Nº 2100 - 3 al 9 de Diciembre de 2020
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAunque los mercados accionarios mundiales siguen marcando récords prácticamente todas las semanas, aparentemente descontando un futuro promisorio de la mano del descubrimiento de vacunas de sospechosa eficiencia contra el Covid-19, la realidad económica actual y la previsible para el futuro inmediato luce bien complicada.
El martes 1º de diciembre la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) revisó a la baja las previsiones de crecimiento para el año 2021 a un 4,2% frente al 5% de expansión que había proyectado en el mes de setiembre. El motivo básico de este menor crecimiento esperado para el año que viene ha sido el aumento en el número de contagios por coronavirus en todo el mundo, que ha forzado a que diversos países y regiones hayan tomado nuevamente medidas restrictivas a la movilidad que impactarán negativamente en la actividad. Salvo China, que será la única economía relevante que mostrará crecimiento en este año 2020 (1,8% proyectado), la prácticamente totalidad de los países y regiones del mundo deberá esperar a fines de 2021 o comienzos de 2022 para retornar a los niveles de actividad de fines de 2019, antes de que estallara la crisis sanitaria.
Si bien la disponibilidad de vacunas sería evidentemente algo que cambiaría de manera drástica las perspectivas para la economía mundial, lamentablemente, hay todavía un camino más o menos largo e incierto hasta que ello efectivamente ocurra. Esto, más allá de la euforia que parece haberse adueñado de los mercados financieros desde el lunes 9 de noviembre, cuando las empresas Pfizer y su socia BioNTech anunciaron el “éxito” de su vacuna. Como esta semana señalara el presidente de la Reserva Federal norteamericana, Jerome Powell, en su testimonio ante el Comité Bancario del Senado: “Las recientes noticias respecto a las vacunas son muy positivas para el mediano plazo. Por ahora, se mantienen desafíos e incertidumbres significativas, incluyendo la fecha de disponibilidad, la producción y la distribución de las vacunas, así como su eficacia en los diferentes grupos”.
El impacto de las festividades de Thanksgiving del 26 de noviembre en EE.UU., las festividades de fin de año que se avecinan y la llegada del invierno en el hemisferio norte, y del verano aquí en el sur, son todos factores que potencialmente van a acelerar en el corto plazo el crecimiento del número de contagios en todo el mundo, causando un escenario sumamente desafiante para las autoridades económicas y sanitarias, así como para los gobiernos en todo el mundo.
De hecho, incluso en Uruguay, que hasta alrededor del mes de setiembre venía controlando muy bien la evolución de la pandemia de Covid-19, hemos asistido a un crecimiento continuo del número de casos en las últimas semanas, lo que ha llevado al gobierno a anunciar nuevas medidas restrictivas. Y ello se da en un contexto en que diversos indicadores (índice Líder de Ceres, recaudación de la DGI en octubre, caída de exportaciones en noviembre, etc.) estarían apuntando a que el proceso de mejora de la actividad que comenzó en el mes de mayo estaría entrando en una pausa y hasta en un leve retroceso. Con una temporada turística alta que ya se puso en jaque, será crucial que las medidas anunciadas esta semana —algunas muy discutibles— y controles más estrictos logren “aplanar la curva” en los próximos días. Si ello no ocurre, cuando el gobierno evalúe los resultados el viernes 18 de diciembre, viendo que pierde lo que lo hizo mejorar su respaldo popular en los primeros meses, querrá ir más a fondo y “cerrar más perillas”, con un impacto mucho más negativo sobre la actividad y el empleo.
En definitiva, más allá de todo el optimismo que se ha producido respecto a la sospechosa disponibilidad de vacunas contra el Covid-19, la realidad indica que como mínimo habrá un lapso de muchos meses o hasta años para que la aplicación de esas vacunas pueda tener un impacto significativo en la evolución de la pandemia como para que ello permita comenzar a dejar atrás las medidas restrictivas que tanto daño le han hecho a la economía y a la sociedad en todo el mundo. Lamentablemente, es probable que las cosas todavía puedan empeorar bastante y lo prudente sería no confiar en un cambio en esta tendencia por un tiempo importante. Estamos transitando un presente complicado y nos espera un futuro todavía bastante incierto.