocía cuál era el estado de seguridad alimentaria de los niños de cero a tres años y las embarazadas que se atienden en las 23 policlínicas municipales de Montevideo.
“No teníamos una medida. Por eso instituimos dentro de las policlínicas la obligación de que quien estuviera atendiendo tuviera que registrar si ve síntomas de malnutrición, sobre todo para direccionar un tratamiento”, indicó Cosse.
El programa de Apoyo Alimentario ABC comenzó a elaborarse en diciembre del año pasado y se empezó a implementar en julio de 2021. En esa línea, la jefa comunal explicó que cuando dieron inicio al programa, las autoridades estimaban que había unas 70 personas en situación de desnutrición; sin embargo, al día de hoy ya hay identificados 223 casos, “la gran mayoría embarazadas adolescentes provenientes de los más diversos barrios, sobre todo hacia el oeste y la periferia de Montevideo”.
La directora del departamento de Salud de la IM, Virginia Cardozo, explicó a Búsqueda que esa cifra es muy dinámica y “aumenta semana a semana”. Pero, según el último análisis, del total de personas que participan hoy en el programa, 164 son niños de 0 a 3 años y 59 son embarazadas, 16 de ellas adolescentes. Además, los municipios que concentran un mayor número son el A (Cerro, Casabó, La Teja) con 20 casos de desnutrición en embarazadas, otros siete en embarazos adolescentes y 81 niños; el F (Maroñas, Villa Española, Punta de Rieles) con 13 embarazadas, tres adolescentes y 27 niños con problemas de desnutrición, y el D (Piedras Blancas, Marconi, Aires Puros) con 14 embarazadas, tres adolescentes y 21 niños en esa situación.
Por el contrario, el municipio C (Aguada, Prado, Goes) solo tiene cuatro casos de desnutrición en embarazadas (dos en adolescentes), seguido por el CH (Punta Carretas, Pocitos, Buceo) con una embarazada y nueve niños.
“Tiene sentido si vemos a nivel global la situación socioeconómica de los municipios, pero la diferencia entre uno y otro es realmente muy grande”, evaluó Cardozo.
Hoy el programa está conformado por pediatras, nutricionistas, parteras y licenciados en enfermería y cuenta además con un equipo regional en el área psicosocial y nutricional. En ese sentido, la jerarca indicó que el primer componente del plan está vinculado a la atención en salud, lo que implica que las policlínicas municipales “puedan captar” aquellos niños de hasta tres años y embarazadas con diagnóstico de desnutrición.
“Una vez identificados, se intenta realizar un relevamiento sistematizado que nos permita hacer un seguimiento mensual de su estado nutricional de forma más detallada y accesible”, señaló Cardozo.
También se pretende hacer un seguimiento social, que incluye desde el abordaje y fortalecimiento de sus redes de apoyo hasta el acceso a los beneficios sociales. Y, por otro lado, se busca brindarles educación nutricional y la posibilidad de obtener alimentos con alto valor nutricional por un monto de hasta $ 2.800 por mes en los comercios adheridos a Cambadu, gremial que agrupa a los almacenes, autoservicios y bares.
La idea es “trabajar nutricionalmente con las familias para que cada vez vayan teniendo más herramientas para hacer una mejor elección de los alimentos, aprendiendo cuáles son los nutrientes críticos que afectan el desarrollo”, dijo Cardozo.
Carolina Cosse. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
La intendencia realizará un seguimiento de los casos cada tres meses, pero además comenzó a trabajar junto con el Núcleo Interdisciplinario Alimentación y Bienestar de la Universidad de la República con el fin de elaborar una evaluación externa de la situación nutricional de los niños y embarazadas que participan del programa a su ingreso, a los seis meses y al año. Está previsto que este primer diagnóstico, que analiza la seguridad alimentaria de las familias además de aspectos vinculados a su situación social, esté listo a fin de mes.
Si bien Cardozo indicó que hoy las autoridades no cuentan con datos actualizados que permitan analizar la evolución de la cantidad de personas en situación de inseguridad alimentaria en Montevideo, la experta aseguró que el aumento de la pobreza y el desempleo en los últimos años “incrementó esas cifras”.
Un informe presentado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura confirma esa tendencia, en tanto señaló que la inseguridad alimentaria en Uruguay aumentó en el contexto de la pandemia de Covid-19.
“En las policlínicas hay una percepción que muchas veces no era cuantificable acerca de que las situaciones de desnutrición infantil estaban empezando a impactar en la salud de las personas que atendemos”, señaló. Por eso esperan que este plan les ayude “a medir y dar respuesta” a esta problemática “que sigue en aumento”. “Evaluamos la situación cada 15 días y siempre hay ingresos nuevos”, lamentó Cardozo.
Entre las situaciones de mayor vulnerabilidad se encuentran los casos de desnutrición en embarazos adolescentes, por lo que las autoridades pretenden realizar un especial seguimiento en ese tipo de escenarios, dijo la jerarca. Es que estos casos generalmente traen aparejados “determinantes sociales” como la desvinculación del sistema educativo, la pobreza o la violencia, lo que requiere que sean priorizados.