Música para pelear en la calle

escribe Fernando Santullo 
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Hace medio siglo la banda inglesa The Who publicaba el que muchos consideran su mejor álbum y uno de los mejores de la historia del rock. No deja de ser curioso que ese disco, Who’s Next, sea el resultado de un proyecto fracasado y de un cambio de productor a último momento. Cómo fue que la banda liderada por su principal compositor, Pete Townshend, logró instalar ese trabajo rockero entre los mejores de todos los tiempos es lo que esta nota intentará exponer.

Para cuando salió este disco, el quinto, los Who ya eran una banda completamente consolidada en la escena británica. Su carrera había comenzado en 1964 como evolución de la banda The Detours, formada por el vocalista Roger Daltrey en 1959 y con la que tocaba en fiestas, casamientos y eventos. Daltrey había sido expulsado del liceo a los 15 años y desde entonces trabajaba en la construcción además de tener su banda y encargarse de las finanzas del grupo. Tras cruzarse con John Entwistle en la calle y verlo cargando un bajo, decidió reclutarlo. Fue el bajista quien recomendó a Townshend para el grupo. Durante un par de años, Daltrey fungió como líder y principal guitarrista de la banda, pero tras una serie de cambios de personal se concentraría en las vocales y Townshend pasaría a ser el guitarrista. El repertorio del grupo incluía instrumentales de The Ventures y otras bandas surf de la época. Finalmente, aún sin Keith Moon en la batería, el grupo cambiaría su nombre: The Who.

La escena británica de entonces estaba dominada por dos tendencias centrales: los rockers y los mods. Los rockers seguían de manera fiel la estética rockabilly: rock and roll directo, camperas de cuero, jopos con brillantina y una fuerte influencia de la música del sur de Estados Unidos. Los mods (contracción de modernos) estaban más claramente influenciados por la versión británica del rhythm and blues estadounidense, así como el ska jamaicano y la música beat inglesa. Su estética era distinta: sacos a medida, gabardinas, impermeables, motonetas Lambretta y Vespa en vez de las pesadas Harley Davidson de los rockers. Como a veces ocurre con las tribus urbanas, rockers y mods tenían sus más y sus menos. Entre los menos se encuentran las batallas campales libradas entre pandillas de ambas tendencias en las playas de Brighton, ciudad sureña de Inglaterra, justamente en 1964. Esas batallas serían recordadas por los Who años más tarde en su disco Quadrophenia.

En esa batalla, que era a un tiempo estética y física, los Who se alinearon con los mods. La decisión provino de su entonces mánager Peter Meaden, quien además decidió cambiarle el nombre al grupo y llamarlo The High Numbers. Por si esto fuera poco, Meaden escribió el single del grupo Zoot Suit y la cara B de dicho single, I’m The Face. A pesar de todos estos esfuerzos, la canción pasó desapercibida y la banda decidió dos cosas: echar a Meaden y volver a llamarse The Who. También decidieron seguir apelando a la estética mod y explotar sus maneras poco convencionales de tocar. Ya entonces el baterista Keith Moon, que había entrado a comienzos de 1964, solía pegarle a todo lo que le quedaba cerca y Pete Townshend ya había desarrollado su estilo poco convencional como guitarrista, tocando una suerte de híbrido entre la guitarra rítmica y la solista.

Los nuevos mánager serían Kit Lambert y Chris Stamp. El primero fue quien convenció a Townshend de ser el compositor de los temas del grupo. Al mismo tiempo The Who dio su primer paso en otro rubro: los conciertos como exhibición de destrucción de instrumentos. Durante un show en junio de 1964, Townshend rompió accidentalmente el brazo de su guitarra contra el techo del escenario. Enfurecido por las risas del público, el guitarrista terminó de destrozarla contra el piso y siguió tocando con otra guitarra que pidió prestada. Tras haber tomado nota, al siguiente show Keith Moon decidió destruir su batería sobre el final. The Who comenzaba a ser The Who musicalmente y en escena.

La primera evidencia de esto sería el single Can’t Explain, escrito por Townshend en la línea del sonido de The Kinks, quienes comenzaban a estallar en Inglaterra en ese momento. La canción fue subiendo lentamente en las listas de popularidad a finales de 1964, abriéndole el camino al segundo hit del grupo Anyway, Anyhow, Anywhere, que saldría en 1965 de la pluma del guitarrista y del cantante Daltrey. La canción tenía una ruidosa y caótica parte C, que reproducía por unos compases el caos que era la banda en directo. En lo que refiere a las relaciones personales, salvo el bajista Entwistle y el baterista Moon, The Who no era un grupo de amigos. Las tensiones fueron escalando entre Daltrey y el resto hasta el punto de llegar a la violencia física y Daltrey fue despedido. El cantante regresó, pero le pusieron una condición: el grupo sería una democracia o no sería.

El tercer sencillo, My Generation, daría también nombre al disco debut, que salió a finales 1965. La canción llegó al número dos de las listas de UK y posicionó al grupo a pesar de su carácter poco convencional para la época. Además de incluir varios temas de James Brown (Daltrey era y es fan), de ese disco saldría otro single, The Kids are Allright. El siguiente disco sería A Quick One, donde todos los miembros compondrían y a partir del cual Entwistle se consolidaría como segundo compositor, detrás del omnipresente Townshend. El tema que daría nombre al trabajo sería un breve adelanto de las ideas operísticas que el grupo desarrollaría en los siguientes años.

Es precisamente con el tercer disco, The Who Sell Out, de 1967, en donde por primera vez Townshend y los suyos escribieron los temas con un concepto en mente: que las canciones estuvieran unidas por falsos anuncios comerciales, jugando también en el nombre del disco con la idea de que la banda se había vendido. Sin embargo, no sería hasta Tommy, de 1969, cuando se materializaría su primer LP conceptual, llevando la idea a la categoría de ópera rock. Es con Tommy, que fue un absoluto éxito de público y crítica en su momento y que luego originaría la película de Ken Russell, cuando los Who se meten de lleno en ese subgénero que nacía.

Considerado por la crítica más reciente como un trabajo algo excesivo y hasta autoindulgente, Tommy fue capaz de revitalizar la carrera del grupo y sacarlo del “power pop” (el término fue acuñado por el propio Townshend) que los había caracterizado hasta entonces. Canciones como Pinball Wizard y la vaga idea de usar las enseñanzas de su gurú, Meher Baba, como fuente para las letras, fueron el disparador de esa nueva popularidad. Fue también el primero disco de The Who en el que aparecen los sintetizadores junto con el clásico formato de power trío rockero de guitarra, bajo y batería.

Del éxito de Tommy saldría la idea de crear Lifehouse, otra ópera rock, pero esta vez con elementos de ciencia ficción y en clave multimedia. “Era una fantasía ambientada en una época en la que el rock ’n’ roll no existía. El mundo se estaba derrumbando por completo y la única experiencia era a través de tubos de ensayo. En cierto modo, se vivía como en programas de televisión. Todo estaba programado. Los enemigos eran personas que brindaban entretenimiento por vía intravenosa y los héroes eran salvajes que habían mantenido el rock ’n’ roll como una fuerza primitiva y se habían ido a vivir al bosque. La historia trataba sobre estos dos bandos que se unieron y tuvieron una breve batalla”, contaría después Pete Townshend. Pero muy pronto fue claro que el guitarrista estaba teniendo problemas para trasladar sus ideas a las canciones que estaba componiendo. Además, el vínculo con el mánager Kit Lambert, quien ejercía de intermediario en la banda, se deterioró al punto de que este abandonó la nave y se mudó a Nueva York. Al mismo tiempo, agobiado por la presión que se había impuesto, Townshend sufrió un colapso nervioso.

Pese a esto, tras abandonar la idea de hacer Lifehouse y cambiar de productor, ocho de las nueve canciones creadas para el proyecto terminaron siendo parte de Who’s Next. El noveno tema fue My Wife, de Entwistle. La clave para destrabar la situación fue una recomendación del recién incorporado productor Glyn Johns, quien ya había trabajado con The Rolling Stones, Led Zeppelin, Bob Dylan, Procol Harum o Joe Cocker. Johns sugirió a la banda que se olvidaran de conceptos y de historias de ciencia ficción y se concentraran en hacer las mejores canciones posibles, estilizando su forma de tocar, buscando nuevos límites para la sonoridad del disco. Por suerte le hicieron caso y Who’s Next vio la luz en 1971.

El disco abre con Baba O’Riley, un tema poderoso que arranca con una línea de sintetizador a la que suma un piano clásico. Cuando entra la batería de Moon lo hace en un estilo más económico que el que lo caracterizaba hasta el momento, lo que no quiere decir que participe menos del arreglo de la canción. El batero de The Who nunca se limitó a marcar el ritmo y siempre fue parte integral del arreglo de los temas, interactuando de manera profusa con el resto de los instrumentos. La poderosa voz de Daltrey no había sonado tan rica hasta entonces ni sus melodías habían sido jamás tan épicas. Las guitarras de Townshend y su interacción con los sintetizadores dieron lugar a un sonido que prácticamente nadie había transitado en el rock hasta entonces. El otro gran tema del disco es el que lo cierra, Won’t Get Fooled Again, en donde el guitarrista y compositor se pone directamente político (“Estaremos peleando en las calles. / Con nuestros hijos a nuestros pies. / Y la moral que adoran se habrá ido”) y hasta cínico (“Conocé al nuevo jefe, es lo mismo que el viejo jefe”).

Nada sería igual para The Who ni para el rock después de ese disco. Luego, en 1973, vendría el maravilloso Quadrophenia, un álbum doble en el cual Townshend retrataría como nadie aquel verano de 1964 que vio nacer a la banda en medio de las batallas entre mods y rockers. Antes hubo tiempo para que Moon, Entwistle y Daltrey sacaran discos solistas. En 1975 aparecería The Who By Numbers, nuevamente producido por Johns. Poco después Keith Moon se adentraría aún más en su espiral autodestructiva, que esta vez terminaría matándolo en 1978, poco antes de la salida del disco Who Are You.

La muerte de Moon fue el quiebre artístico más claro que sufrieron los Who. Su sustituto, Kenney Jones, antes miembro de los Faces, banda que tuvo con Rod Stewart y Ron Wood, nunca logró la clase de aporte que Moon traía al grupo. De alguna manera, que no fue clara entonces, artísticamente los Who se terminaron allí. Y eso a pesar de los mejores esfuerzos compositivos de Townshend, capaz de producir siempre un par de hits en cada competente disco que la banda sacó después. El fallecimiento de John Entwistle en 2002 fue el clavo que le faltaba a esa percepción.

Who’s Next es uno de esos extraños casos en los que una banda especialmente volátil, en medio de una situación artística y personal compleja, es capaz de sacar lo mejor de sí y plasmarlo de manera única y absoluta. De lo contrario no estaríamos hablando hoy, medio siglo más tarde, de ese puñado de canciones increíbles que contribuyeron a redefinir el rock desde entonces y para siempre.

Vida Cultural
2021-09-01T18:43:00