El cineasta Nacho Álvarez se abrió camino en España y dirigió su primer largometraje junto con los productores de El secreto de sus ojos
El cineasta Nacho Álvarez se abrió camino en España y dirigió su primer largometraje junto con los productores de El secreto de sus ojos
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNacho Álvarez explota de felicidad. Hace tres años llegó a Madrid sin un plan. Quería probar suerte, ver qué pasaba y evitar que lo acechara en unos años el temible ¿qué hubiera pasado si... ? Un repaso fugaz de su currículum hasta entonces diría que comenzó a dirigir publicidad al recibirse de la Licenciatura en Comunicación, a los 25 años. Los fashion films (para marcas como Daniel Cassin y Harrington) eran su fuerte y tenía experiencia en videoclips musicales; ninguna en ficción. Pero la suerte es de los intrépidos, y si hay algo que Nacho se considera, además de "caradura", es afortunado. A los pocos días de instalarse en su piso madrileño tenía una reunión con una productora uruguaya afincada en España de la que nunca había oído hablar: Mariela Besuievsky. Se enteraría después de que estaba frente a un peso pesado de la producción hispana y rioplatense: su nombre está detrás de filmes como el ganador del Oscar El secreto de sus ojos (Juan José Campanella), Un cuento chino (Sebastián Borensztein), Los crímenes de Oxford (Alex de la Iglesia), Plata quemada (Marcelo Piñeyro), El dirigible (de Pablo Dotta, presentada en su momento, 1994, como la primera película uruguaya, y sin duda la de mayor presupuesto en el país hasta entonces), y más recientemente El reino, de Rodrigo Sorogoyen, ganadora de siete premios Goya el año pasado.
Tornasol Media, la empresa de Besuievsky y su marido, el también productor y director Gerardo Herrero, sumaría poco después a su cartera de proyectos Explota explota, una comedia musical que partió de la idea original de Nacho Álvarez y que él mismo dirigió. La ópera prima del uruguayo, el segundo hermano Álvarez que vemos triunfar en la industria fuera de fronteras después del éxito de Fede en Estados Unidos, ya está en etapa de posproducción, contó con un presupuesto de 3 millones de euros y tiene fecha de estreno prevista en España: 2 de octubre. El director de 33 años inicia así su camino independiente en el cine mainstream pero en castellano, a miles de kilómetros y con un océano de distancia del Hollywood que supo conquistar Fede hace casi 10 años.
Con frescura y convencido de que, en parte, una sucesión de casualidades y golpes de suerte hicieron posible la película, Nacho habló desde Madrid con galería sobre los desafíos que implicó escribir un musical, el origen de su admiración por Raffaella Carrà, los encuentros con la diva italiana, la apertura de las salas de cine en España, la experiencia de crecer en una familia cinéfila y el reto de empezar un camino propio e independiente.
¿Cuánto hace que vivís en Madrid?
Esta semana hizo tres años. Fue todo muy loco porque me vine para acá a ver qué pasaba y empecé a tirar mails a productoras. En un momento me picó el bicho de decir: ¿por qué no hago una peli? Pero más como un sueño. Mi hermano es director, es Fede Álvarez, entonces le pregunté a él si conocía alguna productora en España, porque tenía una idea que podía dar para una peli. Me copió en un mail con una productora que me dijo que era uruguaya y que vivía en Madrid, Mariela Besuievsky. Yo no la conocía, no tenía idea de todo lo que había hecho. Mariela me dijo: "Dale, venite este martes por la ofi y nos conocemos". Y esto fue como a los 15 días de que yo llegara, recién aterrizado. Mariela tampoco tenía ni idea de quién era yo. Conocía a mi hermano porque justo se habían visto a principios de año, pero nunca habían hecho un proyecto juntos.
¿Y cómo se disparó la idea del musical de Raffaella Carrà?
Yo le dije que me gustaría dirigir un musical, y a ella le encantó. Mariela tiene producidas como 80 películas, pero nunca había producido un musical y me dijo que desde que había visto La la land tenía ganas de producir uno. Mi idea en ese momento era hacer una peli con las canciones de Mecano. Hubo un musical del grupo que estuvo muchos años en Gran Vía, en Madrid, pero nunca se llevó al cine, y me llamaba la atención. Además, me encanta Mecano. De caradura entonces, solo habiendo dirigido publicidad, le dije de dirigir esta película. Ese sábado me invitó a merendar a la casa, porque justo estaba en Madrid uno de los guionistas que trabajó en la obra de teatro de Mecano.
Qué casualidad.
Sí, todo era así. Fui ese sábado a merendar y yo tampoco tenía idea de quién era Gerardo Herrero, su marido, que produjo 150 películas y dirigió 18 (números reales). Después de las reuniones googleaba y decía: "A la mierda, si hubiese sabido me hubiese puesto mucho más nervioso". Este guionista nos contó que el proyecto de Mecano se intentó hacer en su momento, pero que por problemas legales nunca se hizo. Yo veía el barco hundiéndose con la única idea que tenía y les dije enseguida: ¿Y si hacemos un musical con las canciones de Raffaella?
¿Así empezó todo?
Sí. Todo fue muy raro, porque a los días de haber llegado a Madrid, antes de juntarme con Mariela, veo una nota de El País de España que dice: "Este fin de semana, si está por Madrid, podrá ver gratis a Raffaella Carrà". Casi me caigo al suelo de la emoción. Fuimos con unos amigos. Era como una feria italiana en un centro cultural de Madrid y Raffaella era la madrina. Era la primera vez que la veía a dos metros, sobre el escenario. Simplemente habló, saludó al público, tarareó una canción y se fue. Corte a (elipsis de tiempo en jerga de guionistas): me junto con Mariela, me dicen que la idea de Mecano es imposible, les propongo la de Raffaella y les encanta. Además, podíamos hacer una coproducción con Italia. Desde ahí no paramos. Eso fue un sábado y el lunes estaba firmando el contrato de guion.
Escena de Explota explota.
¿Ya habían visto algún trabajo tuyo?
¡No habían visto nada! Mariela no vio nada. Esa semana le mandé por mail mi reel, que era puro trabajo de publi y de moda, y ya está. La primera etapa era escribir la historia, porque lo que yo tenía era solo una idea, un concepto, nada más. Ni siquiera me considero guionista. Puedo tirar ideas, pero no es que sea guionista. Entonces llamé a un amigo uruguayo, Eduardo Navarro, que es guionista y vivió muchos años en España. Él escribió algunas series, en Uruguay hizo Rotos y descosidos, una serie que pasaron TV Ciudad y Canal 5. Le expliqué que teníamos que escribir una historia para presentar dentro de un mes y nos pusimos a trabajar. Después bajamos al papel el esqueleto de la historia, y el guion básicamente lo escribió Eduardo con David Esteban Cubero, que es español pero vive en Uruguay y ya habíamos trabajado juntos.
¿Trabajaban a distancia?
Claro, ellos lo escribían y yo iba viendo lo que iban escribiendo. Conozco todas las canciones de Raffaella, entonces el guion se escribió a partir de las que sí o sí queríamos que estuvieran en la película. Ellos iban escribiendo y yo iba supervisando, y donde había un hueco para poner una canción, yo sabía qué canción poner.
Parece ser un musical al estilo Mamma Mia!, en que la historia se narra a través de canciones de Abba, pero apenas hay un guiño al grupo, no es el tema central.
Sí, la idea se la vendí a Mariela como un Mamma Mia! a la española. Y Raffaella tiene ese feel good que tiene Abba. Y ahí escribimos el primer borrador de guion. Yo estaba superasustado porque no sabía si le iba a gustar a la productora, pero le encantó, así que no paramos. Tuvimos un año un poco más lento, en el que no pasó mucho pero se hizo todo el trabajo de hormiga de buscar fondos, y el año pasado, a mitad de año, ya teníamos luz verde para filmar. Empezamos la preproducción en setiembre y octubre, y rodamos siete semanas en noviembre y diciembre.
Terminaron justo antes de que se desatara la pandemia.
Sí, la peli la filmamos cinco semanas en Madrid, dos en Pamplona, y después teníamos dos días más de rodaje en Roma en enero. Estuvimos ahí una semana, volvimos, y al poco tiempo explotó todo. Tuvimos mucha suerte porque pudimos terminar la película. Ahora estamos en etapa de posproducción.
¿La película es hablada en español?
Sí, es una coproducción España-Italia, la idea es doblarla después al italiano.
¿La voz de las canciones es de la actriz principal, Ingrid García-Jonsson?
Canta Ingrid, sí, pero es una película bastante coral. Tiene como 13 canciones y es una película en que todos los personajes son superimportantes.
¿Cómo fueron las negociaciones con Raffaella Carrà?
Nos parecía muy importante contarle a Raffaella lo antes posible esta idea. Entonces, Mariela y la coproductora italiana, Indigo Film (ganadores de un Oscar por La gran belleza), hicieron el trabajo de contactarla. Esto fue en Semana Santa del año pasado, en 2019. Le mandamos la sinopsis por mail. Yo estaba en Asturias, porque tengo familia ahí, y me llamó Mariela para decirme que Raffaella nos quería invitar a almorzar a su casa en Roma (risas). Esto era un lunes y nos quería ver el Jueves Santo en Roma. Todo flash. Yo viajé a Madrid y con Mariela nos tomamos un vuelo a Roma por el día. Para mí era un sueño hecho realidad, tengo muchos discos de vinilo de Raffaella de cuando vivía en Uruguay.
¿Cómo se dio ese fanatismo?
Cuando yo tenía 25, por ahí, un día vi en Tristán Narvaja un disco de ella, el que tiene los hits. Estaba superbarato, lo compré a 20 pesos creo. Me lo llevé a casa y así empecé a coleccionar discos; fue en esa época en que hubo un boom de discos de vinilo, cuando volvieron. Después me puse a coleccionar discos de Raffaella, porque me encantaba. Me gusta ese tipo de canciones, como las de Mecano, divertidas.
¿Y cómo fue ese almuerzo en Roma con ella?
Llegamos de mañana y la información era que nos invitaba a almorzar. Ella vive en un barrio lindo de Roma. Nos invitaron a pasar a un apartamento que era como su oficina, con todos los discos de oro, platino, superochentosos, en la pared; brutal (risas). Estaba su representante, su asistente, y nos hicieron sentar ahí. Éramos Mariela, los productores italianos Carlotta Calori y Nicola Giuliano y yo. Como nos recibió en la oficina pensé que iban a ser cinco minutos y ya está, pero cuando entró Raffaella me preguntó superentusiasmada, con mucha curiosidad: "¿Qué es esto?". Yo le dije -en español, porque ella habla perfecto español-, que soy superfan, que se me ocurrió hacer una peli con sus canciones y que habíamos ido a contarle a ver qué le parecía. Ahí saqué el iPhone y le iba poniendo play a las canciones a medida que iba contándole la historia: "Y ahora suena tal canción, y ahora Hay que venir al sur, y ahora a la pareja le pasa esto y suena esta". Ella se moría de risa y no podía creer que estuviéramos haciendo una película con sus canciones. Hay algunas en la película que no son muy conocidas pero que a mí me gustan y funcionan para la historia. Lo importante en un musical es que las canciones fluyan y que se sienta que forman parte, que no las estás poniendo por poner. De algunas canciones ella me decía: "¡Creo que la he cantado dos veces y no lo hago desde el 84!" (risas).
Nos escuchó superentusiasmada y en un momento nos dijo: "Bueno, vamos a almorzar". Tiene dos apartamentos en un piso, entonces ahí pasamos al otro, que parecía ser su casa, y nos ubicó en la mesa, a mí a su izquierda y al productor italiano, Nicola, a su derecha. No paramos de conversar, ella contó anécdotas de su vida y cosas así. Estuvimos dos horas y media y nos volvimos superfelices, porque lo que queríamos era su visto bueno, su bendición para el proyecto, y que confiara.
¿Ella tiene alguna aparición en la película?
Eso es un spoiler (risas).
Amazon es coproductor. ¿La película se va a estrenar en esa plataforma?
Es una coproducción entre Universal, que es la distribuidora, TVE española y Amazon. Lo que implica una coproducción entre estos tres gigantes es que primero sale al cine en octubre; más adelante, a los meses, sale en Amazon; y por último, al año más o menos, TVE española la pasa por televisión. Esa es la escalada.
¿O sea que estiman que en octubre las salas de cine estarán abiertas en España?
Tuvimos suerte, porque la fecha de estreno en España la fijamos a principios de año y conseguimos el 2 de octubre, que acá es una muy buena fecha porque es otoño y es como el inicio del año lectivo. Igualmente parece que el mes que viene, a finales de junio, podrían reabrir ya los cines: hay muchos estrenos para junio, julio, agosto y setiembre. O sea que por ahora viene todo bien. Puede ser que en algún momento cambien la fecha, pero no creo.
¿Te ves incursionando en otros géneros?
Sí, la verdad que sí. Cuando me planteé hacer un musical fue porque dije: ¿qué película, qué genero puede hablar un poco más de lo que he hecho hasta ahora? Y el musical es también una especie de fashion film, tiene mucho de estética del mundo del videoclip. Sin embargo, es muy difícil escribir un musical, encontrar la manera de amalgamar todas las canciones, pero se me dio bien por suerte. El género que más me divierte, en el que me siento cómodo, es la comedia, y esta es una comedia musical. Me gusta improvisar chistes y dirigir a los actores en ese sentido. Pero me gustan los directores que se tiran a la piscina y cambian de género todo el tiempo. Eso es lo mejor, ir probando.
¿Nunca pensaste en Hollywood, la opción más obvia dado el camino que siguió tu hermano?
No. Uno, porque mi nivel de inglés es superbásico, y dos, porque siento que en Estados Unidos hay una competencia abismal. A mí, incluso, filmar publicidad en España me costó mucho, porque hay muchísimos directores, el mercado de publicidad es 10 veces más grande que el de Uruguay y hay 10 veces más técnicos y directores.
De alguna manera elegiste hacer tu propio camino.
Sí, también eso. El de Fede es su camino, y yo quería hacer el mío propio, personal. Y el mercado español está genial, tienen una industria de cine gigante, se hacen muchísimas películas y me gusta mucho España. No paran. Ellos se quejan del cine español, como nos quejamos los uruguayos del cine uruguayo. Se comparan con la región, porque Italia y Francia tienen más dinero para cine que España, pero tampoco tanto más.
¿Cómo fue la formación en tu casa, en la que se criaron dos cineastas en una familia cinéfila? ¿Cómo fuiste absorbiendo el cine?
De a poco. Mis padres vivieron con mis hermanos en Bélgica y, ya en los 80, en Europa había cable. Entonces papá tenía toda una videoteca de películas grabadas de la tele en francés que se había traído. De niño me acuerdo de ver Chaplin todo el tiempo. Me crié mirando Scaramouche, una película de Estados Unidos de los 50, que era mi favorita. Y básicamente eso, hablar de cine. Mi papá era muy especial y mi manera de conectar con él era hablar de cine. A mi otro hermano, Andrés, que no es cineasta pero es superamante del cine, le pasaba lo mismo. A todos nos pasaba eso. A Fede le costó mucho entrar en el mundo del cine. Papá había estudiado Comunicación y era doctor en Comunicación Social, y cuando Fede se puso a estudiar, mi viejo no quería que hiciera Comunicación, porque a principios de 2000 en Uruguay no había mucha industria, y mi padre lo había sufrido. Fede empezó a hacer cortos y publicidad y preparó un poco el camino. Yo me llevo 10 años con mis hermanos. Cuando tenía que entrar a la universidad, mi viejo ya sabía que yo iba a estudiar Comunicación; era el típico que me gustaba más lo artístico y no me gustaba nada estudiar.
Cuando terminé la carrera, con 24 años, empecé a hacer videos para Pablo Giménez, la escuela de diseño; él fue uno de los primeros que me contrató para hacer fashion films. Al mismo tiempo hacía fotos de backstage en una productora y después hice campañas de otras marcas de ropa. Cuando tenía tres o cuatro fashion filmes me ofrecieron para dirigir publicidad en la productora donde hacía fotos.
Fuiste creciendo de a poco.
Fui conociendo qué era lo que me gustaba. Porque a veces es difícil, cuando sos muy joven, saber lo que realmente te gusta.