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    Robert Silva: el Frente Amplio “le hizo mucho daño a la educación de este país”

    El precandidato colorado dice que se postuló para evitar el regreso de la izquierda al gobierno

    Hay varios conceptos con los que insiste Robert Silva, precandidato del Partido Colorado por el sector Crece. Uno es la “esencia batllista” que él y su equipo, asegura, representan mejor que nadie. Otro es que uno llega a los cargos “para que las cosas pasen”. En ese punto, agrega, su candidatura ostenta un “diferencial”: la reforma educativa que encabezó siendo presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y que hoy está en marcha pese a la oposición de los sindicatos de la enseñanza. Si llega al gobierno, promete más de eso.

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    Claro que para eso, más allá de ganar la interna del 30 de junio, un partido “acéfalo en reiteración real” tendrá que tener una votación muy mayor a la que hoy le muestran las encuestas. Silva, abogado y docente de 53 años, dice que eso se logra con “proyectos y propuestas”, siendo “garantía de concreción”. Y deja claro que su intención de postularse a la presidencia responde a tratar de impedir que el Frente Amplio, “que le hizo mucho daño a la educación de este país”, vuelva al gobierno.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Silva mantuvo con Búsqueda.

    —Arranqué muy temprano, el 7 de noviembre. El nuestro fue el primer acto de lanzamiento de todos. Hice una gira por todas las capitales departamentales, una recorrida de emprendedores, para conversar con gente que se ha reinventado por desempleo, por enfermedad o desafíos personales, que se animó a hacer cosas distintas. Fue una experiencia espléndida. Tras un corto descanso, ahora estoy haciendo una gira pueblo a pueblo, en reuniones más chicas, en garajes, casas de familia. Converso mucho con la gente. Hay mucha expectativa.

    —¿Se siente identificado con eso de reinventarse?

    —Puede ser, mi vida ha sido eso. Estudié abogacía y profesorado, fui secretario general de Secundaria y del Codicen, gerente de Recursos Humanos en Teyma, asesor de Pedro Bordaberry en el Parlamento, director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), representante de Tacuarembó FC en la Asociación Uruguaya de Fútbol. Sí, me puedo sentir identificado.

    —Hace unas semanas era claro favorito en la interna colorada, ahora ya se ve a Andrés Ojeda arriba en las encuestas, ¿le preocupa?

    —No. Miro las encuestas, las tengo en cuenta, pero no trabajo en función de ellas, den lo que den. En la interna (colorada) pasada todas daban ganador a (Julio María) Sanguinetti, salvo Radar. La mejor encuesta es la del 30 de junio.

    —¿Cómo es la estructura de Crece? ¿Heredó la de Ciudadanos?

    —Crece surge desde Ciudadanos. Toda su estructura está aquí, salvo tres excepciones; 37 de 40 agrupaciones están en Crece. Luego recibimos el apoyo de 21 agrupaciones distintas en todo el país, desde la 15, Batllistas o independientes; se adhirió la Alianza Republicana, el grupo del edil (Daniel) Algañaraz en Artigas (el que encabeza las denuncias contra la intendencia blanca de Pablo Caram), la lista de Marcelo Malaquina en Salto, Batllistas en Rocha, casi todos los que apoyaron a Germán Cardoso en Maldonado... El movimiento ha cumplido su rol, si hubiera seguido Ciudadanos no se hubieran sumado.

    —El lunes presentó sus propuestas en seguridad con Diego Sanjurjo, asesor del Ministerio del Interior. ¿Hay que seguir el enfoque dual, que hoy impulsa el gobierno?

    —Totalmente. Hay que seguir con la estrategia nacional integral y preventiva que presentó el gobierno en mayo de 2023 y Sanjurjo coordinó: el fortalecimiento de la policía comunitaria, los “interruptores de delitos” y convenios con el Instituto Nacional de Estadística (INE) para tener mejores estadísticas. Pero esto es algo distinto: presentamos 20 medidas adicionales.

    —En el ministerio le pueden preguntar a Sanjurjo por qué no las propuso ya.

    —Son medidas complementarias para el próximo gobierno: subir el salario a los policías por lo menos en un 50%, darles 800 horas de formación y no 600, exigirles educación media superior completa, brindarles asistencia familiar, psicológica y planes de vivienda. El aumento salarial debe estar asociado a formación integral. Hay una realidad, por temas económicos un policía hoy debe trabajar 14, 16, 18 horas por día, meterse en la actividad privada, hacer el servicio 222, más su turno. Eso no es vida. Un aumento salarial hace a su profesionalización.

    —Propuso pasar 1.500 efectivos del Ejército a la Guardia Republicana, ¿eso no es poner el acento en lo represivo más que en lo preventivo?

    –—Los militares ya tienen una preparación propia. Los formo, los capacito y los incorporo previa evaluación. Eso me da la posibilidad de tener 1.500 efectivos disponibles rápido en lugares donde hay que intervenir. Pero no, solo represión no sirve. Hay todo un capítulo de prevención y rehabilitación, está la creación de un Ministerio de Justicia.

    —¿Dónde va a estar?

    —No se crea uno nuevo, se incorpora a otro ministerio, estamos viendo con el equipo a cuál. Para la elección de 2019 el Partido Colorado propuso que el Ministerio de Vivienda se incorporara como Dirección Nacional al de Desarrollo Social. Nuestra idea es que Vivienda desaparezca como ministerio, incorporarlo al Mides o a Ambiente, y crear el Ministerio de Justicia. No hay más erogación porque surge de una estructura que ya existe, con sus cargos. Ordenamiento Territorial iría a Ambiente.

    —Habló de concursos para direcciones nacionales, cárceles y jefaturas de Policía. ¿No cree que esto puede provocar grandes rispideces en la interna? En este gobierno se apeló a viejas jerarquías.

    —La única manera de profesionalizar la función pública es a través de rigurosos trabajos de selección. A mí me ha pasado de hablar con intendentes del interior que dicen: “El jefe no conoce nada de la zona”, o que estaba retirado y lo llamaron. Tiene que haber un concurso de oposición y méritos con la presentación de un plan de seguridad para el departamento. Yo pregunto: ¿qué opinaría la gente si todos los directores de liceo fueran nombrados por designación directa? Uno llega a los cargos para que las cosas sucedan, ese es un gran diferencial de mi candidatura. He podido demostrar que a pesar de las dificultades, agresiones personales, verbales e incluso familiares, tengo la fuerza suficiente, voluntad y decisión de hacer algo cuando estoy convencido.

    —Usted presidió la ANEP y hoy lo acompañan el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, y su antecesor, Adrián Peña; el de Ganadería, Fernando Mattos; el vicecanciller, Nicolás Albertoni. ¿Es bueno para su candidatura estar tan pegado al gobierno?

    —Yo fui una figura, creo, importante del actual gobierno. El propio presidente ha dicho que las dos transformaciones más importantes que impulsó fueron la educativa y la de seguridad social. Estuve al frente de la primera. Tenemos un equipo que combina experiencia con renovación, con expertise en todas las áreas. A los que nombraste le sumo a Sanjurjo, a Adriana Aristimuño en la ANEP y Antonio Manzi en el Mides. También está Victoria Pasquet (abogada y magíster en Políticas Públicas). Es una combinación ideal.

    —¿Eso no desdibuja al candidato de un partido que no lidera la coalición?

    —Creo que no. En todos los lugares en los que estamos dejamos nuestra impronta: un fuerte foco en las áreas sociales. Eso va en la esencia batllista: la sociedad no tiene clases que se enfrentan sino desigualdades para las que debe haber políticas focalizadas. Los batllistas sabemos que la mejor política es la educación, por eso hicimos lo que hicimos. José Mujica habló de “educación, educación, educación” y terminó reconociendo que los sindicatos le torcieron el brazo. Nosotros vinimos e hicimos la reforma; habrá gente en contra o a favor, pero nadie discute que la transformación comenzó. Los sindicatos siempre estuvieron de punta porque defienden el statu quo. Tabaré Vázquez los jopeó en su primera presidencia con el Plan Ceibal; lamentablemente, en su segunda presidencia la presión sindical impidió que concretara el tan anunciado cambio de ADN en la educación. Además hay otra cosa que nos genera mucho orgullo: en los lugares que hemos estado las cosas se han concretado. Entonces, la coalición necesita mucho más Partido Colorado para que más transformaciones se concreten y no queden en discursos. Creo que nosotros tenemos esa impronta (social) que nos diferencia del Partido Nacional.

    —¿Este gobierno, entonces, no puso tanto foco en lo social?

    —Este gobierno puso foco en lo social... (Piensa) Creo que hay avances para seguir trabajando en salud, en políticas más focalizadas. Lo que se inauguró en febrero en Casavalle (el Centro de Referencia de Políticas Sociales Aparicio Saravia) es algo que nosotros ya teníamos incluido en el programa de 2014 y 2019.

    —¿Le molesta que haya sido un acto con un tono bastante partidario?

    —No fui al acto (sonríe). No pude ir.

    Robert Silva durante el acto lanzamiento de su campaña, noviembre 2023. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS

    —Las encuestas dan al partido una intención de voto menor a dos dígitos, ¿cómo atrae votantes?

    —Con proyectos y propuestas como las que empezamos a presentar, mostrándoles equipos y siendo garantías de concreción. El coraje de hacer, como definimos. En seguridad queremos crear un comando unificado en Presidencia, ¡y voy a estar arriba, respirándole en la nuca, como estuve en la ANEP! Por primera vez un chiquilín pudo pasar de la UTU a Secundaria sin recursar. Acá a las direcciones de cárceles les sacaremos gente dedicada a la represión y ponemos en su lugar gente formada en rehabilitación. Hay que apelar a la educación, buscarles hogares sustitutos a niños con familiares directos involucrados en el delito...

    —Esto puede causar críticas.

    —Llegamos para que las cosas sucedan. Hay una máxima: si seguís haciendo lo mismo, los resultados serán los mismos. Eso lo pensamos en educación y se lo decíamos a los sindicatos. En seguridad, si ves el programa del Frente Amplio, son hermosas expresiones de deseo. En el Partido Colorado dejamos de lado las frases bonitas. Si alguien no está de acuerdo, que venga, que lo diga, y vamos a un debate.

    —Critica al Frente Amplio pero en la diariaVictoria Pasquet, coordinadora de sus equipos técnicos, se definió como socialdemócrata, corriente a la que ubicó a la izquierda, ¿cómo se define usted, como batllista?

    —A ver... El batllismo, que en el mundo terminó siendo la socialdemocracia, es política pública con un fuerte acento social y el Estado como herramienta.

    —¿Cuesta ubicarlo a la izquierda?

    —No es que cueste, no estoy de acuerdo en encasillar las cosas como en la vieja Francia: conservadores a la derecha, renovadores a la izquierda. No hay duda que el batllismo fue renovador, disruptivo en su época. Todas las cosas que hizo el batllismo hicieron a este país. Nos presentamos como legítimos batllistas y queremos proponer cosas para cambiar la vida de todos, políticas públicas que permitieron a la gente progresar. Si no hubiera habido batllismo, yo no estaría acá: tuve asignación familiar, salud pública, escuela pública, soy hijo de laburantes. También creo en el mérito, en el esfuerzo y en el trabajo, no tengo que esperar a que todo me lo den. Pero si yo salgo de una situación distinta a otros, entonces tiene que haber políticas focalizadas. Claramente soy un batllista de esos, de los que tienen una fuerte impronta social pero que no creen en la lucha de clases. Otro diferencial en mi candidatura es que yo soy producto de eso, desde un hogar con necesidades diversas del interior del país, primer universitario de mi familia, producto e hijo de esa sociedad gestada por el batllismo.

    —Usted habló de no nombrar un embajador de Venezuela y enseguida Gabriel Gurméndez le retrucó. Carolina Ache habla de candidatos “rosados”, muy cerca del Partido Nacional. Andrés Ojeda dice que la renovación es él. ¿Está ríspida de más la interna colorada?

    —Creo que no. Si tengo una situación a plantear, levanto el teléfono y lo hablo, como ya lo hice. Es importante mantener un buen vínculo, porque el 1 de julio todos tendremos que trabajar por la reconstrucción. Nadie duda de que el problema del Partido Colorado es estructural; es un partido que quedó acéfalo en reiteración real. Hay que volver a las bases, salir de la sede de Martínez Trueba, recorrer el país. Lo hice tres veces siendo presidente de la ANEP, con dos años en pandemia. Digo que el gobernante tiene que dar la cara. Las políticas públicas se construyen al lado de la gente.

    —¿A quién llamó?

    —A un rival... (sonríe) Podré tener alguna diferencia, pero tengo buen vínculo con todos los otros precandidatos. No me van a escuchar dinamitar un puente.

    —¿No son muchos rivales?

    —Cuando tomé la difícil decisión de dejar la presidencia de la ANEP para dedicarme a esto, se hablaba de que no había candidatos. Ahora se habla de que somos ocho. Prefiero esto último.

    —Al tomar esa decisión, ¿no valía pensar que hubiese sido mejor quedarse a monitorear la reforma educativa que usted impulsó?

    —¿Y el 1º de marzo entregarle el gobierno al Frente Amplio?

    —¿Si no dejaba la ANEP, gana el Frente Amplio?

    —Creo que hay que poner toda la carne en el asador para lograr que la coalición de gobierno continúe. El Frente Amplio le hizo mucho daño a la educación de este país. Por cuestiones ideológicas y filosóficas tiró gran parte de la reforma que impulsó Germán Rama (en 1995). La educación no estaría como está si el Frente no hubiese hecho lo que hizo en 2005 o 2006, cuando destruyó un proyecto de reforma y luego no supo qué hacer, como tampoco supo qué hacer con la seguridad y con la institucionalidad del Estado. En 2019 tomé la difícil decisión de renunciar a mi cargo en el Codicen para atender un pedido de Ernesto Talvi para ser su candidato a la vicepresidencia, porque me di cuenta de que siendo solo consejero no iba a cambiar la educación, que la única manera para eso era cambiando el gobierno y comenzar un proceso de transformación. Lo hice. Ahora no solo voy a seguir trabajando por la educación, voy por otros ámbitos.

    —¿Se considera heredero de Talvi?

    —(Piensa) Fui su compañero de fórmula, aprendí mucho de él, tuvimos un muy buen vínculo, cuando era ministro estábamos en contacto. Luego, lamentablemente él se fue.

    —Y desilusionó.

    —¿Sabés lo que me dice una gran cantidad de gente? Que volvieron a confiar y que no los abandone. En su momento entendí su decisión, pero no la compartí. Eso es una diferencia.

    —¿Cómo financia la campaña?

    —Con recursos que Ciudadanos tiene por ley electoral y con colaboradores a los que contactamos.

    —¿Eso no debería transparentarse por ley?

    —Estoy de acuerdo con eso. Nosotros cumplimos estrictamente con toda la normativa. De eso doy garantías.

    —En el Partido Colorado ningún precandidato garantiza llegar al 40% de los votos con 10 puntos de diferencia con el segundo que la Constitución exige para ser el candidato sin pasar por la Convención. ¿Todos ustedes están de acuerdo con que el que gana, gana?

    —No hay dudas, lo contrario sería cantar jaque. ¿Te imaginás esperar un mes para que los convencionales se junten y decidan, mientras los otros partidos ya están recorriendo el país? Eso sería no pensar en el partido. Ninguno me dijo eso, el único que ha manifestado públicamente sus dudas es (Gustavo) Zubía.

    —Chocó con Fenapes, ¿se ve lidiando con el PIT-CNT?

    —Sí. Una cosa es lo que algún sindicalista —no todos— dice cuando tienen un micrófono enfrente y otra cosa es en un ámbito privado. Nosotros con los sindicatos hicimos un excelente acuerdo de negociación colectiva, histórico, para la recuperación salarial. El tema con los sindicatos es que cada uno tiene que tener claro el lugar que ocupa. Yo soy gobernante y se me juzga por lo que hago y por lo que no hago.

    Información Nacional
    2024-04-03T22:31:00