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La salida temporal de Brasil como proveedor de China a raíz de un caso de “vaca loca” es un fenómeno que trae inestabilidad en el mercado cárnico mundial, coinciden en señalar autoridades, empresarios y analistas. Pero, en lo inmediato, a la industria cárnica uruguaya se le abrió una oportunidad comercial que empieza a materializarse.
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Al presentar su balance al cierre de 2022 en la Bolsa de San Pablo, el grupo brasileño Minerva informó que “continuará atendiendo la demanda china a través de cuatro plantas faenadoras, tres en Uruguay y una en Argentina”, sin “comprometer su participación de mercado y la relación” con sus clientes.
La compañía aclaró que, desde 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal excluye la ocurrencia de casos de encefalopatía espongiforme bovina —el nombre científico de la “vaca loca”— “atípica” con el fin de reconocer el estatus oficial de riesgo del país, ya que la enfermedad puede presentarse espontánea y esporádicamente en todas las poblaciones bovinas del mundo. “En consecuencia, Minerva considera que, como en períodos anteriores, la suspensión de las exportaciones de las empresas brasileñas es temporal y debe reanudarse en un corto período de tiempo”, declaró.
En Uruguay, el grupo brasileño posee las plantas de faena Minerva Foods (ex Frigorífico Carrasco), Canelones y PUL. Además, el mes pasado acordó la compra del frigorífico Breeders & Packers.
La semana pasada las autoridades sanitarias brasileñas resolvieron suspender de manera temporal las exportaciones de carne vacuna a China luego de que se detectó, en un primer análisis, un animal con la enfermedad. El establecimiento ganadero, con 160 cabezas y ubicado en el estado de Pará, fue cerrado preventivamente.
La suspensión de las exportaciones es, en principio, por cuatro semanas, según lo establecido en los protocolos. Pero en el último de los casos anteriores (Brasil detectó vacunos con la enfermedad en su rodeo en 2019 y en 2021) la medida duró más. Entonces, eso produjo un incremento de los precios de la carne que se extendió hasta los primeros meses de 2022.
Brasil es el principal proveedor sudamericano de carne para el mercado chino, que venía con una demanda creciente asociada a la reactivación económica tras desmantelarse la política de cero Covid-19.
La Asociación de Defensa Agropecuaria del Estado de Pará informó en un comunicado que el caso de encefalopatía espongiforme bovina sería de la forma “atípica” de la enfermedad, que surge de manera espontánea y esporádica, sin causar riesgo de ser diseminada en el rebaño y a los seres humanos. Brasil no ha registrado casos de la variedad clásica de este mal, que puede ser peligroso para el consumo humano de carne.
La suspensión de las exportaciones brasileñas “es muy impactante para el mercado” porque son el 50% de las compras totales de carne bovina por parte de China, señaló el ministro de Ganadería, Fernando Mattos, el jueves 23 en Radio Sarandí. Reconoció que esto le “abre una oportunidad” comercial a corto plazo a Uruguay también porque permite acelerar la extracción de ganado en un contexto de escasez forrajera de cara al invierno. Pero acotó: “Jamás podemos aseverar que una enfermedad vinculada a la producción (en Brasil) a la larga pueda ser positiva”.
“Para aquellos que digan: ‘Qué suerte, si Brasil no entra, nos favorecemos todos nosotros, se favorece la región’. No, lamentablemente eso termina repercutiendo y siempre influyendo en el comercio no de la mejor manera”, explicó Jorge Bonino, delegado del sector privado uruguayo en la Organización Mundial de Sanidad Animal en el programa Punto de equilibrio, de Radio Carve.
China, el mayor comprador del mundo, “se toma dos meses” para evaluar si rehabilita el ingreso de la carne brasileña a su mercado, explicó.
Bonino agregó que, más allá de las “carencias” de recursos en el área sanitaria del Ministerio de Ganadería, Uruguay tiene técnicos especializados en esta enfermedad. “El tema se conoce y ellos van a analizarlo”, y luego con las autoridades “tomarán la resolución que sea más acertada frente a la situación (…). Uruguay está a la espera”, con “tranquilidad”, para ver “que se confirme y ver la magnitud del problema” y cómo puede afectar en lo sanitario y lo comercial.