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    En su propio nombre

    Mientras tanto, en Montevideo, de Gonzalo Deniz

    “El 7 de febrero voy a empezar a grabar un disco. Un cancionero con el repertorio que he cantado en estos 15 años de música, más alguna cosa nueva. El primero con mi nombre”. Así anunciaba Gonzalo Deniz, el 30 de enero, el comienzo de su nuevo camino. Franny Glass, el nombre ficcional extraído de las páginas del escritor J.D. Salinger que lo había acompañado durante tres lustros, había quedado atrás. Diez días después de empezar la grabación, el cantautor montevideano debutó en público con su propio nombre. En el patio de un bar del Parque Rodó, al aire libre, frente a un puñado de espectadores entre los que había varios amigos y familiares, se calzó su guitarra criolla y cantó una veintena de sus canciones con ese encare austero que adopta quien sale a defender su repertorio solo con cuerdas: las de su guitarra y las vocales.

    Esa esencia cruda y despojada es el eje conceptual de este disco que funciona como una bisagra, la plataforma de una transición muy bien pensada y ejecutada. Concebido como una verdadera refundación, Mientras tanto, en Montevideo (Bizarro) recicla un montón de canciones de Franny Glass con nuevos arreglos, en su mayoría, acústicos: guitarras, percusión, vientos, piano y fuelles ocasionales y un gran y bienvenido despliegue de arreglos vocales polifónicos, algo que venía plasmándose en sus últimos proyectos prepandémicos y que adquiere rasgos sobresalientes en Algún día.

    En este cofre con 18 gemas hay clásicos como Mientras el viento sopla afuera, El campo en la ciudad, Ojos de ventanas, Si siguiera mi instinto y El amor anda suelto. Esa sustracción ornamental se ve compensada con una evidente refinación interpretativa del cantante, devenido en crooner de sí mismo. El timbre vocal de Deniz ha ganado una coloratura adulta que se amalgama armoniosamente con la poética existencial, contemplativa y confesional de sus canciones, que al principio parecían hechas por el hermano mayor del muchachito que las cantaba.

    Temas nuevos como Las luces, del reciente Canciones de amor para el fin del mundo, el último disco de Franny, convertida en una preciosa balada country, se ensamblan naturalmente con este nuevo concepto musical. Hay aromas cabrerianos en Mientras tanto, en Montevideo, la balada que cierra el disco, y la más inspirada del puñado de novedades que trae este precioso álbum; la que anuncia versos con destino de clásico: Mientras tanto, en Montevideo, hay noticias prendiendo el fuego, / Hay jazmines en la calle, paraísos trepando el cielo.