Sr. Director:
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHace pocas semanas, durante uno de los conciertos de la Orquesta Sinfónica del Sodre, tuve oportunidad de ver una exposición con la historia y comentarios por los 85 años del Sodre.
Pude observar que el período transcurrido entre los años 1991 y 1995 fue prácticamente ignorado.
El suscrito, director Artístico y titular de la Ossodre durante esos años, al finalizar su contrato el 31 de diciembre de 1994, presentó una memoria de esos cuatro años, con la correspondiente firma, a cada uno de los integrantes del Consejo Directivo, una copia para el archivo de la Dirección Artística, una copia al Ministerio de Educación y Cultura y otra al presidente de la República.
Como seguramente no llegó la misma a los integrantes del actual directorio y tampoco al responsable de la elaboración de la exposición, me siento obligado a recordar algunos hechos sucedidos en ese período.
En primer lugar, no contábamos con una sala de conciertos como la actual, moderna, con temperaturas ideales y con una muy buena acústica. Trabajábamos en una sala muy precaria como la Sala Brunet y con un presupuesto infinitamente menor al que se utiliza en la actualidad.
La página editorial del diario “El País” con fecha 30 de diciembre de 1994 y titulado “Termina ciclo brillante” se refirió a la Memoria 1991-1994 presentada oportunamente, donde se detalló cada uno de los conciertos, solistas, directores, fechas y los comentarios de la prensa escrita.
Recuerdo las actuaciones del Trío Beaux Arts en el Triple Concierto de Beethoven en mayo de 1991 y el concierto de cámara el 15 de mayo de 1993 incluyendo al Trío de Tchaikovsky; el octeto de Mendelssohn por los Solistas de Zagreb; el “Réquiem” de Verdi dirigido por el Mtro. Romano Gandolfi, el 2º Concierto de Prokofieff con Mark Zeltzer quien venía de grabar con la Filarmónica de Berlín dirigida por Karajan, los conciertos para piano de Liszt con la eximia France Clidat, el debut en Sudamérica de los magníficos Cuartetos Borromeo (Schubert: “La muerte y la doncella”) o el St. Lawrence con el cuarteto en do menor de Mozart, el concierto Nº 2 de Tchailkovsky con el pianista Jerome Lowenthal.
El ciclo de 4 conciertos Vivaldi en la catedral metropolitana actuando como solistas integrantes de la Orquesta Sinfónica.
Además tuve el inmenso honor de dirigir a la Ossodre en todos los departamentos de nuestro país, siendo la primera vez que la misma se presentaba en cada capital bajo la dirección de su director titular, y muchas veces con solistas extranjeros de primer nivel como Dimitri Berlinsky en Rocha o Andrea Griminelli en Colonia.
Por primera vez se realizó un ciclo de abono en una ciudad del interior (Minas) paralelo al de Montevideo. Se invitó a tres pianistas uruguayos de enorme prestigio internacional y que hacía años o décadas que no se presentaban junto a la Orquesta: Dinorah, Varsi, Alberto Reyes y Homero Francesch.
Todos los diarios de nuestro país contaban con críticos reconocidos en música (Washington Roldán, Julio Novoa, Guillermo González, Egon Friedler, Eduardo Gilardoni, Barret Puig o Lorenzo Aguirre). Formulando comentarios que sería muy extenso detallar.
Fueron cuatro años fructíferos de trabajo en la Dirección Artística y la dirección de la Ossodre, cuando el resultado de ese quehacer del instituto fue vasto y diverso y abarcó a todo el país.
Agradeciendo la publicación, saludo a Ud. con mi consideración más distinguida.
Roberto Montenegro
CI 1.118.173-6