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    La Rendición de Cuentas

    Sr. Director:

    El Senado acaba de dar media sanción a la Rendición de Cuentas (RDC) 2019, y en dicha instancia se dio un intenso debate sobre la gestión de los gobiernos del FA y los números recibidos por el nuevo gobierno

    A continuación, un análisis de los principales cuestionamientos de la bancada opositora, y los comentarios que me merecen los mismos.

    1)  Se sostuvo que “¡¡no hay necesidad de aclarar tanto una cosa que se sabe, que son naturales y conocidas las diferencias, etc.!!”.  O sea, la oposición manifiesta su molestia ante el gobierno por marcar el fracaso de la política económica, reflejado en las cifras que acompaña.

    El FA parecería no entender —o no querer hacerlo para no quedar expuesto— que los cuestionamientos no se centran en sus políticas sino en los resultados.

    El gobierno objeta la magnitud del déficit (4,7% o 5,1% según se lo mida) porque  es muy alto en sí mismo, y además porque es el doble del proyectado por el gobierno del FA, cuando elaboró el Presupuesto 2015-2019.

    Se objeta el ratio deuda neta/PBI del 43,5% porque es alto en sí mismo (y así lo han hecho notar economistas independientes y calificadoras de riesgo) y porque es 10 puntos superior al nivel de 2014 y casi 5 puntos por encima de lo proyectado para 2019, en el Presupuesto quinquenal.

    2) Otra de las cosas que se ha dicho por parte de la oposición es que “las afirmaciones y exposiciones del MEF están sesgadas porque carecen de contexto internacional y de lo que pasó a partir de 2015”.

    A mi juicio, vuelve a errar la oposición porque en la RDC 2019 se analiza la gestión de dicho año, y por tanto corresponde focalizar en él, o a lo sumo en el quinquenio 2015-2019.

    Es falso que el hoy oficialismo rehúye hablar de los primeros dos gobiernos del FA. Lo ha hecho en su momento, advirtió reiteradamente acerca de los desvíos producidos, marcó sus diferencias y, la verdad, nunca fue escuchado. O más bien, fue escuchado y ninguneado sistemáticamente.

    El FA cuando quiere defender su política y sus logros, siempre ignora o minimiza el contexto internacional, o lo hace  en forma sesgada, partiendo siempre de 2001/2002 en adelante, sin distinguir el durante y comparando “punta a punta” el presente contra el inicio. Elige, por tanto, el último el momento de la crisis económica más grande del Uruguay independiente, seguido de la bonanza mayor de la historia que se recuerde.

    En esa línea, cuando se le señalan los 60.000 puestos de trabajo perdidos de 2015 a 2019,  hablan de los 300.000 puestos creados hasta 2014, y nada dicen que  solo en 2004, se crearon 63.000, según INE.

    Cuando el gobierno habla de la caída de la inversión a partir de 2014, el FA se refiere al incremento registrado entre 2005 y 2014, intentando “hacer promedio” de forma de diluir o minimizar los efectos nocivos de la caída pronunciada en los últimos cinco años.

    Tuvieron de parte del hoy oficialismo infinitos llamados de atención de lo que estaba pasando, pero prefirieron minimizar esas  advertencias y seguir adelante con sus políticas, ignorando que el periodo de bonanza había llegado a su fin y era hora de cambiar la estrategia.

    No hay variable macro relevante (empleo, déficit, inversión, PBI, deuda, relación deuda/PBI, etc.) que no haya desbarrancado desde 2015 a la fecha.

    O sea, si de “contextualizar” se trata, hay que contextualizarlo todo, y en ese sentido, lo trascendente es la tendencia y lo sucedido en el último quinquenio, que es por otra parte lo que se analizó en la consideración de la RDC 2019.

    3) También se señaló que “cuando se hizo el Presupuesto 2015-2019 se aclaró  lo provisorio de algunas metas en función de la incertidumbre”, ¡y es verdad! Lo que se omitió decir es que en la RDC 2015, que el Parlamento analizó en 2016, apenas cinco meses después de aprobado el presupuesto, el PE planteó un ajuste fiscal y replanteó metas, la oposición (y analistas independientes) las marcó como poco probables o demasiado optimistas, pero el gobierno insistió, con los resultados ya conocidos.

    Yendo un poco más lejos, en la RDC  2017, entre la consideración de diputados y senadores, estalló la crisis cambiaria en Argentina, pocos días después de que el MEF fuera a comisión del Senado a explicar sus metas y proyecciones.

    La bancada del PN planteó, a través de los senadores Cardoso y Heber, la necesidad de que el equipo económico volviera al Senado, porque era evidente que el escenario había cambiado radicalmente y las metas anunciadas en primera instancia no se cumplirían.

    El MEF con el apoyo de toda la bancada del FA se negó a volver, ratificó su posición, y al final terminó sucediendo lo sabido. La oposición tenía razón y no se dio ninguna de las metas que por aquel entonces anunció el  ministro Astori, con las consecuencias nefastas en todas las variables macro de la economía.

    Por tanto, no hubo ni hay persecución ni animosidad, sino el propósito de mostrar los números tal cual surgen y su evolución a través de todo el periodo. Es evidente  que todo fue “más o menos bien” hasta 2014  y a partir de 2015 todo cambió para peor.

    No hay sesgo, ni ignorancia de los hechos. Lo que hay es un reconocimiento fiel de la realidad, leído a través de números contundentes, que no mienten.

    Respecto de la deuda, el FA dice que la heredó en casi el 100% del PBI y la bajó sustancialmente, la desdolarizó, reperfiló y bajó tasas, lo cual es verdad.

    Lo que no se dijo es que todo eso fue posible gracias al descomunal esfuerzo de aquel gobierno del Dr. Batlle y el PN, que evitó el default “a pesar” del pedido desde el exterior de Tabaré Vazquez. Se canjeó y reperfiló, se saneó y encarriló la situación macro y se sentaron las bases del crecimiento, entregando el gobierno al FA con un superávit primario muy importante.

    Basta leer la exposición de motivos de la RDC 2004 para apreciar que las cosas fueron así y se escribieron de aquella manera, no por un acto de bondad del FA a la oposición de aquella época, sino más bien por la evidencia y contundencia de las cifras, y por razones estratégicas, ya que, dos meses después de esa RDC, se presentó el primer Presupuesto Quinquenal del FA. De hecho, en aquellos primeros años de gobiernos FA, cada vez que los referentes políticos tuvieron una cámara o micrófono en frente, la referencia repetida era la “herencia maldita”

    ¡En definitiva, a la hora de pasar raya lo que importa es la tendencia y el final!

    Aquel cambio de tendencia de 2014 se ignoró y nos llevó a este final que ahora se debate. No se  puede acusar al gobierno actual de oportunista o de una puesta en escena descontextualizada como se pretende, porque como se suele decir: “El que avisa no traiciona”, y vaya si el gobierno del FA fue avisado en reiteradas oportunidades.

    Concluyendo, respecto a la supuesta falta de contextualización a través del manejo antojadizo de cifras, del  que se acusa al actual gobierno, la situación es justamente la contraria, ya que falta de contextualización seria analizar los datos 2019 contra  2004 sin decir nada de lo que pasó antes de 2005, durante los 15 años y la tendencia de los últimos cinco.

    4) Otra cosa que se ha señalado tiene relación con la supuesta contradicción entre la crítica que se hace a los resultados y las fortalezas del país que se promocionan para captar inversiones.

    Ante este tipo de comentarios, corresponde señalar lo obvio y es que nadie “vende” nada, resaltando los defectos. Sería imposible imaginar vender un coche diciendo que consume mucho, frena poco y no tiene repuestos. Sería difícil imaginar vender el destino turístico playas uruguayas, diciendo que el tiempo es irregular y el agua es muy fría y, de hecho, ninguna campaña publicitaria oficial de los últimos 25-30 años lo ha hecho.

    La excepción, como siempre la ha marcado el inefable filósofo de Rincón del Cerro, cuando hace pocos días dijo que no entendía por qué los argentinos venían en verano a “cagarse de frío” en nuestras playas.

    Por tanto, no hubo de parte del gobierno contradicción alguna y sí mucho sentido común.

    Pasando a otros temas, también se adjudicaron el mérito del aumento significativo de las transferencias de recursos a los gobiernos departamentales, sin decir una sola palabra del verdadero motivo de dicho aumento, que no es fruto de la “generosidad” del FA como se pretende hacer ver, sino de la reforma constitucional de 1996 que el FA no votó y combatió.

    Lo que hizo el FA en estos años  es básicamente cumplir la Constitución. ¿¿Ese es el mérito??

    Para que se tenga una idea, las trasferencias totales de los últimos cinco años se situaron en promedio en  US$ 540 millones y, de ese monto, lo correspondiente a los artículos 214 y 298 de la Constitución, se situaron en el entorno de 85%-90%, según surge de los las propias RDC del periodo.

    Otra cosa que se señaló, tiene relación con el aumento del “famoso Gasto Social (GS)” y se tiran cifras de vínculos laborales, de cantidad de jubilados, de cantidad de estudiantes, siempre comparando 2019 contra 2004, de donde obviamente surgen incrementos significativos.

    En ese sentido se dice, por ejemplo, que en las áreas de salud, educación, vivienda, seguridad y seguridad social, hubo un aumento de 73.219 vínculos y en el total del Estado, de 72.290, lo cual significa que en el resto del Estado hubo decrecimiento de casi 4.000 vínculos, excluido intendencias.

    ¿Cuál es el sustento de que se hayan incrementado 73.000 vínculos? ¿Porque está bien que ese aumento significativo de funcionarios se haya producido? ¿No se podrían haber conseguido objetivos similares o mejores con 35.000, 40.000 o 50.000?  ¡¡Ahí está el punto!!

    ¿Cuál es el sustento de que a partir de 2008 los jubilados efectivos fueran tres veces más de los previstos por BPS al aprobarse la ley de flexibilización 18.395, incrementando el gasto en US$ 330 millones para 2016?

    ¿Cómo se explica que a partir de dicha ley uno de cada cinco nuevos jubilados lo fueran por la causal de “incapacidad” y se haya disparado el gasto en licencias por enfermedad, multiplicándose por más de tres, respecto de la situación anterior a 2008?

    Por último, a manera de reflexión final, me pregunto: ¿qué pretendían? Después de la mayor crisis financiera de la historia que casi hace desaparecer del mapa al Uruguay, después de haberla superado “a pesar de Tabaré Vázquez”, después de haber recibido la macroeconomía encaminada y el país en fuerte crecimiento como  el mismo FA reconoció en la RDC 2004, después de haber empalmado 10 años en fila de bonanza económica nunca vista, después de todo esos astros alineados, pretendían bajar la pobreza apenas 20 puntos, aumentar 30%-40% el PBI o bajar el ratio deuda/PBI a 70% u 80%?

    Haber logrado esos guarismos en contextos más o menos favorables, hubiese sido una buena performance, no así en la coyuntura extremadamente favorable en las cuales les tocó gestionar, que exigía resultados significativamente  mejores, muchos de los cuales afortunamente se alcanzaron y  luego progresivamente empezaron a perderse.

    De modo tal que hicieron lo que tenían que hacer e incluso algunas cosas que hoy exhiben orgullosamente como grandes logros, quién sabe si fueron tales, como por ejemplo, la “famosa inversión” en gasto social que supuso el ingreso de 73.000 nuevos funcionarios o el incremento descontrolado del gasto del BPS.

    Actuaron como si no hubiera mañana, transmitiendo la sensación de que el gasto público podría expandirse eternamente y cuando les cayó la ficha de que eso ya no sería posible, aumentaron la presión fiscal y el endeudamiento, “pateando para adelante” el ajuste que la realidad indicaba y reclamaba.

    Quizás por aquella máxima que suele acompañar la gestión de gobiernos “populistas” según la cual si la realidad no les da la razón, la equivocada es la realidad.

    Y ahora que les tocó jugar de oposición, parecería que quieren volver al pasado, haciendo lo que mejor saben, que es poner palos en la rueda, exigiendo aumento de gastos que en la realidad actual son imposibles de convalidar, pero son “música para los oídos” de sus seguidores más radicales y de muchos compatriotas castigados por el estancamiento y recesión de los últimos  años, agravada por la crisis sanitaria.

    Cr. Ricardo Diaz Nadal