Manini Ríos tuvo un rol protagónico en la creación de Cabildo Abierto mientras era comandante en jefe, pese a que la Constitución se lo prohibía en forma expresa

REDACCIÓN  
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Guido Manini Ríos era comandante en jefe del Ejército, pero estaba seguro de que su salida del cargo estaba cerca. Corría noviembre de 2018, las desavenencias con el gobierno de Tabaré Vázquez crecían y el militar estaba a punto de jugar una carta que, según diría después, haría casi imposible que el presidente no lo relevara. Por eso, todavía en actividad, comenzó a trabajar con otros oficiales y allegados en la creación de un partido político, desde la recolección de firmas para presentar ante la Corte Electoral, hasta la discusión de su nombre y bandera.

Su rol en la creación de Cabildo Abierto, el partido que lideraría después, debía mantenerse bajo cuerda. El propio Manini Ríos declaraba en aquella época que no tenía vínculos directos con la nueva agrupación y que el cargo que ostentaba le prohibía cualquier actividad política. Tenía que negar todo.

“Si trascendía era un escándalo”, declararía años después el actual senador en una entrevista con Fernando Amado, quien acaba de publicar el libro Manini. El comandante sin jefe.

El escándalo al que se refirió Manini Ríos podría haber surgido porque el artículo 77 de la Constitución obliga a los militares en actividad a “abstenerse, bajo pena de destitución e inhabilitación de dos a diez años para ocupar cualquier empleo público, de formar parte de comisiones o clubes políticos, de suscribir manifiestos de partido, autorizar el uso de su nombre y, en general ejecutar cualquier otro acto público o privado de carácter político, salvo el voto”.

El 21 de agosto de este año Manini Ríos dio una versión muy distinta sobre cuál fue su rol en la conformación de Cabildo Abierto. Era la última entrevista que mantendría con Amado para el libro y fue el senador quien empezó preguntando.

¿Está grabando? —preguntó Manini Ríos.
—Sí, sí, estoy grabando.
—El nombre Movimiento Social Artiguista fue una idea mía. La propuesta inicial del nombre la doy yo estando en actividad y yo elegí la primera bandera de Artigas para que nos representara. Acá hay un tema: siempre se habló de que Cabildo surge, y que un buen día cuando yo dejo el cargo de comandante me ofrecen ser el candidato. Presentado así, parece que fueran dos cosas inconexas, Cabildo hace un camino y un buen día... y la verdad es que no es así.
—Entonces, ¿cuál es la verdad?
—Por principios de noviembre del año 18 tengo una reunión con algunos hoy cabildantes -con algunos amigos, yo diría--, casi todos militares, y les alerto: “Miren, se viene el año electoral, hay plazo hasta enero para presentar un partido nuevo. Yo estoy con la tarjeta más que amarilla, naranja, y voy a elevar las actas del tribunal de honor haciendo mis apreciaciones porque entiendo que como comandante no puedo ser neutro en la elevación de esto. Realmente ha habido un atropello a los derechos de mucha gente en todos estos años y lo voy a dejar plasmado en un papel. Es probable, o altamente probable, que me cesen una vez que yo [lo) eleve. Formemos un partido, vamos a tener esa herramienta, (el plazo) vence en enero”.
—Entonces la juntada de firmas, el manejo de su nombre como candidato a presidente, el cambio de nombre a Cabildo... ¿usted estuvo atrás de todo eso?
—Quiero decir con esto que no fue tan así que yo inocentemente estaba por fuera y un buen día digo “voy a ser candidato”. No, no... porque no se lo cree nadie, pero aparte no fue así. Se recorrió el país, sobre todo a nivel de retirados del personal subalterno; no hacían (las reuniones) en los centros mismos (Centros de suboficiales) porque no se pueden politizar, pero los retirados del personal subalterno yo diría que fueron el núcleo duro de la recolección de firmas que se realizó. Se precisaban dos mil y pico, juntaron cuatro mil y pico en veinte días. Pero claro, invocando: “es para que Manini sea candidato”. Ahí ya se empezó a trabajar, yo prácticamente no participaba porque todavía estaba en funciones, y aparte tampoco quería que se armara un escándalo... Si trascendía era un escándalo.
Pero me mantenían al tanto de todo. Por ejemplo, el tema del cambio de nombre: la propuesta inicial del nombre la doy yo estando en actividad, como le dije, y la bandera también. Después viene eso de la Corte, que nos prohíbe usar el término “Artiguista”, y (luego el nombre) Cabildo surge en una reunión en la que yo también estaba presente, estando en actividad. La realidad es que estuve. Yo no estaba ajeno a que se estaba formando el partido, incluso no fui ajeno ni al nombre, ni a la bandera, pero no participaba en las cosas concretas del tema administrativo. Eran reuniones esporádicas, pero no estaba ajeno, y todo esto era por si era cesado. Si yo no era cesado hubiera seguido hasta fin de año haciendo mis cinco años de comandante.
—Pero, como dicen varias personas, usted “se iba a hacer echar igual”.
—Yo estaba seguro de que me iban a echar, estaba seguro. Honestamente no es que me iba a hacer echar, yo estaba seguro: era una “toma” muy fuerte lo que iba a pasar. Una cosa es que yo le diga a Vázquez en un mano a mano mis consideraciones; varios de esos casos ya habían sido hablados con Vázquez personalmente. Pero otra cosa era que se lo diera por escrito y que quedara en el expediente, que iba a estar por los siglos de los siglos y que el presidente se banque que el comandante en jefe le critique la Justicia y que le diga que la Justicia era venganza. Yo tenía la convicción de que iba a ser cesado.

Guido Manini Ríos asume la jefatura del Ejército, febrero de 2015. Foto: Presidencia

De acuerdo con el relato que hizo Manini Ríos a Amado en varias entrevistas a lo largo de dos años, desde setiembre del 2018 rumiaba la posibilidad de ser candidato presidencial. Siendo comandante en jefe, había sido sancionado con 30 días de arresto a rigor, algo inédito en la historia del Ejército, por declaraciones que dio sobre la reforma que impulsaba el gobierno al Sistema de Retiros y Pensiones de la Fuerzas Armadas, la denominada “Caja Militar”.

Yo no exagero si digo que recibí miles de mensajes de WhatsApp de gente desconocida, tal vez mil y pico de mensajes una bestialidad. Era increíble. Y toda la gente, mucha gente que se acercaba. A veces uno se engaña porque el entorno le da para arriba y son cien, pero en este caso uno veía que era otra cosa.

Para Manini Ríos ese episodio fue “el punto de partida”. Amigos y allegados empezaron a plantearle la posibilidad de “armar algo para incursionar en la política”.

Las actitudes de Manini Ríos mientras era comandante en jefe, cargo que asumió en 2015, acumulaban enemigos en el Frente Amplio incluso antes de su arresto a rigor. El militar atribuyó el proceso de deterioro en su relación con el gobierno y el oficialismo, en parte, a la muerte en 2016 del ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro. El exguerrillero tupamaro “me respaldaba”, recordó. “Cuando yo estaba en la picota pública, él salía haciendo declaraciones de respaldo y eso era punto final al tema”.

Pero Fernández Huidobro ya no estaba cuando, a fines del 2018, empezó el “operativo despedida”. Manini Ríos debía elevar al Poder Ejecutivo unos fallos de tribunales de honor militares que juzgaban conductas de oficiales durante la última dictadura y lejos de tomarlo como un proceso burocrático, decidió utilizarlo como un acto de protesta. Quería dejar un documento “para que dentro de 50 años” los oficiales que lo leyeran, vieran que un comandante “se plantó” ante lo que consideraba una persecución. Y también quería asegurar su inminente destitución. El documento que redactó Manini Ríos incluía una dura crítica al Poder Judicial por fallos contra militares. Poco después de entregarlo, el general recibió una llamada telefónica en la que lo convocaban a una reunión con el presidente Tabaré Vázquez el martes 12 a las 10 de la mañana en la residencia de Suárez y Reyes.

Era viernes, lo que le daba unos días para armar un plan de salida. Manini Ríos organizó una reunión para el martes a la tarde a la que debían concurrir todos los coroneles, tenientes coroneles y mayores del Ejército. Pero además, el entonces comandante en jefe decidió dar una entrevista al programa Todo Pasa, de Océano, con una condición: debía ser grabada el lunes y transmitida el martes.

En la entrevista, recogida en el libro, Manini Ríos dijo que la reunión que tendría con el presidente al día siguiente sería por “temas importantes”, pero dentro de “la rutina” del trabajo. Consultado sobre el rumor que circulaba de que el Movimiento Social Artiguista quería candidatearlo, negó cualquier vínculo con la organización. “No he tenido mayores contactos, más allá de lo que he visto en la prensa y una página web, a la cual he accedido. Pero por ahora, y comprenderá que por razones del cargo, no puedo tener ningún tipo de contacto con ningún partido político, con ningún grupo”.

Mientras la entrevista estaba al aire, el presidente Vázquez actuó como Manini Ríos sospechaba. Después de la charla “cordial” en la que fue destituido, el ya excomandante en jefe le pidió a su chofer que lo llevara al Comando General del Ejército. Todavía le quedaban cosas por hacer. Reunió a su personal de confianza, también a su esposa, la actual senadora Irene Moreira, y su hija. Grabó un mensaje de despedida y en la tarde recibió a todos los jefes que había ordenado convocar días antes. Había 400 oficiales.

Yo les explico a todos los pasos y por qué hice el escrito. Me acuerdo de que era un aplauso cerrado, un aplauso cerrado.

El último giro de su estrategia de salida fue la difusión en los canales de comunicación del Ejército, pese a que ya no era comandante, de su mensaje de despedida. El video fue bajado pronto por orden del Ministerio de Defensa.

Guido Manini Ríos durante el acto de Cabildo Abierto donde oficializó su candidatura, abril 2019. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

“Era como denigrarse”. Con Manini Ríos en el ruedo, dirigentes de la entonces oposición querían sumarlo a sus filas de cara a la campaña electoral. Le dijo que no a blancos, colorados y del Partido de la Gente. A la prensa, en marzo de 2019, el actual senador le decía que se tomaría “unos días” para evaluar la propuesta de Cabildo Abierto de ser su candidato a presidente, oferta que aceptaría poco después. Ninguno sabía que el militar había estado tan involucrado en la génesis de ese partido, donde tenía su liderazgo asegurado. Tampoco tenían claro lo poco que apreciaba la posibilidad de incorporarse a otras colectividades políticas, según recoge el libro de Amado.

Yo entendía que, si había sido el comandante en jefe, no podía estar subordinado a autoridades de un partido, fuera cual fuera el partido. Era como bajar un escalón. Si me meto acá, me meto en algo como fue el ejército ciudadano, como es el Ejército, artiguista y totalmente independiente, sin ningún condicionamiento por nada. Y donde no haya nadie por encima mío, que yo sea la cabeza. Esa era la condición interna, lo que yo pensaba. (...) Si me meto, me meto siendo cabeza de ratón, pero no cola de ningún león. Y ahí fue que decidí ir por un camino propio. Y ahí todo Cabildo se forma en torno a mí.

A Manini Ríos, un militar con 46 años de carrera, no le pasó por la cabeza entrar a un partido.

Yo pensaba... como comandante del Ejército tenía un cargo en el que yo era el comandante de todos. Era para los frenteamplistas y los antifrenteamplistas. Y siempre con ese discurso militar o esa impronta militar del artiguismo. Yo pensaba que era en cierta forma bochornoso, si cabe la palabra, hacer política en un partido donde yo qué sé... donde mi jefa sea Beatriz Argimón, que era la directora o la presidenta del directorio del Partido Nacional, o Julio María Sanguinetti, que era el secretario general [del Partido Colorado].(...) Si hay una institución que reivindica a Artigas permanentemente es el Ejército; entonces la continuidad de eso tenía que ser un partido que reivindicara a Artigas. Y yo digo, después de todo lo que fue, toda la vida hablando mal de los blancos, los colorados, los frenteamplistas... meterme ahí era como denigrante.

Información Nacional
2023-11-13T09:30:00