Un extraño caso de simiosis

escribe Javier Alfonso 

“Buenas noches, señoras. Buenas noches, señores. Miembros eminentes de esta academia. Mono. Mono. Mono”. Así comienza el monólogo que Marcos Valls interpreta en estos días en Sala Verdi, una pieza teatral que merece toda la consideración del público. El gran actor montevideano, que también actúa en estos días en la comedia Jirafas y gorriones (en La Cretina), sale solo al escenario, de camisa blanca, chaleco con solapas, pañuelo en el bolsillo, pantalón de vestir con finas rayas negras y moña al cuello. Un hombre serio, formal. Un caballero. Detrás suyo, una silla de madera con respaldo de barrotes y un taburete con una lámpara, que le sirve para apoyar los lentes. Con pompa y parsimonia, cuenta que nació como mono y lo siguió siendo hasta poco tiempo atrás, cuando decidió, para salvar su vida, convertirse en un ser humano. Durante los siguientes 55 minutos Mono cuenta su historia.

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