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Las altas temperaturas del verano aumentan la posibilidad de que las vacas en los tambos sufran estrés, lo que repercute en pérdidas económicas para el productor. En estas condiciones, estos animales no solo reducen su ritmo de ordeñe, sino que también se ve perjudicada su salud hasta el punto de que puede provocar su muerte.
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Las vacas tienen la necesidad de mantener una temperatura corporal estable, la cual se ubica en el entorno de los 38°. Si los vacunos se mantienen en este nivel, sostienen el ritmo de producción. Si, por el contrario, la temperatura del entorno y la humedad se ubican por encima de ciertos límites, sus mecanismos regulatorios se desbordan y empiezan a experimentar estrés.
Las vacas afectadas por el calor incrementan su ritmo respiratorio. Mientras que el ritmo normal se ubica entre 35 a 50 movimientos por minuto, en el momento que experimentan estrés superan los 80 movimientos. Además, cuando esto sucede, los animales respiran con la boca abierta, jadean y la lengua les cuelga de la boca. También generan salivación excesiva, pierden saliva por la boca, y disminuye la actividad corporal y el consumo de alimentos.
Los animales con menor edad son los que más se perjudican con el calor. Las vacas de ordeñe son más sensibles que las secas, en tanto que las vacas de alta producción se estresan a inferior temperatura y son más vulnerables.
Para evitar esto, los productores pueden aplicar distintas medidas que tendrán efectos favorables en el nivel de ordeñe, según indican especialistas en la materia. Proveer sombra natural suficiente para todos los animales o sombra artificial en potreros o corrales de encierre es una de las sugerencias hechas por los especialistas. Disponer de sistemas de ventilación o aspersión para duchar a los animales en la sala de ordeñe o mojar a las vacas encerradas en el corral de espera durante 20-30 minutos utilizando la manguera de lavado de pisos son otras de las recomendaciones.
El espacio ideal de los potreros para que los animales estén en buenas condiciones es de de 3,5 metros cuadrados por animal. En las temporadas de calor, a su vez, la cantidad de agua necesaria para una vaca adulta es de 120 litros por día. Por otro lado, otra de las indicaciones es bajar la cantidad de los alimentos fibrosos y subir los concentrados en energía en la alimentación de la vaca.