La pandemia aceleró la adopción de la telemedicina, una modalidad que llegó para quedarse

escribe Federica Chiarino 
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Desde Río Branco, Tupambaé y algunas otras localidades del departamento de Cerro Largo, el doctor Norberto Borba fue el pionero. Alrededor de 2014 comenzó a recurrir a llamadas y videollamadas para acceder de forma rápida a las consultas y apoyo de especialistas de Montevideo y otros departamentos. Con el uso de esta modalidad para intercambiar con colegas, Borba captó la atención de la Sociedad Uruguaya de Telemedicina y Telesalud (SUTMTS) que surgió casi al mismo tiempo. También se interesó la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), que contactó al doctor de Cerro Largo para conocer más sobre sus métodos. Así comenzó a expandirse la telemedicina para uso interno del personal de la salud.

Pero con la llegada de la pandemia de Covid-19 a Uruguay los métodos que usaba el doctor Borba encontraron otra utilidad: la de vincular médicos y pacientes para realizar consultas. En marzo de 2020, pocos días después de la confirmación de los primeros casos del virus, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) llamó a realizar teleasistencia y a crear centros de atención telefónica en los prestadores de salud. Para evitar el contacto personal entre médicos y pacientes, y de esa forma contener los contagios, tanto mutualistas como seguros privados adoptaron medidas como las que sugería el SMU.

Las llamadas y videollamadas entre médicos y pacientes se volvieron moneda corriente y fue necesario regular estas nuevas modalidades de atención. En abril de 2020 se aprobó la Ley Nº 19.869, que estableció lineamientos generales para la implementación y el desarrollo de la telemedicina. En esa ley se incluyeron varios aspectos relacionados con el consentimiento del paciente en el uso de la telemedicina y la importancia de tomar medidas para proteger sus datos personales.

En ningún caso se suspendió 100% la atención presencial. No era posible ni lo será nunca. Porque, si bien la telemedicina facilita consultas rápidas y conexiones entre cualquier punto del país o del mundo, son muchas las veces en las que el médico necesita ver a su paciente. “Se debería decir que es la herramienta para poder acceder a la medicina de urgencia, a la segunda consulta, a la consulta de especialistas. Siempre entendiendo que no va a sustituir a la atención presencial”, dijo a Búsqueda Gabriel Antoniol, presidente de la SUTMTS.

Cuando la telemedicina adquirió marco institucional en esa sociedad, Antoniol y otros miembros empezaron a “evangelizar” sobre esto y a explicar las utilidades en encuentros con empresas de los rubros de salud e ingeniería. En general eran recibidos con los brazos abiertos, pero eso no quitó que se presentaran algunas resistencias. “Con las herramientas con las que vienen ustedes nos van a quitar trabajo”, decían desde algunos gremios médicos, según contó Antoniol. “No es así y lo podemos demostrar”, respondió. Explicó por ejemplo que con la telemedicina “los de registros médicos no se van a quedar sin trabajo, se van a reinventar en otras capacidades”.

Con el avance de la pandemia, y cuando la prioridad era evitar el contacto, se empezaron a descubrir algunas ventajas en la atención virtual, sobre todo en las videollamadas. La coordinadora de Telemedicina de la mutualista Casmu, Brigitte Bauml, dijo a Búsqueda que las videoconsultas enriquecieron “el aporte de la semiología” en el intercambio entre pacientes y médicos. “Porque (los médicos) pueden ver a su paciente en su estado, en su hábitat, en su entorno, acompañado de su mascota o de un hijo discapacitado, por qué no. Lo ven en su ambiente, con el estrés que quizás esté sufriendo. Y quizás en el consultorio no puedan tener esa valoración porque el paciente se presenta distinto que en su domicilio”, ejemplificó.

El área de Telemedicina era un proyecto que las autoridades de Casmu tenían en mente desde que asumieron, pero que la pandemia obligó a concretar. En marzo de 2020 comenzaron las videollamadas desde los consultorios médicos, una modalidad que “sin duda” llegó para quedarse, dijo Bauml. “Pero, obviamente, no sustituye la consulta presencial, sino que es una consulta complementaria”, aclaró. Esa área está integrada por siete funcionarios que se encargan de capacitar no solo al personal médico, sino también a los enfermeros, administrativos y a los usuarios de la mutualista. Para esto último han diseñado tutoriales y guías.

En la mutualista, las videollamadas siguen siendo parte de la rutina de la mayoría de los médicos, aunque con la baja de contagios diarios de Covid-19 y la habilitación de más consultas presenciales muchos pacientes decidieron volver a la presencialidad. Para mejorar y agilizar la atención, el área de Telemedicina de Casmu trabaja en un proyecto de “videoconsulta espontánea”. Mediante este nuevo sistema, el usuario podría conectarse con un médico y realizar una consulta de urgencia de forma más rápida, sin importar en qué lugar se encuentre.

Desde ASSE difundieron y fomentaron el uso de la teleconsulta siempre que pudiera evitarse el contacto entre médico y paciente durante la pandemia. Pero, según el gerente general, Eduardo Henderson, estas herramientas tienen utilidades que podrían ir más allá de evitar la propagación de un virus. El principal potencial está en la descentralización de la atención médica y en la oportunidad de llegar con especialistas a cualquier punto del país.

En abril, cuando Uruguay recibió a una delegación de médicos del Hospital Sheba de Israel, las máximas autoridades de ASSE aprovecharon a reunirse con ellos para intercambiar experiencias. De allí surgió un proyecto específico de telemedicina en el que ambas instituciones se comprometieron a trabajar en conjunto. A aquel encuentro presencial en Uruguay le siguieron varios virtuales entre Sheba y ASSE con el objetivo de desarrollar “una telemedicina que esté basada en una accesibilidad, sobre todo de pacientes que están en lugares distantes, a especialistas que están en Montevideo”, contó Henderson a Búsqueda. El hospital israelí ya tiene desarrollado y en marcha un plan de telemedicina, al que sus usuarios acuden con frecuencia, sobre todo para evitar riesgos de salir a la calle en zonas de conflictos bélicos.

Los seguros privados de salud no se mantuvieron ajenos a las nuevas tendencias de la medicina virtual. Un ejemplo fue el del Hospital Británico, que venía explorando soluciones de telemedicina desde hacía varios años. Ya en 2019, antes de la pandemia, el hospital desarrolló una aplicación compatible con todos sus sistemas y con la historia clínica electrónica. Allí quedó instalada la opción de consulta virtual, teniendo la precaución de brindar a sus pacientes la mayor seguridad sobre el manejo de sus datos, dijo a Búsqueda Sandra Bogado, gerenta de Prestaciones de la institución.

Con la llegada de la pandemia, el Británico agregó la posibilidad de consultas por teléfono, además de la aplicación. “El uso de estas herramientas resultó fundamental para continuar con los tratamientos convencionales, realizar controles básicos y también convocar a la consulta presencial luego de una consulta a distancia”, dijo Bogado. “Estas estrategias combinadas permitieron que nuestros pacientes no tuvieran un quiebre asistencial y continuaran con sus tratamientos, el seguimiento y la atención oportuna de sus patologías”, añadió.

Información Nacional
2021-07-01T01:20:00