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Antonio Iglesias fue un histórico dirigente sindical de la Federación de Obreros del Vidrio, fue fundador de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) en la década de 1960 y también un destacado dirigente de su secretariado. Tanto que una sala de la sede del actual PIT-CNT lleva su nombre en reconocimiento a esa trayectoria. En paralelo, Iglesias fue el dueño de la murga Diablos Verdes del barrio La Teja y, por esa actividad, presidió en más de una oportunidad a los Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay (Daecpu).
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En 2018, los componentes de los conjuntos de Carnaval crearon su propio sindicato, que hoy tiene unos 500 integrantes y se reúne semanalmente en la sala Antonio Iglesias del PIT-CNT. El principal obstáculo con el que se está enfrentando el flamante Sindicato Único de Carnavaleras y Carnavaleros del Uruguay (Sucau) es el desconocimiento de la actual Directiva de Daecpu, presidida por Enrique Espert.
“Hay una historia de Daecpu que no se condice con la forma de actuar de la directiva actual”, lamenta la secretaria general del Sucau, Myriam Bertolini.
Según su relato, en las últimas semanas dos episodios dejaron clara la estrategia que desarrolla Daecpu para obstaculizar al sindicato. El Sucau intenta conformar en el Ministerio de Trabajo un subgrupo para la negociación colectiva en el marco del grupo 18 que abarca a los sectores llamados residuales. Con ese horizonte se había hecho una primera reunión tripartita el 12 de noviembre y se había convocado una segunda para el 2 de diciembre. En representación de Daecpu se presentó en ambos encuentros Edward Yern, acompañado por un abogado de la institución.
Para que se conforme el subgrupo es necesario que Daecpu asuma la representación de la parte empleadora como organización más representativa. El Ministerio le había pedido a Yern que trasladara esa solicitud a la directiva y que concurriera al siguiente con un aval, pero en la reunión del lunes 2 el representante de Daecpu dijo que había obtenido una respuesta negativa y que por ende “no estaban avalados para negociar”.
Una situación similar se dio el pasado lunes 9 en otra reunión tripartita convocada por la Gerencia de Eventos de la Intendencia de Montevideo. Otra vez asistió Yern pero dijo que simplemente hacía “acto de presencia por respeto a los interlocutores” pero que en realidad estaba imposibilitado de “representar a Daecpu”, por lo cual se retiró inmediatamente de la reunión.
“Es insólita la situación. Quedamos muy asombrados. El desconocimiento a la organización sindical lastima y sorprende. Nuestro objetivo es ser la tercera pata de la organización del Carnaval y sentarnos a conversar. Pero para ellos no somos parte”, dijo Bertolini.
Aun con esos contratiempos, la situación es mejor que la que tenían el año pasado, cuando el diálogo con Daecpu se había cortado completamente y Espert había calificado a los representantes del Sucau como “un montón de chantas manijeados” por los futbolistas (Búsqueda Nº 2.002).
En aquel momento su canal de diálogo era con el gerente general de Daecpu, José Morgade, quien luego fue echado de la institución. Ahora, Bertolini resalta que tienen un diálogo fluido y respetuoso con Yern.
Además, hay otro elemento que la hace pensar que el Sucau está logrando cambios: por primera vez, en el Carnaval se empezó a hablar de contratos. Cada año, Daecpu les exige a los directores de los conjuntos que van a participar del Carnaval que firmen un contrato relativo a los derechos de televisación. Este año, por primera vez, Daecpu les entregó además a los directores un modelo de contrato de cesión de los derechos de imagen que les sugirió hacer firmar individualmente a cada integrante de sus conjuntos.
El Sucau considera que el contrato que pretenden hacer firmar a los componentes es “absolutamente leonino”. De hecho, le recomiendan a los trabajadores que no lo firmen, aunque algunos ya lo hicieron. Como ejemplo, Bertolini dijo que con la redacción actual al firmar “estás cediendo infinitamente los derechos de imagen” de este Carnaval y, además, no dice nada acerca de la forma en que el director debe pagarle, a los carnavaleros.
El tema del contrato fue abordado en el Ministerio de Trabajo. El Sucau pretende lograr alguna instancia de intercambio para mejorar la redacción de ese documento modelo.
“Hay un antes y un después de que nosotros nos creáramos como sindicato y empezáramos a hablar de los derechos del trabajador, de las deudas y de los derechos de imagen. Hoy estamos hablando todos del contrato, discutiendo el tema, en el acierto o en el error”, valoró Bertolini.
El actual representante de Daecpu, Yern, fue basquetbolista en la década de 1980, se desarrolló luego como empresario en el fútbol y tiene lazos cercanos con la empresa Tenfield. De hecho, fue su gerente hasta que en 2008 fue procesado con prisión por “financiamiento de narcotráfico”, debido a que cheques que llevaban su firma eran utilizados por alguien vinculado a la venta de drogas. La versión de Yern era que le prestaba dinero a un amigo sin saber qué destino tenía.
Más acá en el tiempo, ya fuera de prisión, el actual representante de Daecpu estuvo vinculado a otro episodio polémico. En 2015, el libreto de Cayó la Cabra incluía una escena humorística sobre los procedimientos mafiosos de Tenfield: un murguista era asesinado en escena luego de cantar unos versos críticos sobre la empresa de Francisco Casal. Yern, por iniciativa propia, llamó a integrantes de la murga a conversar al local de ensayo de los parodistas Los Muchachos, “conjunto del que es dueño” y les sugirió que retiraran ese fragmento, que podía perjudicarlos.
“Fue como una sugerencia. Lo podés tomar bien o lo podés tomar mal. Les dije que se están comprando un enemigo con alguien que tiene los derechos hasta el 2025. Que sean inteligentes. Tienen que ser inteligentes para moverse, porque están adentro del sistema”, dijo el propio Yern al portal 180.