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Su publicidad quedó prohibida. Dejaron de ser una de las referencias típicas en los relatos radiales de los partidos de fútbol. Los prohibieron en los bailes, restaurantes y todas las oficinas públicas. Su precio se disparó como consecuencia del aumento de impuestos. Imágenes perturbadoras alertaban sobre sus perjuicios para la salud. Era el inicio del 2006. Un año antes había asumido por primera vez un gobierno de izquierda en Uruguay y su presidente, Tabaré Vázquez, decidió honrar su profesión de médico oncólogo y emprender una dura batalla contra las tabacaleras.
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El objetivo eras claro: desestimular el consumo de cigarrillos en la sociedad. La política restrictiva que aplicó Uruguay puso al país al frente de la lucha internacional contra el tabaquismo. Y también lo enfrentó en un litigio legal contra la multinacional Philip Morris que recién se dilucidó la semana pasada. El triunfo fue para el Estado uruguayo y el presidente Vázquez, otra vez en el gobierno, lo celebró en la interna del Poder Ejecutivo casi como un nuevo triunfo electoral.
En 2010, Philip Morris presentó una demanda ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) alegando que el Estado uruguayo violó con su política antitabaco el tratado de protección de inversiones con Suiza. La multinacional argumentó que las medidas perjudicaron comercialmente a su industria.
El gobierno esperaba desde hacía poco una resolución. El martes en la tarde, el jefe de Estado grabó una mensaje para transmitir por cadena nacional y su contenido fue definido como “ultrarreservado”. Solo se sabía que el tema del litigio con la tabacalera multinacional era uno de los puntos.
El Ciadi publicó el fallo el viernes 8. El organismo desestimó el reclamo de las tabacaleras demandantes y dispuso que pagaran los costos del juicio. Uruguay invirtió unos U$S 7 millones y el tribunal tuvo un costo de un millón y medio más.
Horas después, el gobierno divulgó el mensaje presidencial. “El Estado uruguayo ha salido ganancioso y las pretensiones de las tabacaleras han sido rotundamente rechazadas”, dijo Vázquez. El presidente explicó que las medidas sanitarias para el control del consumo de tabaco fueron “expresamente reconocidas como legítimas y, además, adoptadas en función del poder soberano de nuestra República”.
La noticia fue celebrada con mesura en la interna de gobierno y, en especial, por el jefe de Estado. Si bien para el presidente fue un importante hito en su carrera política, en sus declaraciones públicas pidió tomar el triunfo con mesura. Allegados al círculo más cercano del mandatario explicaron a Búsqueda que el tema era de especial atención para Vázquez y por eso tomó la noticia “casi como un triunfo electoral”.
“A pesar de la victoria procesal que estamos comunicando, entendemos que un elevado espíritu de prudencia nos ordena que nuestra conducta no puede estar asociada al festejo ni a una postura triunfalista”, dijo el mandatario.
Para él, un litigio como el que acaba de sortear Uruguay con éxito no puede dar lugar para intensas celebraciones por respeto a las víctimas que ha generado el consumo de tabaco. “Nunca habrá lugar para celebrar el resultado que nos da la razón. Nos limitaremos entonces a optar por una serena y respetuosa reflexión de los hechos, en homenaje al sentido mismo de la vida”, agregó.
La noticia fue recibida con gran satisfacción en el núcleo familiar del mandatario. El hijo del presidente de la República Álvaro Vázquez, también de profesión médico oncólogo, expresó públicamente su satisfacción por el fallo. “Orgulloso como hijo, como ciudadano y como médico. Una vida de coherencia incansable contra el peor flagelo para la salud. Arriba, Presidente!”, escribió el dirigente frenteamplista del Partido Demócrata Cristiano.
El lunes, en la reunión del Consejo de Ministros, el presidente tomó la decisión de destinar el monto que le deberá pagar la tabacalera a Uruguay a las jubilaciones más bajas. “El gobierno toma decisiones en función de las posibilidades que tiene, en este caso de sus posibilidades fiscales y financieras. En la medida en que se tuvo un resultado positivo en el juicio, nos pareció a todos por unanimidad que este podía ser el destino más positivo que podíamos darle a estos recursos”, explicó el ministro de Economía, Danilo Astori.
A la carga.
El contundente resultado del juicio contra Philip Morris no condiciona el trabajo que se viene haciendo en las políticas antitabaquismo, aclaró ayer miércoles el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, en rueda de prensa. Las autoridades sanitarias anunciaron nuevas medidas y objetivos en la lucha contra el tabaco. Basso dijo que una de las principales metas de la cartera en este gobierno es disminuir la prevalencia de las enfermedades no transmisibles. Un objetivo específico en ese sentido es bajar 20% la prevalencia del tabaquismo. La nueva medida sanitaria en la que se está trabajando para lograrlo es la del etiquetado único de todas las cajillas de cigarros a la venta. “El empaquetado genérico va a jugar un papel importante. Así se elimina todo tipo de elemento atractivo de la presentación del tabaco: colores, olores, tipos de filtros”, explicó el ministro.
Los paquetes, que tendrán una tipografía y un color único para todas las marcas, incluirán además las advertencias sanitarias que hoy ocupan el 80% del espacio. Basso destacó que con el etiquetado genérico “no hay forma de generar engaños sobre los impactos y los riesgos en la salud de los fumadores”. Actualmente, esta presentación de los cigarrillos está vigente en Australia, Francia, Irlanda y Reino Unido. En Uruguay se están haciendo estudios con las facultades de Ciencias Sociales y de Psicología para evaluar la percepción del fumador sobre las nuevas cajillas. Basso estimó que el 2017 será el año en que los paquetes de cigarrillos tendrán un solo color y una misma tipografía, independientemente de las marcas.
Por otra parte, el ministro anunció que se trabajará en un nuevo protocolo para combatir el comercio ilícito de los productos de tabaco y que se estudia un nuevo aumento del valor de los cigarrillos.
