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La ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, analizó en los Desayunos Búsqueda los principales desafíos del sistema sanitario uruguayo
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Cristina Lustemberg, la ministra con mayor aprobación del gabinete según la última encuesta de la Usina de Percepción Ciudadana, participó este miércoles en el ciclo Desayunos Búsqueda, donde repasó los primeros meses de su gestión y delineó las prioridades al frente del Ministerio de Salud Pública.
Estos y otros temas formaron parte de un nuevo encuentro del ciclo de entrevistas organizado por Búsqueda.
El encuentro con la ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, cerró con lo que ya se ha vuelto un clásico del ciclo: la caricatura de Junior.
“La situación financiera es pública: hay una deuda de 280 millones de dólares. Ya existe un esquema de trabajo con el Ministerio de Economía, y los números están sobre la mesa. Pero no puede ser que la discusión se reduzca a si uno dice una cifra y otro dice otra, en lugar de enfocarnos en cómo vamos a pagar. ¿Cuál es el plan para saldar la deuda con los proveedores?”
“Por ejemplo, de esos 280 millones, 8 millones se deben a empresas que suministran oxígeno. Es paradójico: nos quedamos sin oxígeno. Al Hospital de Clínicas también se le debe una cifra importante. Que el Estado uruguayo tenga este nivel de deuda es grave”.
“Esperamos que se vote la Rendición de Cuentas, porque es una responsabilidad garantizar que se sigan pagando las obligaciones. Si no se paga, no se puede hacer funcionar la institución. Y si con este nivel de deuda no se aprueba, ¿cómo pretendemos seguir operando con los proveedores que nos suministran insumos médicos? Eso tiene consecuencias directas en los pacientes”.
“Después, claro, habrá que discutir si falló la gestión. Hay muchas áreas tercerizadas, muchas cosas que podrían resolverse de otra manera. Pero lo cierto es que este nivel de endeudamiento, en pleno invierno, tiene un impacto enorme”.
“La medicina se está atrasando. No puede ser que hoy los infectólogos estén reclamando antibióticos que la gente tiene que pagar a precios que no están regulados por el Estado. No puede ser. No puede ser que el acceso dependa de si alguien puede o no pagar“.
“El desafío son las condiciones estructurales que condicionan, a mediano y largo plazo, que hoy en Uruguay tengamos personas en situación de calle. Que alguien que esté privado de libertad y salga, ¿qué posibilidades va a tener? Que no tengamos dispositivos en todo el país para el abordaje del consumo problemático de sustancias. Que quien pueda pagar 150 mil pesos, si le toca tener a alguien cerca en esa situación, pueda acceder a un centro de rehabilitación. Que quien pueda acceder a la salud mental tenga que pagar cada sesión de psicoterapia 2.500 o 3.000 pesos, y una consulta con un psiquiatra 5.000 u 8.000 pesos. Eso no”.
“Hay que hablar menos y hacer más. Hay problemas que debemos resolver como sociedad, y no se solucionan de un día para otro. Me preocupa que ya haya gente pensando desmedidamente en el 2029, cuando todavía tenemos desafíos urgentes por delante”.
“En el gobierno pasado, apenas 13 días después de asumir, se instaló la pandemia. Y desde el primer día estuve apoyando las decisiones, trabajando junto al nuevo gobierno. Porque primero está el país”.
“Hay que dejar gobernar a quienes la ciudadanía elige democráticamente. La gente vota para que después podamos ponernos a trabajar en serio por el país”.
“Uruguay no es la Suiza de América, aunque a veces intentemos convencernos de eso. Tal vez estos días estoy especialmente sensibilizada, porque estamos atravesando situaciones muy duras con personas en situación de calle. Ayer, en el Pereira Rossell, había niños a los que era muy difícil darles el alta. Antes de autorizarla, había que verificar adónde iban a ir, porque si no, el alta era una condena: volver a la calle, y en algunos casos, a la gravedad o incluso a la muerte”.
“Sí, es cierto que tenemos buenos indicadores de desarrollo, pero más allá de nuestras diferencias políticas, el gran desafío que enfrentamos todos es la desigualdad. Y es una desigualdad que duele. Nos tiene que doler a todos”.
“Cuando uno le pide el voto a la gente, es para gestionar un país. Y también nos está faltando gestión en el Estado. La desigualdad en Uruguay es territorial, es intergeneracional, es étnico-racial y también es de género”.
“Los indicadores de desigualdad no están a la altura de los indicadores democráticos que tenemos. Y cuando las mujeres reclamamos ocupar lugares de decisión, no lo hacemos desde la victimización, sino desde una exigencia legítima de igualdad de derechos”.
“No podemos permitir que haya 30.000 personas esperando ser atendidas por un equipo de salud mental en ASSE. No podemos naturalizar que hoy haya 300 niños esperando por una cirugía oftalmológica en el Pereira Rossell“.
“Todos los días pienso en eso. No me gusta victimizarme, pero sí tengo claro por qué milito: quiero que haya muchas más mujeres en espacios de decisión, que haya ministras, senadoras, liderazgos femeninos en todos los ámbitos. Trabajo para eso”.
“Necesitamos una verdadera igualdad entre hombres y mujeres. Lo que reclamo es la escasa participación femenina en la política. En este gobierno, el gabinete muestra un avance, pero es tímido. Porque no se trata solo de los partidos: es la sociedad en su conjunto la que tiene que avanzar”.
