El cambio de bandera de Daria Kasatkina, una de las grandes figuras del tenis ruso, puso el foco sobre una práctica que está vaciando de talentos al deporte ruso. El fenómeno ha sido impulsado ante las sanciones internacionales contra Rusia por la guerra en Ucrania, pero también por razones –unas prácticas y otras profundas– de los atletas que bordean lo personal y lo político