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Desde comienzos de 2021, cuando la vacunación contra el SARS-Cov2 permitió ir reabriendo gradualmente la economía uruguaya, los datos que mostraban la realidad y las proyecciones para el corto plazo fueron mejorando trimestre a trimestre. Pero, ahora, esa tendencia se revirtió.
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El panorama económico actual de Uruguay, y también sus perspectivas hasta cuando empiece el otoño de 2023, registraron un relativamente fuerte deterioro. Eso surge de los índices que elabora al instituto brasileño Fundación Getulio Vargas (FGV) como parte de un relevamiento regional que, si bien presenta como de “clima de negocios”, no refiere a las “reglas de juego” normativas o al grado de estabilidad macro en donde deben moverse las empresas, sino al presente (Indicador de Situación Actual-ISA) y lo que cabe esperar para las economías en el futuro cercano (Indicador de Expectativas-IE). Es un relevamiento trimestral construido con base en información cuantitativa y cualitativa —opiniones y proyecciones— aportada por expertos de cada país, cuyos resultados referidos al tercer trimestre fueron publicados el lunes 22.
El ISA de Uruguay bajó de 133,3 puntos en abril-junio a 128,6 en este último relevamiento, si bien siguió por encima del promedio de los últimos 10 años (89,1). La caída del IE fue mucho más fuerte, de 50 puntos: de 166,7 a 116,7 en este tercer trimestre; también está algo por encima de la media desde 2012 (109 puntos).
La síntesis de esos dos indicadores es el llamado Índice de Clima Económico (ICE), que retrocedió de 149,6 en el segundo trimestre —un máximo en años recientes— a 122,6 en julio-setiembre, que a su vez se compara con un valor de 96,7 para el promedio de los últimos 10 años. El indicador va de 0 a 200 puntos como mejor valoración, con 100 como punto de inflexión entre las opiniones negativas y positivas.
El informe de la FGV —un centro de análisis y formación con sede central en Río de Janeiro— no profundiza en las posibles causas de la desmejora de estos índices, que ocurrió en un marco regional de deterioro casi generalizado de las economías y sus perspectivas (desde puntos de partida peores que el de Uruguay). El contexto interno muestra niveles de inflación relativamente altos que impactan sobre el poder adquisitivo de los ingresos familiares, una recuperación todavía parcial del mercado laboral y la moderación del crecimiento en algunos sectores, como el comercio.
Suministro
Las cadenas productivas y logísticas que se estaban reorganizando durante 2021 se vieron impactadas por el lockdown en China por el Covid-19 y la guerra en Ucrania. Una pregunta extraordinaria incluida en la encuesta de la FGV para este tercer trimestre buscó conocer si el sector productivo de su país aún enfrenta problemas en el suministro de insumos y/o materias primas. Las respuestas que dieron los especialistas consultados en Uruguay describen una situación atípica respecto al resto de la región: el 42,9% aseguró que “nunca” se llegó a registrar situaciones de ese tipo durante la pandemia, cuando esa opción fue señalada entre 0% y 7,7% en los demás países.
En Uruguay, actualmente el 26,8% contestó que el sector productivo sí padeció problemas de suministro pero ya los superó, e igual porcentaje señaló que las dificultades persisten, pero son “leves” o “moderadas”. Ninguno de los especialistas consultados visualiza inconvenientes “graves”, en la actualidad, por esta situación.
Otra pregunta complementaria interrogó acerca del plazo estimado para una normalización del aprovisionamiento de materias primas desde mercados internacionales. En Uruguay, el 25% contestó que en el primer trimestre de 2023 y el resto dijo que no puede dar una respuesta concreta al respecto.
