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    “Esto es una bomba de tiempo que se les va a reventar en la mano”, advirtió un dirigente del movimiento Un Solo Uruguay

    A cuatro meses de su creación, el movimiento Un Solo Uruguay organizó un encuentro y un cabildo abierto el viernes 25 en la Rural del Prado, donde sus integrantes analizaron el estado de situación de los planteos realizados al gobierno y las próximas medidas de manifestación.

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    En ese evento se pidió a los interesados a postularse a algún cargo en las próximas elecciones que abandonen sus funciones como representantes de las mesas departamentales del grupo. La idea de cortar rutas no prosperó en esa ocasión, pero la inquietud de los integrantes del grupo llevó a definir nuevas movilizaciones en junio en contra de un eventual incremento del precio del gasoil.

    En ese marco, Búsqueda interrogó a uno de los principales dirigentes del movimiento, Guillermo Franchi, que es productor rural de Paso de los Toros, sobre el trasfondo político, la relación con el Poder Ejecutivo y el endeudamiento del agro, entre otros temas.

    ¿El movimiento perdió fuerza?

    —La estrategia del gobierno de enfriar esto no le salió. Si quería hacerlo entonces el 26 de enero, después de la movilización en Durazno, ya hubiese tomado medidas. La demora en la respuesta a los distintos planteos hizo que la gente se enfervorice más. Ese gobierno de cercanía que plantean no tiene nada de cercanía.

    Esas cosas levantan la presión entre la gente y el movimiento crece. Cuando fue el Consejo de Ministros en la localidad de La Macana (Florida) un lunes a las 7 de la mañana había 6.000 manifestantes. Además se suma gente continuamente, que llama y participa, que quiere colaborar y elevar propuestas. Van entendiendo cuál es el objetivo y el modus operandi del movimiento.

    Sobre todo ocurre en el sector comercio. Hace poco en Tacuarembó hubo una reunión con mucha gente y hay miedo de los propios comerciantes de perder algún cliente por adherirse a algo que el Frente Amplio lo interprete como una amenaza política. Pero no somos una amenaza política y esos miedos se van poco a poco.

    Algunos tienen miedo de que por sumarse les caerán las inspecciones de Trabajo, de la DGI y del BPS. Pero con el pasar de los meses la gente ha ido entendiendo que esto no va contra un partido político o contra un gobierno, sino al revés, lo que se busca es que los administradores de turno entiendan la problemática y le den soluciones a la gente.

    Preocupa la falta de compromiso, aunque el propio presidente Tabaré Vázquez se comprometió personalmente a generar las mesas de trabajo y analizar los diferentes temas. Ellos mismos no están cumpliendo, porque hace 70 días que no se convoca a una mesa de trabajo.

    Venimos con reclamos, pero también con propuestas a discutir, no a imponer. La idea es que se nos dé la oportunidad de discutir estos temas. Pretendemos no llegar al fondo y pegarnos contra el piso.

    ¿Siguen vigentes los reclamos por el precio del dólar y del gasoil, considerando el incremento de la moneda estadounidense y de la cotización del petróleo?

    —En cuanto al tipo de cambio, el valor del dólar subió por factores externos, pero en los países vecinos aumentó más que en Uruguay. Hoy el sector exportador está más lejos que antes en la pérdida de competitividad.

    Argentina aumentó el precio del dólar 25% y Uruguay 10%. Y con la diferencia de que Uruguay exporta la mayor parte de lo que produce y los argentinos tienen un mercado interno que absorbe la mayor parte de su producción.

    Con el precio de combustible pedimos paridad de importación, que sea competitivo con la región. Tenemos un sobrecosto en el transporte de la producción.

    Más allá de la suba del dólar y del precio del petróleo, no se está atacando el problema y estamos perdiendo competitividad. Precisamos un sector exportador fuerte.

    La rentabilidad de las empresas viene en caída, lo que se ve agravado por el mazazo de la sequía y eso repercute directamente en lo que ingresa genuinamente por las exportaciones o por los créditos que se toman del exterior, y si se caen las exportaciones, entonces seguiremos endeudándonos.

    Algunos integrantes del Frente Amplio y del Poder Ejecutivo sospechan que el movimiento tiene a alguien detrás que lo financia y que busca desestabilizar al gobierno. ¿Qué dice sobre eso?

    —Cada uno se financia lo que hace o brinda colaboraciones. Esto es abierto, ¿por qué no están?

    Fuimos a hablar con Vázquez el 26 de enero y le dejamos más que claro que esto no es un partido político, sino que la idea es compartir un diagnóstico y pedir medidas para evitar que se llegue a tocar fondo.

    No somos pájaros de mal agüero, les estamos avisando a los administradores de turno que tienen la gran posibilidad de actuar ahora para que no se generen crisis, que todos sabemos cómo terminan en Uruguay, con miles de empresas cerradas y desempleo.

    El diagnóstico que le presentamos al gobierno en enero y que antes no lo compartía el equipo económico, ahora lo está reconociendo. Anunciamos que no habrá tanta exportación de granos, como el año pasado, y que se pudrió la mitad de la soja por exceso de agua durante la cosecha. Hoy se reconoce que el desempleo no es del 6%, que está cerca del 10%.

    —El escenario en la región también está complicado.

    —Nos preocupan los problemas de los países vecinos, pero el gobierno debe enfocarse en los problemas de los uruguayos, especialmente en el interior, donde las diferencias con Montevideo son abismales.

    La morosidad de los distintos sectores de la economía ha crecido exponencialmente en los últimos dos años y medio. Eso lo alertamos al Ejecutivo con datos del Banco Central, no los estamos inventando nosotros.

    En el interior el desempleo trepa al 20% en casi todos los departamentos, no es del 6%, como se piensa en el gobierno.

    Cuando decimos que corre riesgo la cadena de pagos, porque estamos ante un inminente cese de pagos, se nos sale a decir que no es así, que no se va a cortar, pero al mismo tiempo se le pide al Banco República que reperfile las deudas del sector agrícola en hasta cuatro años.

    La cuestión no es que te den la razón o no, el movimiento lo que pretende es que se tome conciencia de la real situación y se trabaje antes de llegar al fondo. No queremos que pase lo que sucede en Argentina que de un día para otro sube un 25% o tener una inflación del 40%. No quiero ser como Brasil, ni Argentina, ni Paraguay, somos uruguayos, queremos vivir en Uruguay y nos merecemos tener una oportunidad de desarrollo mucho mayor que la que tenemos. En base a eso estamos luchando.

    Pretendemos que el gobierno tome conciencia de que esto es una bomba de tiempo y que se les va a reventar en la mano. Ese es el mensaje para el Poder Ejecutivo, para la fuerza de gobierno, para todos los legisladores.

    Tal vez en Montevideo todavía no se esté notando tan fuertemente (ese problema), pero se va a venir y mucho más rápido de lo que pensábamos al principio.

    ¿Esa situación puede incidir en la decisión de los votantes en las próximas elecciones perjudicando al oficialismo?

    —Todavía tienen una gran chance. De las 50.000 o 60.000 personas que fueron a la manifestación en Durazno, si hacemos la lógica, el 50% es del Frente Amplio. ¿O no es el partido de gobierno?, porque ganó con la mayoría de los votos.

    A nadie se le preguntó a quién había votado en Durazno. Ahora, porque hayan votado al Frente Amplio no puede ser que no puedan ser críticos de una situación que le está pegando en el bolsillo, en el empleo y en la canasta básica que no se llega a cubrir. ¿No le preocupa (al gobierno) que se hayan perdido 40.000 puestos de trabajo en el agro?