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El conjunto de espectáculos que nos está brindando la “fuerza política” que nos “gobierna” merecería el reparto de pop y refrescos para (por lo menos) hacer más llevadera la función, y compensar el dramatismo de las obras con algún consuelo gastronómico para los sufridos espectadores.
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De las varias pelis que nos están perpetrando, digo, proyectando, la de la pulseada legislativa por el art. 6 de la Rendición de Cuentas ofrece ribetes de excepción.
Los juegos malabares para sacar 500 millones de acá y ponerlos allá, divididos en 300 y 200, pero con la condición de que se pongan 158 donde había 420, reforzando el rubro 22 y castigando al 33, “salvando así el destino de la educación” (como si con esos millones fueran a hacer otra cosa que pagarles aumentos de sueldos a los indecentes docentes que no son capaces de sacar gurises de sexto de escuela rumbo al liceo con un mínimo de comprensión lectora) son dignos del “Cirque du Presupuesteil”.
Han hecho más cuartos intermedios que los que construyó Pintos Risso en toda su vida, y el único humo blanco que surgió de esos aquelarres fue el de los porritos que salían a fumarse afuera entre desencuentro y desencuentro (con la tranquilidad de que si se les acababa la “materia prima” la iban a comprar a la farmacia de enfrente). Cada vez que volvieron a sesionar, fue para trancar más las discusiones, y poner todos los palos posibles en las ruedas de la Comisión de Presupuesto.
Me cuesta reproducir el apodo que la propia bancada oficialista les puso a los cuatro orejanos que no se fumaban el proyecto del Poder Ejecutivo. Sus propios correligionarios los bautizaron “los cuatro soretes del apocalipsis”, con el perdón de la palabra, pero reconozcamos que el nombrete con el que sus mismísimos colegas bautizaron a los rebeldes, es, al menos, ingenioso.
En medio del debate mortal entre la AUF y el Ministerio del Interior sobre la reanudación del fútbol, la pulseada sobre la instalación de las cámaras de identificación facial le proporcionó una idea a la oposición (¡por fin una idea de la oposición!).
El Partido Nacional propuso en el plenario la instalación de cámaras de identificación facial en la sala de reuniones de la bancada oficialista, de modo que todos pudieran saber quiénes eran los que venían trancando el trámite legislativo, observando los debates internos del Frente Amplio “en nombre de la transparencia de la que tanto cacarean”.
Al fin, gracias a la tecnología, se pudo descubrir quiénes eran los tránsfugas, que terminaron votando el artículo seis con más tajos y cirugías que Moria Casán confiados que en el Senado aparecerá algún otro buey corneta del grupo, que se ocupará de volver a trancar el trámite.
Hay que agregar que el sistema de las cámaras de identificación facial les gustó a los integrantes de la bancada oficialista, quienes elevaron una nota a la Presidencia solicitando que se instalen estas cámaras en la sala de reuniones del Consejo de Ministros, así también se puede identificar a quién (o quiénes) cantaron errado el acuerdo al que había llegado el presidente Vázquez con la Mesa Política del FA, que terminó en el pantano de la llamada “zona gris” de la Rendición de Cuentas, debido al cual todos están todavía con las patas en el barro.
Gracias a las benditas cámaras identificatorias, no solo podrá empezar en breve el Campeonato Uruguayo, sino que, con las incorporadas en la sala de reuniones de la bancada frentista, se pudo saber asimismo que las medidas contra las universidades privadas no se limitan únicamente a la eliminación de las exoneraciones fiscales a las donaciones de privados, que les permitían financiar becas e investigaciones, sino que van mucho más allá.
En efecto, se ha podido ver en acción a la diputada Macarena, la del apellido de superhéroe (nunca me acuerdo si es Aquaman, Superman, Batman o Gelman) la que propuso un aditivo al artículo de las exoneraciones con el fin de castigar aún más al capitalismo neoliberal académico que viene colonizando la educación terciaria en perjuicio de los pobres que cursan en la Udelar (que son el 2% del total de estudiantes, pero algo es algo, y la lucha no se mide por pequeños o grandes porcentajes).
El artículo ahora dispone asimismo la expropiación del patio central de la Universidad de Montevideo, el cual se destinará en el futuro a la instalación en ese ámbito de un local de rehabilitación de menores infractores. Los menores condenados por delitos graves serán integrados en la población estudiantil de la UM durante los recreos, de manera de organizar torneos de rayuela, salto a la cuerda, oratorio festivo con lectura de poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, torneos de ajedrez y de mancha agachadita. Esta inclusión social sin duda traerá grandes beneficios a los jóvenes de contextos críticos condenados por homicidios, violaciones y tráfico de estupefacientes.
En el párrafo siguiente, el nuevo aditivo al artículo dispone la expropiación del jardín central de la Universidad Católica, en el cual se instalará un centro de clasificación de residuos domiciliarios y hospitalarios, en el cual cooperarán los hurgadores que vuelquen el contenido de sus carritos en el parque universitario, así como alumnos y profesores de este centro de estudios, en una inédita acción de responsabilidad social empresarial y académica.
Al Claeh, por el mismo artículo, le será expropiada su cartera de títulos universitarios, la cual le será entregada al vicepresidente de la República, de manera que pueda elegir el título que más le guste, para salir del aprieto en el que él mismo se ha metido.
Las famosas cámaras identificatorias también fueron instaladas en la sede del Frente Amplio, donde todavía siguen contando los votos, aunque parece que al Javi no lo para nadie. El que las hizo instalar fue el Pacha, que ha filmado todo el proceso de conteo, porque sostiene que ha habido fraude en el recuento de los votos.
En un acto sin precedentes, anoche hizo rebobinar las cintas y pasar lo que se lleva filmado, para abonar sus afirmaciones. Cuál no sería su sorpresa cuando, al exhibirse la filmación, en vez del escrutinio apareció en pantallas la película “Misión Imposible”…