Con más turistas pero austeros, la temporada entra en su final

En declaraciones a Radio Uruguay, esta semana la ministra de Turismo, Liliam Kechichian, se refirió con optimismo a la actual temporada de verano. Estimó que durante la primera quincena de enero el aumento de visitantes habría rondado el 10%.

En Punta del Este la ocupación hotelera rondó el 90% durante enero. Algunas gremiales aclaran que la cifra varía entre los establecimientos ubicados en la península —que lograron los mayores niveles de clientela— y el resto. En Montevideo se llegó a 85% y las termas, un destino tradicionalmente de invierno, registró 70% de ocupación.

“Vino mucha gente de clase media que es la que controla el gasto. Tenés una ocupación importante, casas donde hay entre siete y ocho autos porque la gente se apila. Los campings están llenos. La sensación es que es más que la temporada pasada, pero cae el gasto per cápita. Y la rentabilidad es menor. Vino más gente pero en el bolsillo te queda menos. En gastronomía, que es muy variable, de repente hay establecimientos de nivel medio que no están tan bien. Hay clientes pero te piden una milanesa entre dos”, ilustró Martínez.

De cara a febrero, los empresarios estiman que el número de visitantes seguirá siendo bueno: en Punta del Este las reservas indican más de 90% de ocupación en la semana de Carnaval, mientras que los hoteles e inmobiliarias de Piriápolis esperan estar colmados. En Rocha, la hotelería de La Paloma, Costa Azul y La Pedrera planea una rebaja de entre 10% y 15% en la tarifa como incentivo para la segunda quincena. Y en Colonia, que pasó raya a un enero “muy desparejo”, se tienen reservas cercanas al 45% en los establecimientos de más categoría.

“Tenés una imagen similar a la del año pasado, no mejor. Eso por supuesto que no es malo. Pero la realidad es que solo manejamos la estadística formal. Hicimos un relevamiento y solo en Colonia hay cerca de 400 alojamientos irregulares entre Booking, Airbnb y Tripadvisor. Nosotros no promovemos la prohibición, pero nos interesa que se regularice”, apuntó Miguel Slimovich, de la Cámara Hotelera de ese departamento.

Un plato para dos.

Según Gastón Figún, de la Corporación Gastronómica de Punta del Este, los restaurantes que más lograron facturar son los situados en Solanas, Portezuelo, Manantiales y José Ignacio. En esas últimas dos zonas el crecimiento habría sido de 20%. Pero en la península los números “son muy parecidos al año pasado” y en algunos casos se registró una caída de entre 5% y 7%.

“Está muy lleno de autos y hay más gente, pero hacen turismo de playa. Hay mucho asado en la casa. Mucha gente que compra en el supermercado. Un restaurante me dijo que la facturación del último sábado fue 5% por debajo y diciembre terminó igual. El 31 llegó a hacer cuatro cubiertos, cuatro personas. Ahí ya nos dimos cuenta de que venía raro el asunto. No da para quejarse porque la temporada del año pasado fue buena. Pero, en síntesis, viene raro. Además en enero el dólar se disparó en Argentina y pasamos de estar baratos a estar un poquito más caros”, apuntó Figún.

El sector mantiene sus reclamos con respecto a las comisiones que cobran a los comercios los sellos de las tarjetas de crédito, aunque los beneficios fiscales pagando con mecanismos electrónicos “ayuda mucho” a captar clientes, sostuvo. En Piriápolis, que pasa raya a un enero con 100% de ocupación hotelera y un aumento de 15% en la cantidad de visitantes, el problema de baja facturación se repite.

“Lo que no condice es el consumo. En mi restaurante estamos registrando entre 12% y 15% menos que el año pasado. Hay muchísima gente pero sin poder adquisitivo. Se compra en supermercados, se comparte mucho. Tengo una familia de argentinos que entre cuatro cenaron dos sándwiches de jamón y queso y una botella de agua. Son cosas duras de contar pero es la realidad”, dijo Manuel Reina, presidente de la Asociación de Promoción Turística del balneario.

“Quizás hay que pensar en poner rotiserías en los hoteles, no sé”, opinó Héctor Araújo, asesor del Centro de Hoteles de Punta del Este. Para el empresario existe un cambio en los patrones de consumo del turista, que desplaza el gasto que solía hacer en comidas y alojamiento hacia tiendas de ropa y supermercados.

“Hay dos versiones entre los hoteleros y ambas son verdaderas. Los establecimientos de la península estuvieron completos igual que el año pasado. Obviamente cada vez tienen menos rentabilidad, porque no aumentaron el número de habitaciones, el dólar no sube y las tarifas públicas sí. Te dicen que no es nada espectacular la temporada aunque tienen más de 90% de ocupación. Y la otra es de los otros hoteles que tenían 50% de ocupación y ahora llegaron a un promedio de 70%. Como tenían margen, para ellos sí mejoró. Que la gente está, está. Pero está difícil la rentabilidad”, dijo.