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Uruguay nunca fue de los países más duros con el gobierno de Venezuela. Sin embargo, a través de sucesivos comunicados de su Cancillería, el Poder Ejecutivo de Tabaré Vázquez fijó, a lo largo del 2017, posición cada vez más crítica sobre la administración de Nicolás Maduro. Por eso, en la interna del gobierno uruguayo llamó la atención el quiebre en esa tendencia registrado en la declaración oficial sobre las últimas elecciones presidenciales en el país caribeño.
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La diplomacia uruguaya, siguiendo lineamientos del gobierno, intentó mantener en el pasado una posición de equilibrio entre los países críticos con Maduro y sus defensores más acérrimos. El Ministerio de Relaciones Exteriores acumuló una decena de comunicados en 2017 sobre la situación venezolana. El último del año pasado, en agosto, firmado en conjunto con Brasil, Paraguay y Argentina, acusaba al gobierno de Maduro de “usurpar las atribuciones” del Legislativo venezolano, con mayoría opositora, y su sustitución por una Asamblea Constituyente dominada por el chavismo.
Después de eso, no hubo más pronunciamientos oficiales críticos.
Uruguay evitó sumarse al denominado Grupo de Lima, integrado por 14 países y conformado en agosto del 2017, que reclama un cambio de gobierno en Venezuela.
Y si bien no se había sumado a esas movidas diplomáticas impulsadas en la región, el comunicado de esta semana incluye un lenguaje más suave que los anteriores. “Rompe con la tendencia que venía teniendo Uruguay”, sostuvo un integrante del gobierno con experiencia en política exterior.
Críticas y apoyos.
Maduro ganó la reelección el domingo en unos comicios cuestionados por la oposición y buena parte de la comunidad internacional antes y después de su realización.
Tras el llamado de los principales líderes de la oposición a boicotear las elecciones, el domingo ocurrió la abstención más alta (46%) en la historia de las presidenciales en ese país. Maduro recibió casi 6,2 millones de votos, frente a los 1,9 millones de Henry Falcón, su principal contrincante. Con ese resultado, el mandatario seguirá en el cargo hasta el 2025.
El Grupo de Lima —integrado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía— anunció el lunes 21 que cada miembro reducirá el nivel de sus relaciones diplomáticas con Venezuela.
En su declaración, emitida el martes 22, Uruguay menciona la “difícil situación política, económica y social que atraviesa” Venezuela y “reafirma” su postura de que “la peor solución para el pueblo” de ese país “es profundizar su aislamiento internacional”. Añade que la elección del domingo “confirma la necesidad de un diálogo nacional amplio, inclusivo y respetuoso entre todos los actores políticos y sociales de Venezuela como la única herramienta viable para lograr la paz social, el ejercicio efectivo de la democracia” y la “superación de la crisis económica y social que los aflige”.
La posición uruguaya “parece más crítica con el Grupo de Lima que con el gobierno de Maduro”, evaluó un jerarca consultado por Búsqueda.
Los ministros Danilo Astori (Economía) y Víctor Rossi (Transporte) fueron mucho más lejos que la posición oficial. “Una elección con proscriptos y presos políticos no tiene el valor democrático que los demócratas queremos para Venezuela”, declaró Astori, el martes, a la prensa.
El Partido Comunista y el Movimiento de Liberación Nacional, en cambio, apoyaron al chavismo. Los comunistas declararon que los comicios que ganó Maduro constituyen “un paso más” en “la construcción de una salida en paz” a su crisis.
La oposición cuestionó la postura del Poder Ejecutivo. “(¡)No aclares que oscurece! El comunicado del gobierno uruguayo sobre la situación en Venezuela es la confirmación de lo que muchos venimos denunciando. Le deben mucho al régimen. Están atados de pies y manos”, escribió el martes en su cuenta de Twitter el senador blanco Luis Lacalle Pou.