El incremento no fue un proceso exclusivo de Montevideo. En el interior la Masonería tiene activas 51 logias, 14 más que en 2011.
Amado escribe que la organización mejoró el nivel de retención de los “hermanos que se iniciaron” en la logia. “Esta ha sido una preocupación importante en las últimas décadas: no solo captar la atención de los profanos a la institución, sino que, luego de iniciados, se mantengan activos en la orden, participando de las tenidas, sumando los méritos para pasar de aprendiz masón a compañero masón primero, y luego de compañero masón a maestro masón”, dice.
Según los datos de un informe interno de la Gran Logia de la Masonería, desde 2006 a la fecha fue disminuyendo la cantidad de “hermanos” que pasaban a condición de “pasivos”. Hace 15 años, solo el 65% se mantenía activo y hoy se está en el 100%. El cambio se produjo porque se adoptaron medidas para bajar las fugas. “Se han apretado las clavijas”, dijo un maestro masón al autor. “La institución se vio desbordada por los ingresos y no estaba muy preparada para procesar esa cantidad”.
La Masonería aprobó un nuevo reglamento de ingreso y un manual de captación y selección de “profanos”, como se denomina a quienes no son masones. Las reformas apuntaron a una “mayor responsabilidad” del “padrino”, se sumó un segundo “padrino” y la propia logia debe hacer un seguimiento de la persona.
Un maestro masón le explicó al autor del libro que a la orden se ingresa a “hacer masonería”. “Se terminó aquello de que lo invito porque es amigo, o porque está pasando un mal momento y la masonería lo puede distraer o porque puede conocer gente. Se terminó el show. (…) Por eso es tan importante, antes de entrar, además de que tenga el perfil indicado, que no tenga determinadas expectativas equivocadas de la masonería para que después no se lleve una decepción. Acá no hay ni Harry Potter, ni entras y al otro día, por ser masón, asciendes cinco posiciones en tu trabajo. Acá lo que tienes es una herramienta, un camino iniciático, para trabajar, a través de los rituales, tu mente y alma para ser mejor persona. Lo demás es fantasía”.
Sangre nueva
Amado destaca que la “sangre nueva” ha bajado el promedio de edad de los integrantes de la Masonería. Hace dos décadas, los templos “estaban repletos de hombres mayores de 60 años en su gran mayoría. Por ello, que el promedio de edad de ambas circulares se aproxime a los 44 años es una gran noticia para la Gran Logia de la Masonería del Uruguay. El ‘rejuvenecimiento’ de la orden era un fuerte desafío; era desvelo de los pocos masones menores (de entre 40 y 45 años) que solían juntarse informalmente a los efectos de pensar cómo encarar un proceso de renovación generacional, demanda que no encontraba campo fértil para cristalizarse”, relata el libro.
Hoy el 65% de los integrantes de la orden son menores de 60 años y casi el 40% tienen menos de 50 años.
El crecimiento no fue solo en cantidad de integrantes, también aumentó el patrimonio y se hicieron obras millonarias en dólares. Un informe interno de la Gran Logia indica que en el ejercicio 2018-2019 se generó un superávit antes de amortizaciones de $ 14.049.060 y luego de realizado el ajuste contable quedó en $ 7.141.051.
La Gran Logia tiene ingresos por mensualidades que pagan los integrantes, que rondan los US$ 1,5 millones de dólares.
Vínculos con el poder
Como en sus libros anteriores, Amado dedica varias páginas a la vinculación de la Masonería con el poder. Uruguay tuvo a lo largo de su historia nueve presidentes masones: Manuel Oribe, Juan Francisco Giró, Gabriel Pereira, Atanasio Aguirre, Francisco Vidal, Feliciano Viera, Gabriel Terra, Tomás Berreta y Tabaré Vázquez.
En el actual gobierno, la vicepresidenta Beatriz Argimón y la senadora Gloria Rodríguez (Partido Nacional) integran la Gran Logia Femenina del Uruguay. También son masones, los senadores Tabaré Viera (Partido Colorado) y Sergio Botana (Partido Nacional). Entre los diputados se destacan los colorados Marne Osorio, Pasquet y Felipe Schipani.
También integran la Masonería los subsecretarios Walter Verry (Industria) y Tabaré Hackenbruch (Vivienda); el intendente de Maldonado, Enrique Antía; el presidente de la Administración Nacional de Puertos, Juan Curbelo; el director del Banco República, Max Sapolonsky, y el director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (Secan), Gerardo Sotelo. Amado informa que el fiscal de Corte, Jorge Díaz, es otro miembro destacado de la Gran Logia.
En el libro se hace referencia a los vínculos con la izquierda y destaca que Helios Sarthou, que encabezó la lista 609 en 1994, integraba la Masonería.
Gerentes y el Fogata
Si en sus libros anteriores Amado destacaba el crecimiento de la Masonería en las Fuerzas Armadas, en particular durante los gobiernos de Vázquez, en el último agrega otro sector donde la presencia de “hermanos” en lugares clave es importante.
Además de que muchos médicos son integrantes de la Gran Logia, varios de los principales referentes de las mutualistas y de hospitales públicos son masones. Entre ellos aparecen el expresidente de la Administración de Servicios de Salud del Estado Marcos Carámbula, el exgerente de ese organismo Richard Milla, y el director del Hospital de Tacuarembó, Ciro Ferreira. (*)
En la Masonería también destacan que a escala sindical tienen un “hermano”. Ese es el dirigente comunista de la Federación de la Salud, Jorge Fogata Bermúdez.
En el sector privado figuran el director de Casa de Galicia, Alberto Iglesias; el de Médica Uruguaya, José Luis D’Espaux; Raúl Rodríguez, del Casmu, y Fernando Quarneti, de Bluecross & Blueshield.
La Asociación Española tiene vínculos particulares con la Masonería que se remontan a la época en la que la dirigía Óscar Magurno. Esos lazos quedaron expuestos también cuando la mutualista lanzó su servicio de emergencia móvil.
A una semana de aprobada la autorización a operar, que produjo polémica en el sector de la salud, la Gran Logia de la Masonería envió a todos sus integrantes una circular donde ofrecía un convenio para los “hermanos”.
La emergencia de la Española, a la que también estaba vinculado el presidente de Cutcsa y exasesor honorario de la Presidencia, Juan Salgado, otro masón destacado, logró convenios con entidades que eran comandadas por masones, entre ellas la propia Cutcsa.
Periodistas y deportistas
Amado dedica un capítulo del libro a la presencia de masones en el fútbol, el periodismo y el carnaval. En el fútbol aparece el dirigente de la Asociación Uruguaya de Fútbol y candidato a vice de Peñarol, Gastón Tealdi. También figuran el candidato a presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio; el presidente de Defensor, Ney Castillo; el dirigente de Danubio Oscar Curuchet y el secretario general de Fénix, José María Goicoechea, vinculado también a la asesoría en comunicación.
Entre los periodistas, nombra a Claudio Paolillo (fallecido), Ramiro Rodríguez Villamil (Kid Gragea en Búsqueda), Sotelo, Jaime Clara, Alfredo Etchandy y el presidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya, Fabián Cardoso. También recuerda un programa emitido en VTV por dos masones: Gente de palabra, conducido por Guillermo Enríquez y Yuri Gramajo. Además, menciona a Marcelo Fernández, vinculado al carnaval como periodista.
(*) En la versión impresa se publica que el exdirector del Hospital Maciel, excandidato a intendente de Montevideo y aspirante a dirigir el Hospital de Clínicas, Álvaro Villar, es masón cuando no lo es. Las disculpas a los involucrados.