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El mercado laboral uruguayo es dinámico: cada mes entre 2% y 3% inscriben o cancelan su registro en la seguridad social; el cambio de empleo es considerablemente mayor entre los jóvenes que entre los de más edad, y es superior la probabilidad de pasar de una empresa a otra de similar tamaño. Mientras, entre los que pierden un puesto, los que se amparan en el “seguro de paro” están el triple de tiempo sin reinsertarse que aquellos que no cobran dicho subsidio.
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Estas características surgen de un análisis de la dinámica del mercado elaborado por Verónica Amarante y Andrés Dean, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, publicado en la última edición de la “Revista de Economía” del Banco Central. El estudio se basa en una muestra de historias laborales de la seguridad social de los años 1997 a 2009, por lo que abarca distintas fases del ciclo económico (recesión entre 1999 y 2003, y expansión en adelante).
El mercado formal —el registrado ante el Banco de Previsión Social— abarca a cerca de dos terceras partes de los ocupados.
Las últimas estadísticas del mercado difundidas ayer miércoles 4 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes a julio, mostraron que la cantidad de empleos se redujo más que las personas dispuestas a trabajar. Como consecuencia de eso, la desocupación aumentó en medio punto porcentual respecto al mes previo y quedó en 7,1%. Eso representa a unos 121.000 individuos.
Entrada y salida.
La entrada y salida de la seguridad social difiere por sexo, edad, sector de actividad, tamaño de las empresa y niveles de ingresos de los trabajadores.
En promedio, entre 2% y 3% empieza o deja de hacer aportes jubilatorios cada mes, por lo que si esas tasas se proyectan al lapso de un año son uno de cada cuatro (25%) los que entran o salen del mercado formal. Se trata de una “alta” movilidad, a juicio de los investigadores.
La movilidad está muy correlacionada con el ciclo económico y la misma aumentó en los años de expansión. En 2002, cuando a la recesión se sumó una crisis bancaria en el país, la tasa neta de entrada (diferencia con las salidas) cayó a un mínimo de –5%.
Por edades las diferencias en términos de entrada y salida son marcadas, considerando promedios de todo el período analizado: el grupo de menores de 26 años presenta una tasa neta promedio de 11%, mientras que entre los de más de 55 la misma es de 0,65%.
El sector del comercio, restaurantes y hoteles registra tasas netas más sensibles al ciclo económico que el resto, con valores negativos de mayor magnitud durante la recesión y superiores en la recuperación.
Cuando se dividen los trabajadores en tres niveles (deciles) según su nivel de ingreso, los que ganan menos son los que muestran mayores tasas tanto de entrada como de salida. Eso respondería a que sus puestos laborales son los “más afectados a la hora de ajustar” en las empresas, explican los investigadores.
Movilidad.
Casi 24% de los trabajadores ocupados en 2008 pasó a estar fuera del mercado formal al año siguiente. De ese mismo total de ocupados, 5,6% se amparó en el seguro de desempleo (y de éstos, 82% volvió a ocuparse al vencer el período del subsidio).
El estudio detectó una “importante inercia” en el mercado, en el sentido de que las probabilidades de transición de trabajadores según el tamaño de las empresas son estables a lo largo del período. La posibilidad de pasar de una firma grande a otra similar es de 89,2%, y de pequeña a pequeña 83,4%; el pasaje de empresa chica a una de gran porte es de apenas 10,8%.
El riesgo de salida del mercado es creciente en los primeros años de vinculación laboral a una empresa, y luego se vuelve decreciente. “Esto refleja el hecho de que a partir de un cierto umbral, comienzan a operar los incentivos por la antigüedad (...) tanto para trabajadores como para empleadores”, señalan los autores.
En esa línea, en la investigación observan que los riesgos de perder el empleo (supervivencia laboral) son decrecientes con la edad, en promedio.
Los patrones son los que presentan mayor estabilidad como cotizantes a la seguridad social. “Suele asociarse el trabajo independiente con peores condiciones laborales, entre ellas inestabilidad”, pero sin embargo los dueños de empresas unipersonales le siguen en supervivencia.