Nacho Alonso y el proyecto paralelo con Bielsa: que un club uruguayo vuelva a ganar la Libertadores

entrevista de Juan Francisco Pittaluga  
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En 2017 Claudio Tapia asumió la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y en sus primeras entrevistas insistió en revalorizar el “producto”, en referencia a la liga local. Aquel concepto, que repitió con frecuencia, fue tomado por varios hinchas argentinos que hasta hoy mencionan jocosamente el “producto” para apuntar los problemas de los torneos argentinos: formatos de competición cambiantes, descensos confusos, exceso de equipos, bajo nivel arbitral y cronogramas complicados, entre otros.

También aquí el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Ignacio Alonso, habla de enriquecer el producto. Pero la situación es aún más complicada que en Argentina. A los mismos inconvenientes del fútbol vecino se suman otros: suspensiones constantes de fechas, tribunas vacías, canchas en mal estado, menor competencia, bajo nivel futbolístico e incluso aún más bajo nivel físico, con muchos futbolistas veteranos fuera de forma y jóvenes que cuando emigran admiten que en el fútbol profesional uruguayo se come y entrena peor que en otros países.

Alonso entiende que una de las causas es de índole deportivo, de trabajo de los clubes locales, y por eso apuesta a mejorar el rendimiento con un proyecto de metodología liderado desde la AUF con la figura de Marcelo Bielsa, el nuevo entrenador de la selección nacional. Otra de las razones, argumenta, es la falta de dinero que la liga local recibe por los derechos de televisación, desde 1998 y hasta diciembre de 2025 en propiedad de Tenfield.

Quienes abogan por la continuidad de la empresa sostienen que ningún otro privado está dispuesto a invertir US$ 17 millones al año en el fútbol uruguayo. Alonso responde que estudios de mercado muestran lo contrario y que en Uruguay ingresa menos dinero en comparación a competiciones similares de Sudamérica. Por eso la AUF prepara el terreno para un contrato más suculento, con la posibilidad de abrir una licitación en julio de 2025 y con la referencia de que el fútbol local, el producto, factura por año US$ 55 millones.

Sobre Bielsa, Tenfield, los derechos de televisión, el Mundial 2030 y la Copa América 2028 trata esta entrevista con Búsqueda.

—Las elecciones en la AUF en febrero y el paro de la Mutual Uruguaya de Futbolistas en setiembre hicieron de 2023 un año particularmente conflictivo en el fútbol. ¿Pasó un poco la tormenta?

—El paro de alguna manera sirvió para que las partes encontraran un diálogo. Así, de un conflicto que comenzó más por algunas charlas pendientes que por el propio texto del estatuto del futbolista, surgieron algunas líneas de diálogo con la mutual que están buenas para el futuro. Esa es una de las consecuencias positivas del paro. En lo político también vino bien, porque nos sentamos a hablar con los clubes y quedan algunas líneas en funcionamiento, queda un poco más de tranquilidad.

—El paro lo hizo la mutual pero la discusión de fondo fueron los derechos de televisación del fútbol uruguayo y las diferencias entre clubes que apoyan y otros que no quieren a Tenfield. ¿Concuerda?

—Yo veo eso. No vamos a estar escondiendo cosas que uno las siente, que las vive. Creo que fueron los derechos de televisión atados a la creación de la Liga Uruguaya de Fútbol Profesional, que se viene hablando hace mucho tiempo por parte de algunos clubes que quieren instaurarla pero no tienen el apoyo de todos. En los derechos de televisión hay visiones diferentes, hay intereses diferentes, y hay que ir transitando los caminos. Nuestra posición es muy clara: tenemos que construir un entorno de negociación que permita que se haga el mejor contrato de la historia en función de lo poco que queda para finalizar el contrato actual.

—¿Ese entorno de negociación incluye a Tenfield, el actual propietario de los derechos?

—Negociaciones con la empresa ha habido, y también ha habido diferencias y desinteligencias en el curso de las negociaciones. En algún momento se sentó la Asociación Uruguaya de Fútbol a conversar con la empresa, después de la negociación de los derechos de la selección en las Eliminatorias de 2022. Ahí hubo un período donde conversamos sobre el asunto, hablando de temas generales, que fue abandonado por el acompañamiento muy claro que tuvo la empresa en 2022 a la creación de la Liga Uruguaya de Fútbol Profesional, una liga que no logró reunir el consenso de todos los clubes y que por eso la AUF no le dio el reconocimiento. Hubo ese acercamiento, hubo luego ese paréntesis y hoy estamos en una etapa donde es posible retomar el acercamiento, pero la cercanía a la finalización del contrato y a la posible licitación no lo hacen tan atractivo como lo fue hace tiempo atrás.

Camaras de Tenfield durante un partido en el Estadio Belvedere. Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS

—¿Las reuniones fueron con Francisco Casal?

—No, con otras personas de la empresa. Yo a Casal hace años que no lo veo, no tengo una relación. Lo he visto en el Mundial de 2014 y tuve una reunión con él en Lima en 2017 en donde hablamos de derechos de televisión.

—Uno de los argumentos de los clubes que defienden a Tenfield es que ninguna empresa está dispuesta a invertir en un producto debilitado como el fútbol uruguayo.

—El mundo dice otra cosa. Se podrá presentar un mejor o un peor escenario, lo cierto es que la posibilidad de hacer el mejor contrato de la historia está ahí. Nosotros en este tiempo hemos tenido la oportunidad de poner arriba de la mesa estudios de mercado, de trabajar con consultoras, de verificar el mercado en materia de fondos y de estudiar quién está dispuesto a acompañar un proceso de mejora en el mercado de los activos televisivos. Durante este proceso de espera hasta 2025 nos afirmamos en todo eso para que los clubes no se apuren a vender y sacar el máximo provecho con la venta de los derechos. Hoy es posible pensar vender a un muy buen precio.

—¿Cuál es el valor del fútbol uruguayo?

—El fútbol uruguayo hoy tiene un nivel de facturación de US$ 55 millones de dólares en los distintos rubros, pero tiene un potencial mayor aún de facturación y, si nosotros vendemos de la forma en que se venden los derechos en el mundo, ese valor debería verificarse en los primeros dos años del nuevo contrato, es decir, en 2026 y en 2027.

—¿A qué se refiere con que “el mundo dice otra cosa”?

—Con el contrato actual, hoy Tenfield hace las veces de varias funciones: produce técnicamente, hace venta comercial, sponsorización, tiene algunas facultades de organizador de eventos, tiene la explotación del merchandising de varios clubes, de la pelota del torneo, de los nombres del torneo y de nombres comerciales, y tiene además la facultad de la venta a los distribuidores que llevan el producto a la gente, para lo cual hace de intermediario. Pero hoy en el mundo hay derechos comerciales y televisivos que se venden por separado. Los derechos de televisión se comercializan de forma directa: puede participar una agencia pero el que firma el contrato con el distribuidor es la federación, que de esa forma no queda ciega sobre el contrato que antes hacían la agencia y el distribuidor. El mundo de hoy no tiene absolutamente nada que ver a cuando se firmó el primer contrato con Casal en 1998. El modelo actual no responde a las tendencias y hay que cambiarlo.

Robert Harrison, Ignacio Alonso, Alejandro Domínguez y Claudio Tapia sostienen una réplica de la Copa del Mundo tras anunciar que los "partidos inaugurales" de 2030 se jugarán en Uruguay, Argentina y Paraguay. Foto: AFP

—¿Es un logro que Uruguay organice un partido del Mundial 2030?

—Sí, porque de otra manera hubiese sido imposible llegar a esto, porque estaban muy claras las posiciones y los votos en el Congreso de la FIFA, con África y Europa unidos para darle los votos suficientes para ganar a la candidatura de España, Portugal y Marruecos.

—¿Cree que la gente que critica ese partido para el Mundial 2030 no comprende el proceso de votación de la FIFA?

—Hay una parte de la crítica que sí está relacionada a no comprender bien cómo es el mecanismo de elección. Hay una parte que puede estar vinculada con las expectativas que se crearon para darle fuerza a la candidatura. Y también, particularmente en Uruguay, hay otra parte que sentía como un acto de justicia que Uruguay tuviera una mayor cantidad de partidos.

—Además del partido del Mundial 2030, ¿se negociará con la FIFA recibir otros eventos deportivos?

—Con un Estadio Centenario aggiornado y con la historia del Centenario, se pueden hacer muchísimas cosas. Ya lo vimos en las finales de Copa Libertadores y Copa Sudamericana que hubo en Montevideo y también en Maldonado. Hay muchos factores que ponen siempre a Uruguay en la boca del mazo: la conectividad, la capacidad hotelera, la tranquilidad de las ciudades y del país. La gente que ha venido a ver estas finales se ha ido encantada. Con un Centenario aggiornado vamos a recibir eventos de primera línea, seguro.

—¿Cuáles?

—Un Mundial de Clubes, más torneos de clubes de Conmebol y, con la colaboración de otros países, tener la posibilidad de organizar otra Copa América. Uruguay ya tiene una cantidad de infraestructura a nivel de clubes e intendencias, y con un Centenario mejorado podemos aspirar a mucho más. Porque además la reforma del Centenario se tiene que hacer, especialmente elevar la capacidad para 80.000 personas y generar una tribuna América nueva y techada.

—¿La Copa América 2028 se va a hacer en Uruguay?

—Por rotación ahora tocaría Ecuador, que organizó la Copa América de 1993. Luego vendría Uruguay, que organizó el torneo en 1995. Pero hay que ser prudentes porque la fórmula de las rotaciones es muy difícil de sostener. La última Copa América, prevista para 2020, iba a ser organizada por Argentina y Colombia. Dos grupos, dos sedes. Eso da la pauta de que ha mejorado el producto, el diseño del torneo, los estadios, da la pauta de que la organización del evento es similar a la de un Mundial. Por la pandemia esa Copa América se canceló y se hizo en Brasil un año después, justamente porque Brasil debido al Mundial 2014 ya tenía preparada toda la infraestructura para albergar un torneo de esta naturaleza. Eso demuestra que hay pocos países en Sudamérica que puedan hacer por sí mismos una Copa América. Entonces nosotros tenemos que pensar que si vamos a ser organizadores de una Copa América, por fuera del sistema de rotación, tendría que hacerse de forma colectiva. Si lo hacemos de forma colectiva con algún otro país sería viable la Copa América 2028 en Uruguay. Tenemos que pensar que es un torneo cada vez más sofisticado que no admite improvisación, ni problemas de transporte, ni hoteleros, ni de comunicación ni de infraestructura.

Ignacio Alonso escucha a Marcelo Bielsa el día de su presentación. Foto: AFP

—¿Por qué contrataron a Marcelo Bielsa como entrenador de la selección mayor?

—Lo principal fue mirar el desafío que teníamos por delante en materia de plantel de la selección. Teníamos un plantel joven con muy buena calidad, con referentes que estaban dejando la actividad, más cerca de su salida de la selección, y precisábamos como entrenador a un referente futbolístico. Ese fue el concepto que se persiguió para ir a buscar a Bielsa.

—¿Existieron dudas porque no fuera uruguayo, teniendo en cuenta el antecedente de Daniel Passarella entre 1999 y 2001?

—Para nosotros en esa búsqueda la nacionalidad nunca fue un problema, especialmente porque Bielsa es argentino, lo conocemos, compartimos valores con su manera de ver el fútbol y tiene una idiosincrasia muy similar a la del uruguayo. Después tiene que hablar la cancha y hoy la cancha está respondiendo. Ojalá este camino se consolide porque por delante está casi todo: la Copa América, el resto de las Eliminatorias, el Mundial, el Preolímpico… Hay que pensar con más cautela y con menos exitismo del que le agarra al uruguayo. Estamos en una etapa primaria.

—¿Quién propuso traerlo?

—Fue una decisión del Consejo Ejecutivo de la AUF. Lo conversamos al nombre de Bielsa dentro de las alternativas porque estaba en una etapa libre luego de su pasaje por el Leeds United de Inglaterra y al menos debíamos tener una conversación. Lo hablamos con el director de las selecciones nacionales, Jorge Giordano, que trabajó con él durante un período corto en Chile, y luego conversamos con Bielsa para conocer su respuesta y su devolución. Por suerte todo fluyó bien. Competimos con federaciones muy poderosas para contratarlo, pero hubo un convencimiento mutuo de tener un proyecto en común.

—Bielsa es conocido por ser muy meticuloso en su metodología diaria de trabajo. ¿Usted habla con él? ¿Hay algo que lo haya sorprendido?

—Hablo, no es algo frecuente de todas las semanas, pero sí una vez cada 15 o 20 días. Le ha ido imprimiendo su óptica al funcionamiento del Complejo Celeste. Hay más espacios para la gerencia deportiva, una sala muy buena de video-análisis, variación de los gimnasios para que tengan más cercanía con la cancha y reformas de circulación interna. Son cambios silenciosos pero notorios, que tienen sus consecuencias. Tenemos algunas obras proyectadas para aumentar las canchas, los vestuarios y los complejos de concentración. Para eso compramos un terreno enfrente al Complejo Celeste.

—Más allá de los futbolistas, que en su mayoría compiten en Europa, el juego de la selección es mucho más ofensivo, físico y organizado que lo que se ve en la liga local. ¿Hay alguna manera que se pueda derramar a los clubes uruguayos?

—Sí, eso lo hablamos en las primeras charlas con Bielsa y para nosotros es muy importante poder bajar desde la selección con algún tipo de proyecto, de monitoreo, de estímulo, para que el fútbol local crezca en rendimiento. Que haya un estímulo para mejorar la liga local y el desempeño de los clubes. Más allá de la infraestructura, mejorar el rendimiento y la intensidad de los futbolistas locales.

—¿Y cómo se hace?

—Tenemos previsto en los próximos días un encuentro con entrenadores, directores deportivos, presidentes y representantes de los clubes. Será una jornada para lanzar el debate sobre estos puntos y donde el cuerpo técnico de Bielsa, con él seguramente a la cabeza, presentará una serie de propuestas para mejorar nuestro nivel. Por ejemplo, compartir datos para la mejora del rendimiento en todos los clubes. La AUF tendrá un equipo destinado a eso con la dirección de las selecciones nacionales a cargo de Jorge Giordano. Tenemos una cantidad de desafíos, estamos rezagados respecto al promedio de Sudamérica, tenemos que reconocerlo, y por eso en aquellas primeras reuniones y en el contrato mismo le planteamos a Bielsa poder participar en esto. Es un objetivo en sí mismo de este nuevo proceso.

—¿Está inspirado en algún proyecto en particular?

—Alemania tuvo un proyecto así, hubo procesos así en España, en Francia, en Bélgica. Hay que ver estas cosas que han funcionado pero sin renegar de lo nuestro y de lo que hemos hecho en Uruguay desde 2006 con Óscar Tabárez, en aquel proceso principalmente respecto a la infraestructura y los tipos y cronograma de torneos. Ahora es empezar un camino para buscar que nuestros clubes sean protagonistas otra vez en los torneos internacionales. Volver a tener en el mediano plazo un título de Copa Sudamericana, de Copa Libertadores, una pelea cercana en estos torneos, disputarles a los equipos que hoy los están protagonizando. Debemos pensar que, más allá de Europa, hay proyectos en Sudamérica que también lo hacen muy bien, por ejemplo, Ecuador con Independiente del Valle y la Liga de Quito, dos proyectos que trabajan notable. Independiente del Valle tiene un proyecto exponencial basado en la metodología y en la formación del futbolista que ha sido el tractor del fútbol ecuatoriano. Ellos han podido.

—¿Por qué Uruguay no?

—Uruguay ha dejado de ganar títulos a nivel de clubes pero ha dejado también de pasar a fases avanzadas de los torneos, algo que sí han hecho equipos de otros países. Eso en parte se explica por estar tan rezagado en los ingresos que recibe nuestro fútbol, pero también seguramente haya razones de trabajo futbolístico que no las estamos viendo, por eso está bueno que Bielsa pueda desarrollar ese trabajo.

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2023-11-29T20:32:00